Cap 6 "Conociendo a tu familia pt2"

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Nara no lograba comprender lo que acababa de suceder, su hermana aún estaba junto a ella, pero su mirada se dirigía a donde se había ido la chica extranjera.

—¿Quién era...? —Quiso preguntar, pero fue interrumpida.

—¡¿Por qué diablos te has metido?! — Eun-Ji estaba lista para estallar «No he podido explicarme hace un momento y Nara sigue aquí. Como si no notase que todo ha sido culpa de ella». Pensó.

—¿Metido? Ni siquiera entiendo que está pasando ¿Qué sucede con esa chica? ¿Por qué estaba tan enfadada? —Su hermana no le respondió, sin embargo, el silencio bastó para que los engranajes de su cabeza comenzaran a girar. —¿Acaso...? ¿Ella es la chica que...?

—¡Basta! —Interrumpió sus palabras como si la continuación de aquella pregunta fuera alguna especie de incriminación. —No te atrevas a continuar. Me voy a la oficina de papá, no vengas.

Y así sin más fue expulsada, no sólo del museo en el inicio de la conversación, sino, que de la oficina de su padre que realmente les pertenecía a ambos. Quería hacer algo, gritar, maldecir, cualquier cosa. Lamentablemente había quedado sin habla por el nudo en su garganta.

Salió lentamente a las afueras del museo, necesitaba salir, necesitaba aire.

Nara no creía en el destino y tampoco en las coincidencias, lo más cercano que podía apreciar en su vida era la mala suerte y las malas rachas. Es por eso que no se sorprendió demasiado al toparse con la acompañante de su hermana en una de las bancas del aparcamiento. Su rostro se hallaba escondido gracias a su cabello y manos por lo que se preguntó si estaría llorando. Al acercarse un poco más notó como su postura se veía realmente tensa.

—¿Te encuentras bien? —Preguntó con el valor que había alcanzado a reunir.

—¿Tu qué crees? —Dijo con brusquedad. Al levantar su rostro Nara pudo notar que no había ninguna lágrima en sus mejillas ni tampoco dolor en su mirada. Más bien, parecía que de sus ojos iban a salir llamas, estaba enfadada, iracunda, inflamable. Como a punto de explotar. —Lo siento.

Su tono quedó suavizado en la disculpa al igual que su expresión. Eso permitió a Nara observarla en más detalle. Aquella chica era joven, aunque parecía un poco mayor a ella, su vestimenta estaba impecable y aunque no lograba ver ningún identificador de las marcas de sus prendas, se notaba que eran costosas, parecían echas a medida y salidas de las afueras de Asia al igual que ella. Su aspecto y estilo le recordaron a los pintores que conocía, era extravagante el modo en el que no parecía encajar en el lugar y aun así la rodeaba un tipo de simplicidad silenciosa.

—¿Disculpa? —Soltó sin procesar el cambio de su actitud.

—No debí hablarte así, me desquité contigo. Lo lamento— Mientras las palabras salían educadamente de su boca, los brazos de Alessandra cambiaron su postura yendo de lado a lado y apoyándose en la banca unos centímetros más atrás de su cuerpo. Todo esto le daba una postura relajada y abierta, y por supuesto, ella lo sabía bien. Finalmente dibujo una sonrisa amable en sus labios sabiendo que todas esas acciones serían suficientes para que la trabajadora del museo la perdonara sin más.

Nara, por otro lado, se sintió estremecer. El tonó de la desconocida se había vuelto más dulzón, su postura ahora confiada demostraba su buen físico a la vez que su sonrisa rosaba lo juguetón. Esto la hizo sonrojar.

—No te preocupes— Dijo torpemente nerviosa. Y si la otra parte lo había notado, no lo demostró. —Por cierto... Eres... ¿Eres amiga de mi hermana?

—¿Hermana? —Alessandra saboreo la palabra lentamente. «¿Hermana?» —Oh, no me digas ¿Eres la hermana de Eun-Ji?

Alessandra se permitió estar sorprendida, aunque solo para sus adentros. Aquella mujer no se le parecía en nada a la chica Pixie, comenzando por su cabello y terminando por sus zapatos. Su pelo largo, suelto y levemente desordenado no se parecía en nada a la estructura casi simétrica de Eun-Ji, el cuerpo de esta era fibroso como alguien que sale a correr por las mañanas mientras que la figura frente a ella era más menuda y delicada, quizás demasiado, tenía un toque de fragilidad. Por otro lado, su ropa no era tan ostentosa, incluso, parecía un poco barata para su gusto.

Ellas no se parecían en absoluto, eran como agua y aceite, hasta su forma de pararse y hablar eran distintas, como si no hubiesen nacido en el mismo lugar, ni con la misma familia. Era inédito.

—Lo sé. No nos parecemos— Dijo Nara advirtiendo sus pensamientos.

—Discúlpame, no quise ser grosera— Contrarresto Alessandra notando que no había actuado con suficiente disimulo.

—No te preocupes. Además, no es necesario que te disculpes tanto, sólo son pequeñeces.

Fue en ese momento en que lo notó «Es cierto ¿Por qué me disculpo tanto? Ella y yo no somos amigas ni nada por el estilo». Después lo premeditó y entendió que estaba siendo empática. La persona frente a ella no sólo era impactantemente diferente a la abogada, sino que también era una persona que parecía indefensa e insegura. Y aun así amable. Eso la hizo sentir mal y bien al mismo tiempo.

—Si... Supongo que tienes razón— Se levanto de la banca y notó que la chica se veía aún más escuálida gracias a los centímetros de diferencia. —Debería irme —Soltó con la intención de dejar de mirarle.

—Por supuesto. Espero que lo tuyo con mi hermana se resuelva —Dijo con inocencia para después sonrojarse completamente. —No me malentienda por favor. Lo que quiero decir es que se veían bastante enfadadas y bueno...

Las ganas de desviar su mirada se esfumaron rápidamente y fueron reemplazadas con otra sonrisa.

—Parece que estas bastante informada —Declaró divertida en respuesta.

—Yo...No. No. No es así. Yo...Sólo supuse. Lo siento —Soltó atropelladamente y se inclinó en modo de disculpa.

El brillante cabello de la chica hizo que Alessandra desease acariciarlo, sin embargo, se contuvo.

—¿Quién se disculpa ahora? —Pregunto con burla, pero se arrepintió rápidamente. Como para aligerar el ambiente prosiguió. —Está bien, no te preocupes ¿Tu nombre?

—Nara —Simplemente así, sin un apellido al cual referirse ni tampoco ese egocentrismo que suele abordar a la gente al auto presentarse.

Eso hizo que su humor en dirección a mejorar saltase directamente a la satisfacción.

—Bien Nara, fue un gusto haberte conocido y no te preocupes por el asunto con tu hermana. Es parte del pasado —Decía mientras sacaba las llaves de su auto y se dirigía a la salida. Antes de alejarse demasiado, volteo y dijo.

—Espero realmente que nos veamos nuevamente y si tenemos suerte, tu hermana no se encontrara la próxima vez.

Escúchame (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora