Caminaba por las calles de la parte sur oeste de la ciudad, un cono de helado en su mano y una sensación de libertad casi refrescante para ella, Ágata disfrutaba de andar por toda la ciudad, con o sin rumbo siempre quería explorar más lugares, su madre decía que mientras tuviera cuidado y volviera pronto tenía permitido el andar a todas las direcciones que quisiera además de claro ayudarle en su tienda los fines de semana y tener calificaciones aceptables.
Conocía a la perfección la plaza y todos sus locales estaban donde estaban la última vez que pasó por aquí, era obvio no iba a cambiar mucho en un lugar ya establecido, Ágata o A como le gustaba que le llamaran pensaba en si un día su vida se volvería completa monotonía y dejaba de lado sus ganas de conocer el mundo, viajar y a la vez explorar todos los rincones del planeta, era su sueño desde que su padre le contó de los mochileros, personas que según él viajaban a todas partes del mundo con voluntad propia y determinación y claro está sin demasiado dinero, A quería ver el mundo pero no le agradaba mucho la idea de ir por ahí como un hippie, quizás era demasiado auto consciente para algo así.
Mira la fecha en su teléfono de bolsillo y prácticamente anti-robo, lo había comprado hace mucho tiempo quizás un año pensaba A, tenía un smartphone pero solo lo usaba en casa ya que si llevas un teléfono prehistórico nadie pensara siquiera en robarte, tal vez incluso el ladrón se ría de ti, en su mente era una excelente idea y se río en voz baja mientras chocaba con un hombre, A no era ciega vio que el hombre frente a ella era alto, bien vestido y ciertamente atractivo pero algo dentro de la chica supo que era mejor alejarse de ese sujeto.
Desde pequeña Ágata siempre tuvo una especia de sexto sentido, adivinaba que sería bueno y que sería malo, lo consideraba extraño pero le había ayudado varias veces, como la vez que supo que debía estudiar todos sus apuntes de Biología y justo ese día fue el único que la profesora decidió tomar una prueba sorpresa, así que supo que su don no se equivocaba ni en ese momento ni ahora.
'Hola señorita ¿se encuentra bien?' A no contestó y se alejó de allí rápidamente, para su sorpresa no escuchó reclamos ni gritos del hombre, eso la tranquilizaba pero cuando volteó a verlo fue cuando realmente sintió temor, el hombre estaba caminando tranquilamente en su dirección, con una sonrisa que parecía buena si no fuera porque de hecho daba miedo era bastante escalofriante.
A corrió hacia la plaza, tanta gente y a pesar nada la ocultaba de aquel hombre, y a pesar de ser una chica valiente Ágata tenía miedo muchísimo miedo de toda la situación en la que estaba, decidió ir al centro comercial
No sabía que todo iba a cambiar en su vida a partir de ese momento.
Corrió por todos los locales y en realidad por la confusión no sabia que hacer, así que simplemente entró a una pequeña tienda bueno mediana en realidad, era una tienda de música, bellísima pero atemorizante por la elección de colores y decoración, parecía salida de una película de terror ochentera y aún así no se sentía segura lo cual era obvio por todo lo que sucedió anteriormente y el local invadido en tonos que en conjunto asemejaban el color del cansancio incluso de la muerte si se pensaba más drásticamente, y allí estaba de nuevo sumergida en sus pensamientos, A estaba pensando parada en la mitad del pasillo de entrada de la tienda cuando se dio cuenta de lo importante, volteó a ver afuera y vio que el hombre se acercaba a ella estaba a menos de treinta metros de ella, A llamó a la tienda quizás podría ocultarse o llamar a la policía pero no sabía que decir, fue entonces que fue a la ventanilla junto a la puerta a ver que tan grande era el peligro, se quedó mirando el vidrio pero el hombre no estaba, era extraño hace un segundo había estado de camino hacia ella o acaso no era cierto.
'Hola' dijo el extraño haciendo que Ágata gritara un poco, había asomado su cabeza al cristal de la ventanilla, no había desparecido había llegado más rápido de lo que ella pensaba pero se había ocultado de la vista agachado bajo la ventanilla.
Ágata hizo lo que primero pensó, atascó la puerta con dos escobas que allí estaban, y pensó "cómo es posible que una tienda esté vacía, con tanto ruido alguien debía salir no es así" pero nadie apareció y A sólo pensaba en salir de ahí cuando fue que encontró dos puertas una decía gerencia y la otra decía Salida, era obvio lo que haría cualquier persona pero A quería hablar con él encargado quería saber porqué era tan descuidado con la tienda, golpeó la puerta y no sucedió nada, empujó la puerta pero no pudo abrirla, estaba trabada y si no estuviera tan alterada se habría dado cuenta de las pequeñas gotas de sangre en el piso que salían del despacho pero no lo hizo y decidió hacer lo más sensato salir de ahí mientras podía,abrió la puerta y salía hacia el centro comercial de a lado que en realidad era más pequeño pero no importaba se sentía a salvo, fue entonces que decidió salir corriendo pero chocó con una chica de cabello semi largo y muy rizado, la chica se río y A no sabía que hacer, no sabía que decir pero se ofreció a ayudarla.
'Necesitaba nuevas ideas pero no creí que golpearme la cabeza ayudaría con eso' dijo ella y a continuación se presentó 'me llamo Elena dime, ¿estás bien?' A pensó que era muy curioso que ella le preguntara eso cuando era esa misma chica la que estaba en el suelo.
'Soy Ágata, y estoy bien, gracias por preguntar' dijo la chica con una sonrisa mezcla de alegría y paz después de lo sucedido.
'Lo siento por haberte empujado es que...un hombre y luego...' no podía expresarse correctamente así que decidió no decir nada de lo sucedido 'andaba distraída una disculpa'
'No te preocupes a cualquiera le puede pasar' dijo Elena recordando todas las veces que se había tropezado en lo que iba del año 'quieres ir por un helado' dijo a pesar de que Elena no era la chica más extrovertida del mundo.
'Claro, está bien por mí' contestó A y ambas fueron a la nueva heladería de la ciudad, Old Cream Music Bar parecía un buen lugar sin lugar a dudas bastante estilizado y en la flor de su mejor momento según indicaban la fila larga de clientes saliendo del lugar contentos, decidieron entrar.
La nueva heladería estaba justo a lado del gimnasio, uno que conocía bien ya que allí había trabajado unos meses el verano pasado y había conocido a quien llamaría el idiota más grande de la ciudad, aunque incluso eso era una ofensa a los demás idiotas de la ciudad, ese chico era engreído y de lo peor, Elena trabajaba atendiendo y siempre le hablaba de forma grosera, aunque sabía que no todos los clientes serían amables había un límite entre serio y otro en ser arrogante, siempre decía que ella se moría por salir con él, no negaba que era guapo pero la estupidez borra cualquier rasgo bonito por más prominente que sea, decidió no pensar en eso y en su lugar disfrutar de la nueva amiga que había hecho y su compañía en ese instante.
Las chicas intercambiaron historias, un par de secretos y hasta números de teléfono, después de aproximadamente una hora, A se dio cuenta que eran las cinco de la tarde debía volver a casa pronto, la razón, su familia iría al cine y tendría la casa sola unas tres horas aproximadamente.
Ágata se despidió de Elena y se alejo del lugar tranquila, mientras caminaba A se preguntaba donde quedó ese hombre pero prefería no saber, estaba revisando su bolso cuando vio algo muy curioso, en el tercer piso del gimnasio saliendo de una ventana había una persona con equipo de escalador, pensó que era interesante y supuso que era chico por que en realidad no se le veía nada con ese pasamontañas, el chico bajó de la ventana al balcón y siguió bajando, deseaba saber quien hacía ese tipo de cosas tan extrañas hoy en día y le llamó mucho la atención pero si ese chico salió no lo reconoció, era claro porque las únicas personas que salieron fueron tres chicas y dos chicos y ninguno era parecido ni un poco en forma, pensó que tal vez sería alguien del staff y por eso podía permitirse saltar por ventanas del edificio sin problemas, al final A se cansó de esperar que saliera el chico así que se fue a casa.
Elena seguía en la heladería le encantaba el lugar, cuando fue que vio a un hombre entrar por esa puerta tan llamativa, y el sujeto en sí era sumamente atractivo lo cual atraía los ojos hacia él, lo que le pareció más curioso a Elena era que llevara un pasamontañas, no combinaba mucho con lo demás de su atuendo pero tampoco le hacía verse mal.
Curiosamente se acercó hacia ella y en lo que parecía un intento de conversación fue que ambos y todos en el local escucharon las sirenas de los autos de policía al parecer había pasado algo malo aunque desde allí no se podía saber nada ni mucho menos visualizar alguna cosa, pero alguien si vio algo interesante, una camarera se acercaba a la mesa de Elena donde se encontraba también el sujeto y observó como este colocaba una especie de polvo blanco en la copa de helado de Elena, decidió tomarlo con cautela y después de disimular un minuto se acercó a la mesa y dijo la peor mentira que a alguien se le podía ocurrir 'señorita disculpe que le diga esto pero usted es nuestra clienta número mil y le tenemos una sorpresa en almacén' la chica confío en que se creería su pésima mentira e iría con ella, Elena bromeó con que si se divertía mucho ya no podría volver y el sujeto sonrió ya que estaba bromeando obviamente, ya en el almacén la mesera le dijo que su regalo era un helado con aros dorados, un helado en realidad común y pensó que Elena se enojaria por algo tan simple pero en lugar de eso Elena se alegró mucho y decidió recoger su helado y volver a su asiento pero la mesera dijo que eso no era todo, que además se había ganado un pago para viajar en taxi directo a su casa desde el local, esto sorprendió a Elena pero no lo tomó mal de hecho aceptó y le pidió amablemente a la camarera que le dijera al sujeto que al final si había tenido que irse, la chica aceptó con gusto y Elena se fue hacia el taxi que ya la esperaba pagado obviamente por la mesera con ayuda de algunos compañeros que se coordinaron para ayudar.
Elena se fue en ese taxi sin saber que estaba a punto de haber sido secuestrada incluso podía ser que algo peor, pero la paz está en que no hay peligro y Elena estaba feliz de regresar a casa en Taxi cuando tendría que haber caminado fue cuando la vio, llevaba el cabello rubio teñido de negro solo en las puntas, había sido un estilo atrevido pero le sentaba bien.
'Hola Alicia, veo que tu también ganaste un viaje gratis en taxi' dijo Elena sonriente intentando bromear pero la cara de Alicia a pesar de estar tranquila reflejaba una sorpresa imposible de disimular, pero luego de relajó y sonrió.
'Claro yo también puedo tener regalos a veces' y sonrió más, Elena y ella se despidieron, sin saber que había pasado en el día de cada uno para al final llegar a su vecindario, una de ellas tranquila por llegar a casa sin problemas después de todos los inconvenientes y la otra feliz de haber ganado un viaje gratis en taxi a su casa.
ESTÁS LEYENDO
Entre corazones y espadas
Gizem / GerilimUna ciudad destrozada por el peligro diario de perder un ser querido, una joven apasionada pero temerosa del homicida de su ciudad, una búsqueda por sobrevivir y una cuenta atrás que terminará con todo lo que se conoce, hasta que punto llegará Elena...