II

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Sakura abrazó a la pequeña Sarada sin dejar de observar los ojos del pelinegro, quien seguía en alguna especie de shock, porque no era capaz de decir ni hacer absolutamente nada.

Naruto observó a Sasuke y luego a Sakura, no había tenido de pensar en cómo preparar a ambos para este momento, tampoco él se sentía preparado para algo así y sin embargo allí estaban sus amigos, sus mejores amigos, en la misma habitación.

La pelirosa en un instinto maternal colocó a la pequeña Sarada tras de ella, como si la estuviera protegiendo, y observó a Naruto con enfado.

-¿Qué significa esto Naruto?

Sakura lo observó fijamente, solo una leve presión en su bata de médico la hizo desviar sus ojos a otro par de ojos negros que la observaban confundida.

-Mamá ¿está todo bien? – Sarada observaba a su madre con preocupación, no era normal para la pelinegra ver a su madre alterada - ¿Quién es él? –

Hinata entró en la sala, le tomó un segundo analizar la situación y sí, lo que tanto había temido desde que vio llegar a Sasuke estaba ocurriendo.

-¿Qué les parece si vamos al parque a jugar a los ninjas, niños? –

Sakura observó como Sarada y Boruto eran llevados por Hinata hasta fuera de la casa y entonces estuvieron solos los tres, en la misma habitación, al fin después de seis años.

El Uchiha observó a Sakura entonces con mayor atención, su cabello ahora estaba corto, su figura también lucía cambios notorios, su pecho había crecido, sus caderas también, Sasuke pensó que Sakura lucía jodidamente ardiente, incluso más que hace seis años.

-¿Qué diablos es esto, Naruto? ¡Prometiste que no dirías nada de Sarada! –

La voz de Sakura sonaba cada vez más alterada mientras que Sasuke seguía sin decir una palabra, no era un tonto, si Sakura era la madre de esa niña que tenía casi la edad de Boruto, debía ser su hija también.

-Y tal como lo prometí, no he dicho una sola palabra, Sasuke ha salido hoy y fue invitado a la fiesta de cumpleaños de mi hijo, es todo –

Sakura frunció su entrecejo molesta, se sentía molesta y por sobre todo traicionada, traicionada por su mejor amigo a quien quería y consideraba como un hermano.

-¿Tuvimos una hija? – Ahora la voz de Sasuke sonó fuerte, retumbando en toda la sala, sonaba jodidamente molesto – Esto debe ser una jodida broma –

Sakura tragó saliva y observó a Sasuke con detención, lucía mucho más alto, su voz sonaba mucho más gruesa y se veía increíblemente más fuerte y sí, seguía provocando cosas en Sakura, de otra manera no podía explicarse lo nerviosa que se sentía frente a él después de seis años.

-Yo tuve una hija, es todo –

Sasuke negó con su cabeza mientras dejó bruscamente la cerveza que Naruto le había dado hace unos minutos sobre la mesa, haciendo que se derrame.

-¿Tuvimos una hija y no tuviste los ovarios de decírmelo? – Sasuke reclamó furioso - ¿Estás jodidamente loca, Sakura? ¿Cómo pudiste ocultarme algo así? –

Sakura abrió sus ojos con sorpresa y por sobre todo herida, pero ella no permitiría que Sasuke volviera a insultarla a su antojo.

-¿Es una broma? – Preguntó con incredulidad la pelirosa mientras una risa llena de ironía escapaba de sus labios - ¡Fui un millón de veces a la maldita cárcel a decírtelo y jamás quisiste verme!

Sasuke perdió ese round y Sakura lo aprovechó;

-La única que vez que aceptaste una puta visita lo hiciste para dejarme, Sasuke – Sakura tenía lágrimas de rabia cayendo por su rostro mientras veía al Uchiha al otro lado de la habitación – Me abandonaste cuando más te necesitaba ¡y aun así seguí yendo a visitarte con la esperanza de que quisieras verme! – Sakura limpió sus lágrimas y volvió a observarlo - ¿De verdad Uchiha te atreves a decir que no tuve los ovarios suficientes para decírtelo? –

Sasuke guardó silencio, se sentía derrotado, no podía responderle a Sakura porque seguramente a cada reclamo que él podía tener hacía ella, ella ya tenía una respuesta.

Sasuke dirigió su mirada a su amigo, Naruto estaba en silencio observando semejante escena que sus amigos habían montado en su casa.

-Naruto pudo decírmelo – se defendió como pudo el pelinegro –

Sakura dirigió su mirada a Naruto quien seguía en silencio, lo cual debía ser un record para el rubio, el permanecer en silencio tanto tiempo.

-Llama a Hinata y dile que traiga a mi hija de vuelta –

-Primero debes calmarte – Naruto intentó acercarse a Sakura pero ella se alejó –

-¡No vas a decirme que hacer! – explotó la pelirosa frente a Naruto –

Sakura comenzó a caminar por toda la sala con las manos en su cabeza, sintiendo como el pánico se apoderaba de ella. Sasuke seguía del lado del mueble de las fotografías todavía un poco shock, en su mente no dejaba de preguntarse ¿Qué más había ocurrido en estos seis años? ¿Qué cosas él todavía desconocía?

-Sakura- Naruto intentó acercarse nuevamente a ella –

Sakura no escuchaba, no era capaz de pensar en nada más que no fuera Sarada, su hija.

¿Cómo se lo explicaría? ¿Cómo le diría a Sarada que su padre había aparecido después de seis años? Sakura se estaba comenzando a sentir una madre terrible. Ella siempre había evadido el tema, cada vez que Sarada preguntaba cosas de su padre y sabía que no era justo para la pequeña.

Sasuke se acercó a Sakura haciéndola reaccionar, caminó a ella tan molesto que Naruto tuvo que quedar en medio de ambos.

-No tenías derecho, no tenías derecho de ocultarme algo así – La mirada de Sasuke era determinante, estaba molesto, más que molesto –

Sakura se limpió las lágrimas que habían escapado de sus ojos verdes y lo observó con firmeza, si Sasuke estaba molesto con ella, ella lo estaba mucho más con él.

-Eres tú Sasuke, eres tú quien no tiene derecho de reclamar nada, absolutamente nada –

Naruto se hizo a un lado, quedando Sakura y Sasuke frente a frente.

-Y sí, tuvimos una hija, Sarada es tu hija – Sakura se acercó a Sasuke quedando su rostro a centímetros del pelinegro, podía sentir su aroma, su aliento, pero no dejó que todas esas sensaciones la invadieran y prosiguió – y cuando me abandonaste ese día, la abandonaste a ella también –

-Sakura no seas injusta – Naruto intervino –

Sakura tomó su bolso y se dirigió a la puerta, observó los ojos azules que la observaban de vuelta con dureza.

-Tú y yo hablaremos después –

Sakura tomó la puerta y antes de irse observo a Sasuke.

-Estás son las consecuencias de tus acciones, Bienvenido Sasuke –

Sakura cerró la puerta de la casa de los Hyuga, dejando al Uchiha sin palabras y con un millón de preguntas sin respuestas.

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