I

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Sasuke, al igual que en los últimos 6 años, fue despertado por el timbre que indicaba que debía levantarse, como todos los días, a las 6 A.M.

Junto con algunos compañeros se dirigió a las duchas, sabía que sería un día largo, aunque claro, jamás habría imaginado que tanto.

Luego de ducharse con agua fría, subió con el resto de sus compañeros a desayunar al casino, tomó una taza de café y se sentó en el que había sido su puesto habitual todos los días los últimos 6 años que llevaba encerrado allí.

No había dado el primer sorbo cuando un guardia se asomó por la puerta y gritó:

-Uchiha, levanta tu trasero, estás fuera –

Algunos murmullos se hicieron escuchar en el lugar, el pelinegro se levantó de su asiento y sin observar a nadie en particular se dirigió a la salida.

-Eres libre- le dijo el guardia al pelinegro – Buena suerte allá fuera Uchiha, espero la chica de cabellos rosados no te haya olvidado –

Sasuke le dirigió una dura mirada al guardia que se había atrevido a mencionar a Sakura, sobre todo porque para él, había sido una batalla de todos los días no pensar en ella, batalla que siempre perdía, por supuesto.

A la salida del recinto penal le entregaron algunas de sus pertenencias y pudo ver a su abogado.

-Uchiha – le dijo el señor Hyuga – Es bueno verte fuera –

Sasuke solo asintió, el hombre le señaló su auto para que él pudiera subir y así lo hizo.

-Me gustaría detenerme en alguna juguetería –

El señor Hyuga asintió y se detuvo en el primer centro comercial que encontró de camino. Sasuke se había mantenido en silencio durante todo el viaje mientras en su mente se preguntaba ¿Estaría ella allí? Naruto no le había proporcionado ningún tipo de información sobre Sakura en los últimos 6 años y en realidad, nadie lo había hecho.

Las veces que Karin lo visitó tampoco respondía y algo en su interior le decía que allí había algo más, algo más que no le querían decir.

Quizá Sakura lo había olvidado, quizá ella había continuado con su vida tal y como él quería.

Quizá ella ahora era una médica exitosa y ni siquiera se encontraba en Japón.

Quizá ella ahora estaba casada con otro médico exitoso, quizá ella había podido amar a alguien más y ahora era feliz.

Respecto a su último pensamiento, su mente lo traicionó de inmediato colocando la imagen de Neji Hyuga, le causaría mucha molestia si Sakura estuviera casada o en una relación con ese sujeto, pero también el pelinegro sabía que no tenía derecho de exigir nada de ella, él había sido cruel, él había negado sus visitas y lo había hecho por una simple razón; la amaba, tal vez demasiado.

La amaba tanto que no quería que ella estuviera viniendo cada semana a verlo por una hora a través de un cristal.

La amaba tanto que no quería que ella estuviera triste esperando por él mientras los mejores años de su vida pasaban.

La amaba tanto y la ama todavía, porque no hubo un solo día en que no pensara en ella.

Se detuvo en la juguetería y fue en dirección a la sección de autos a control remotos y pistas de carreras. Tomó el más grande y fue en dirección a la caja y pagó con la tarjeta de crédito que su abogado le había conseguido.

-Boruto estará feliz con eso – el señor Hyuga asintió ante la elección de Sasuke – Cumple 6 –

Sasuke solo fue capaz de asentir, Naruto le hablaba muy seguido de su hijo, le había enseñado fotos y le había llevado dibujos a la cárcel que el pequeño hacía.

180, DESPUÉS DEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora