Capítulo 10

875 77 30
                                    

Era difícil de asimilar, como hace unos momentos me veía en la fiesta de mi hermano, y ahora me encontraba en la puerta de mi cuarto besando con fervor a su prometido.

Ni siquiera me di cuenta cuando llegué a ese punto de perder la conciencia por unos simples besos.

Pero, oh dios.

Como desearía que de verdad fueran unos "simples" besos.

Estas situaciones dominaban cada uno de mis razonamientos, este hombre me hacía dejar de lado todo y solamente concentrarme en nada más que él. Sus labios consumían mi voluntad y su cuerpo hipnotizaba de una manera increíble todos mis sentidos. 

Me olvidaba de los demás mientras Levi estaba cerca, y eso se sentía tan malditamente bien.

La cama se sentía muy lejana por la desesperación que invadía cada parte de mi excitado cuerpo.

Estaba incluso más emocionado de lo que llegué a pensar.

La erección en mis pantalones comenzaba a doler mientras palpitaba debajo de la delicada tela del pantalón color negro.

Como pude tomé el pomo de la puerta; entramos casi cayendo al cuarto debido al impacto ocasionado por el choque entre la madera y nuestros cuerpos, pero ni siquiera eso fue suficiente como para sacarme de mi nube y hacerme reaccionar y detenerme ahí mismo.

El delicado cuerpo del azabache cayó a la cama debajo del mío, mientras sus manos se paseaban y tocaban por la tela mi abdomen. Gustoso aceptaba todas las caricias que proporcionaba.

Mi piel estaba sudorosa por todo el movimiento que estábamos teniendo, gemí con gusto desbordado al sentir el toque de su escurridiza lengua, tocar mi ahora descubierto cuello. La succión que hizo, probablemente haya dejado prueba de su acto. No se detuvo y siguió dejando más marcas en mi cuello.

Encontró la forma de dejar mi cuerpo debajo del suyo, a la vez que se posicionaba sobre mi pelvis, para comenzar a liberarse de las prendas que aún tenía en la parte superior de su cuerpo.

Ahora podía apreciar a detalle lo muy hermoso que siempre solía lucir. Sus rasgos tan refinados dignos de estar plasmados en una obra siendo exhibida en un museo. Su figura tan perfecta. Su piel pálida que combinaba de forma exquisita con sus excelentes ojos azules, ese pelo negro le iba tan bien cuando caía sobre su frente y se volvían rebeldes sus cabellos azabaches.

Era tan perfecto.

Pero no mío.

Se iba a casar con Zeke y eso era algo que comenzaba a causarme una horrible sensación en mi interior.

Caí en cuenta de mis errores una vez más, tan solo me armé de fuerza y voluntad para retirar el cuerpo de mi cuñado de encima de mí, y lo alejé con tristeza para no seguir con lo que estábamos por comenzar.

Si de verdad quería llevar una vida en paz y orden, necesitaba tener más poder sobre mis propias emociones y no dejarme llevar con tanta facilidad por cada uno de ellos. Por tan fuertes y pasionales que fueran, yo debía gobernarme a mí.

Su expresión de sorpresa no tardó en dejarse relucir. Sus cachetes seguían levemente rojos por todo lo sucedido, sin embargo, ahora su ceño se encontraba fruncido.

Me quedé ahí sentado, sin mover ninguna de mis extremidades, solo limitándome a respirar dificultad por haberlo tenido arriba de mí moviéndose.

Volvió a acercarse para tomar mi rostro con sus dos manos y acercar el suyo al mío, todo con la intención de rosar levemente sus ahora hinchados labios a los míos. Introduciendo su húmeda lengua a mi boca, con esta otorgando deliciosos empujones sobre la mía.

Amantes (EreRi).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora