Trabajar como maquilladora no es fácil, pero es más complicado cuando conoces al modelo líder de las marcas y decide coquetear al mismo tiempo que el manager de la agencia, también modelo, quiere invitarte a cenar. Pero nunca es buena idea salir con...
Una cosa era cierta, no podrías volver a casa, al menos no durante unas horas. Los reporteros estaban fuera de la cafetería, en el camino en auto Sanha te pasó su celular mientras conducía. -Vaya ya lo están pasando en vivo, graban la cafetería porque piensan que sigo ahí. A diferencia de el que sonreía, no le veías la diversión. -¿ay cuando se irán? Debo volver a casa, no he terminado unos bocetos que me encargo la supervisora Moonbin suspiro, tampoco parecía molesto -Nadie sabe cuando se irán, pueden ser horas, un día o quizá más. Hasta que no vean a Sanha en otra parte. -Estás... está diciendo, jefe, que no puedo volver a mi casa en un día? Asintió fingiendo lamentarlo, pero se volvió a mirar por la ventana como si nada. Soltaste un suspiro en frustración. Miraste al vacío un rato, antes de preguntarte a donde se dirigía Sanha, estaban adentrándose en la ciudad, de pronto entro a un barrio muy costoso, paso por un gran portón que cerraba toda una avenida. -¿que es esto? -Bienvenida a donde vive el dinero. -Dijo Moonbin, un poco amargamente, sostenía una caja con botón que accionó el gran portón y nos dejó entrar. -Estamos yendo a ...su casa?! No respondió, pero disimulaba una sonrisa, Sanha tampoco parecía alterado...como si hubiera estado ahi antes. -Es un hábito suyo llevar a sus empleados a su casa recién los conoce? Moonbin soltó un bufido pero contenía una sonrisa-Solo a los especiales Sanha sacó otro botón mientras llegaban a otra reja -Y solo los más especiales tenemos llave Te sonrojaste sin saber por que, o sea que Sanha había estado ahí antes. Se estacionaron bajo un enorme y brillante edificio de cristal La recepción era elegante de piso estilo mármol, hecha de cristales, la señorita del escritorio saludo educadamente y subieron al plateado elevador. Todo olía limpio, nuevo, pensaste que ese debía ser el olor... del dinero. Salieron a un alfombrado pasillo de puertas negras Sanha tenía la tarjeta que servía como llave, la paso con naturalidad y la puerta se abrió. Era el departamento más elegante que habías visto nunca, revestido de madera negra y respiraba elegancia, muebles antiguos y de finas maderas... y un piano!
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-Unnie? -Eh? Oh lo siento, que decías Sanha? Miraste alrededor pero Moonbin ya había desaparecido dentro. Sanha sonrió divertido -Toma, son para las invitadas Te entrego unas pantuflas rosas, no dejabas de pensar que se movía por ahí con tanta naturalidad como si.. - Se lo que piensas. Como si yo hubiera estado aquí antes, y es que así es. -O sea que el jefe y tu han... o sea que a él le gusta... estoy muy confundida -¿qué? No entiendo... Lo que yo decía es que pensaste bien, porque está también es mi casa.
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