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Yoongi era un fotógrafo reconocido. El paisajista había viajado por casi todo el país en busca de capturar momentos únicos a través de esas enormes lentes y flashes, estaba tan adentro de su mundo que hasta a veces olvidada que existía gente allá afuera. Pues así era él, alguien que disfrutaba de su propia voz. Muchos de sus amigos habían sido sólo gente de paso de la cual estaba agradecido de conocer, pero su vida era diferente, él era diferente: un buen libro y una enorme taza de café puro, su laboratorio y las fotos por revelar, sus cámaras y sus royos fotográficos.

En su mejor época, había recibido premios y reconocimientos otorgados por grandes entidades millonarias como Nacional Geographic, Discovery, Apple, etc. Un nivel de profesionalismo indiscutible.

Caminaba por su exposición como si fuese un espectador más, estrechando las manos de gente importantísima que lo elogiaba y hablaban de "Tenemos planeado un futuro brillante para vos"

El solo podía sonreír y fingir entusiasmo, pero la realidad era muy diferente ¿Cuántas veces había escuchado eso? Y sin embargo nada era como antes. No podía volver a confiar en nadie después de aquella monumental estafa hacia él y sus colegas. Había sido un golpe muy bajo, había sido muy personal.

...

Jungkook tocó la puerta con entusiasmo

-¡Hyuuuuung!, ¡Hyung!, ¡Hyung! ¡Buenas noticias! ¡Abre!

Eran casi las nueve de la mañana, Yoongi abrió los ojos, se sintió algo confundido y miró su celular. Cuatro llamadas perdidas.

Mientras caminaba por el pasillo hacia la puerta principal, se colocó la remera y buscó las llaves. Jungkook tenía una sonrisa enorme y la felicidad en sus ojos podía atravesar los anteojos de sol que llevaba puestos.

-¿A que se debe este honor? -Dijo Yoongi bromeando y medio adormilado.

-¡Vístete que nos vamos!- Gritó Taehyung desde su jeep negra.

El mayor de los tres sonrió -Están locos.

-No te vas a deshacer de nosotros Hyung.

Taehyung y Jungkook eran una joven pareja de recién casados: activistas, fotógrafos. Artistas excelentes muy respetados. Taehyung por su lado, su prioridad era el Arte, la pintura; y Jungkook, al igual que Yoongi, un fotógrafo y editor de cortos muy apasionado. Se conocieron en Italia gracias a una beca universitaria de historia y por obra del destino, se dió el amor.

Jungkook caminó hacia la camioneta con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón ajustado. Después de peinarse el cabello hacia atrás, se apoyó en la ventanilla.

-Me pones nervioso cuando me miras así.

Taehyung solo se limitó a sonreír como villano.

-Y tu a mí con tu camisa medio desabotonada...

Taehyung no podía pedir más que esa sonrisa. Era el hombre de sus sueños; tatuajes, de negro, cabello largo y actitud de acero. Un hombre que no deja ver su interior a menos que la vida te dé esa oportunidad. Tenia suerte, sabía lo valioso que era y no había desperdiciado nada de su tiempo tratando de conquistarlo. Y para Jungkook, Taehyung era un tesoro, un diamante en bruto, un Ángel sin alas que sabía tenia que proteger. Aunque no todo era perfecto como en las películas y las historias románticas, al final del día, en aquella cama que habían compartido incontables días, sabían que a pesar de las peleas y discusiones, estaban hechos el uno para el otro.

Yoongi salió con la misma ropa casual de siempre, camiseta holgada, jeans y sus vans negras.

-¿Y ese equipaje qué? -bufó Jungkook divertido.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2022 ⏰

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Cuando Jimin Conoció A Yoongi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora