Cap 3 "Una mañana distinta"

44 3 0
                                    

Día 15 de marzo
Corea del Sur
09:20 p.m.

Justo ahora manejaba mi auto deportivo por la ciudad, era un hermoso Mazda de color rojo. Este era, sin duda, mi amado bebé.

Mientras recorría las avenidas y me acercaba a la dirección anteriormente escrita en el Navegador GPS, escuchaba sus indicaciones mientras era interrumpido por la voz de Ha-Neul en altavoz.

-¿Realmente cree que es buena idea? La conoció en una fiesta de desconocidos. Además, tiene trabajo por hacer. El haber trabajado hasta la madrugada el día de ayer no significa que tenga el día libre hoy.

-Deja de hablarme como si fueras mi madre. Si quisiera oír quejas de las cosas que no hago bien la llamaría personalmente -Le respondía mientras no apartaba la vista del camino, nunca lo hacía-. De todas formas, llegaré antes de las dos.

-Aunque me diga eso, me preocuparé igualmente. Recuerde enviarme la ubicación de aquel lugar. Por cierto, las flores y el restaurante tienen todo preparado para el evento. Sólo falta la decoración de las mesas y las lámparas que llegarán pasado mañana, sin embargo, son treinta y dos ¿Está segura de instalarlas usted misma?

-No estás hablando con cualquier persona Ha-Neul, yo me encargo. Sólo has esto, llama a la segunda tienda a la que fuimos, la del letrero rosa y di que iremos hoy a la tarde a escoger el color de los manteles ¿Puedes? -Me dirigí al estacionamiento del lugar.

-No está hablando con cualquier persona, no se preocupe -Ignoré el hecho de que me estuviera imitando y proseguí.

-Bien, hablamos después. Tengo asuntos con la ley que tratar -Colgué y salí con pasos decididos, incluso si no sabía muy bien a donde debía dirigirme.

Me coloqué unos lentes oscuros y entre para encontrarme con la recepción.

-Buen día, vengo por el juicio que se está realizando en la sala penal de este juzgado.

-Claro ¿Me diría el motivo? -Se veía incómoda, como si supiese que yo no pertenecía ahí.

-Vengo por pedido de la abogada defensora.

-¿Es un testigo? Por qué si es así, debo informarle que debió de avisar con anterioridad. No se qué planea esa mujer, pero le aseguro que el juez no lo permitirá -Ahora se veía molesta, lo que me hizo preguntarme《¿Por qué parece ser que la chica Pixie siempre se mete en líos?》

-Nada de eso. Sólo me ha ofrecido defenderme en un caso ¿Hay algo que prohíba que observé el juicio?

-No. Le indicaré -Después de escucharme su expresión era gélida, estoy segura de que si hubiese sido el juez me hubiese encontrado culpable sólo por lo que acababa de decir.

Me guió hasta el interior y no se marchó hasta que me hallé sentada.

En el estrado se hallaba un hombre joven, era el acusado, y aunque no era una persona prejuiciosa, se veía bastante culpable. No eran sus palabras premeditadas ni su voz calmada, era su postura incómoda y tensa, sus ojos dilatados y su mirada nerviosa.

Leila, la mujer que me convirtió en lo que soy hoy, una mujer exitosa en el mundo de los negocios. Me enseñó que las palabras sólo eran para que los demás escucharan o pensarán lo que uno quería. Pero las verdades de una persona siempre estaban ahí, a plena vista, como manchas sobre su propia piel.

La chica Pixie se levantó con seguridad, con una sonrisa que rozaba la arrogancia, su mirada era petulante y su caminar demandante. Parecía una mujer que quería comerse el mundo, pero de cierta forma, me recordaba a quien era yo en la antigüedad. Un pez pequeño en una pecera de tiburones intentando fingir que es tan grande y peligrosa como todos los demás.

Ella notó mi presencia y mi mirada fija sobre ella, pareció titubear por un momento, su sonrisa calló y volvió a subir en un instante. Eso me hizo sonreír.

《 ¿Quieres hacerme creer que no estas sorprendida? Espero que no, porque si es así, ya te he descubierto. 》

Retomó su postura y volvió a hablar con completa confianza, como si el caso ya estuviera ganado. Como si decir algo más fuera tonto ante la obviedad de los hechos. Y así sucedió, ganó.

El hombre antes tenso, relajo los hombros como si fuese la primera vez en mucho tiempo, sonrió, y esta vez fue sincero, se notaba en las arrugas al rededor del final de sus párpados. Era el fin.

***

­-¿Qué te pareció? -Preguntó ansiosamente Jeon Soo, la chica que adoraba hablar.

Habíamos hablado ayer por la tarde, fue quien contesto el teléfono al que llamé gracias al número de la tarjeta. Pasaron unos minutos de incesante parloteo hasta que fue al grano y me dijo que podía venir hoy a este lugar.

-Estuvo bien -Solté sin más.

-Oh, no me digas. Adivino ¿Eres difícil de complacer?

Estuve a punto de responder, pero fue la abogada quien se adelantó.

-Eso no importa ¿No es mejor así? -Sonrió nuevamente y se dirigió hacia mi-. La otra vez no nos presentamos. Soy Kim Eun-Ji, me alegra que pudieras venir.

-Mi nombre es Alessandra Miller, aunque puedes llamarme Ale. Es más sencillo.

-Claro, entonces llámame informalmente -Y aunque sonrió, parecía incómoda.

­-Bien -Respondí intentando finalizar el tema-. Por cierto, lo hiciste muy bien. Si me meto en problemas tendré que llamarte -Proseguí juguetonamente.

La comodidad volvió a ella en un segundo y me miró con diversión.

-Pareces alguien a quien le gusta meterse en problemas -Mencionó de forma coqueta.

Esto me dejó descolocada, mas bastó un instante para seguirle el juego.

-No tienes ni la menor idea -Contesté de igual manera.

Escúchame (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora