Final

729 47 30
                                    

Ver a mi hijo intentar levantarse y correr de un lado a otro mientras Levi lo atrapaba cuando caía al suelo; me hizo recordar fugazmente aquella vez en el pasado, cuando me puse a jugar un rato con un niño que vivía cerca de la casa del pelinegro.

Actualmente, me resultaba demasiado increíble tener recuerdos de hace tiempo.

Más o menos habían transcurrido unos dos años junto a algunos meses desde que Levi y yo comenzamos a estar juntos oficialmente. No obstante, desde el nacimiento de mi hijo había pasado solo un año, en unos cuantos días este mismo cumplía un año, por lo que es evidente que estos días habían sido bastante estresantes para el azabache, debido a que él era quien se encargaba de organizar la fiesta de nuestro pequeño, llamado Aryan.

Antes de que naciera nuestro hijo, mi pareja tomó la decisión de buscar diversos nombres junto a sus significados, lo vi enojarse porque no encontraba el "perfecto", incluso una vez lloró, pero al final terminó durmiendo entre mis brazos mientras se quedajaba de lo difícil de elegir un nombre. Un día, justamente unas horas antes del nacimiento de nuestro hijo, dio un leve salto del sillón con un poco de dificultad por su barriga, a la vez que gritaba y agitaba sus manos emocionadas, porque encontró el nombre ideal, fue entonces cuando me mencionó el nombre y significado. Aryan sonaba muy bien, pero sobre todo decidimos ponerle de esta manera por su significado; que era nobleza. Ambos deseábamos que nuestro pequeño tuviera excelentes sentimientos, por eso lo estábamos criando de la mejor forma posible.

Sinceramente, desde el momento en que lo vi, supe que ese niño sería una total perdición para mi persona. No era muy parecido a Levi, en cambio, compartía más similitudes conmigo. La cara de indignación del pelinegro al ver como Aryan cada vez se ponía más idéntico a mí, era una total obra de arte, pero esto no quería decir que no lo amara. 

Estaba seguro de que nuestro hijo en realidad nos volvía locos a ambos, con solo recordar aquella vez que el ojiazul se puso a llorar porque el pequeño de ojos grandes exclamó "Hola", su rostro rojo y repleto de lágrimas me contagió el llanto.

En sí, nuestro hijo había heredado el tono de mi cabello y ojos, por su parte, su piel no era tan blanca como la de su padre, pero tampoco era tan morena como mi piel, estaba entre un tono claro y oscuro. Sus ojos, repito, eran grandes y tenían un brillo único. Tenía más características físicas mías que del de pelo azabache.

Aryan nos adoraba tanto como nosotros a él, y es que ¡Mierda!, ¿Cómo no me iba a sentir tan enviciado con mi primer hijo? Esta estaba siendo mi primera experiencia teniendo el papel de criar a un niño, yo era un padre primerizo junto a mi hermoso Levi. 

Los dos a veces nos sentíamos estresados por los cuidados que exigentes del bebe, pero al final de todo, siempre terminábamos con una enorme sonrisa por verlo reír con esas carcajadas tan lindas, y esa enorme sonrisa que iba de oreja a oreja. Amábamos tanto a nuestro hijo que con solo escuchar sus intentos de hablar, nos saltaba el corazón.

Algo muy difícil para mí tendía a ser que al levantarme debía despedirme de mi pareja e hijo, dándoles un beso en la frente para dejarlos descansar un poco más. Levi continuaba trabajando con un horario un poco más tranquilo, esto debido a que ambos creíamos necesario que uno de los dos pasara más tiempo con él, por mi parte, yo también pedí cambiar mi horario con el objetivo de estar más tiempo con mi familia, cosa que logré con un poco de dificultad. Ahora, estaba desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde, solo en ocasiones que se necesitaba, tenía que quedarme obligatoriamente hasta noche; que en realidad escaseaban mucho.

A comparación de cuando solía trabajar para mi padre y quedarme desde muy temprano e ir a mi departamento hasta la madrugada, esto estaba bastante bien.

Amantes (EreRi).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora