IV

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Luego de la visita de Sasuke en el hospital, Sakura llevaba olímpicamente dos semanas ignorando tanto sus llamadas y mensajes como los de Naruto, y cuando él volvió a ir a su lugar de trabajo no había podido encontrarla, pues la pelirosa había cambiado sus turnos.

Igual que los últimos días, caminó desde el metro hasta la casa de sus padres, quienes estaban cuidando de Sarada y yendo por ella a la escuela, usualmente eso lo hacía Hinata y su chofer, pero desde el regreso de Sasuke a Sakura no le parecía seguro que la pequeña fuera hasta la casa de su amigo después de la escuela y le había encargado esa tarea a sus padres, quienes encantados habían accedido.

Se detuvo unos segundos en el parque que quedaba cerca de casa de sus padres y se sentó en una banca, la misma banca en donde tantas tardes se sentó con Sasuke a conversar o pasar el rato después de la escuela, sacó su celular y llamó a la única persona que Sakura sintió que podía entenderla.

-Al fin te dignas a llamar frentezota, que podré estar un poco lejos, pero no es par que respondas mis mensajes –

Los ojos de Sakura se cristalizaron de inmediato al escuchar la voz de Ino, su mejor amiga.

-Lo siento – dijo con un nudo en la garganta – Todo ha sido un caos últimamente –

Ino de inmediato se preocupó.

-¿Ha ocurrido algo con Sarada? ¿La niña está bien? –

-Algo así – admitió con tristeza la pelirosa – es Sasuke, ha vuelto-

Un grito ahogado se escuchó desde el otro lado del teléfono.

-Que me tomo un vuelo Sakura – dijo la rubia apenas pudo reaccionar – ahora mismo no puedo, Inojin termina en un par de semanas la escuela y tengo que coordinar las vacaciones en el trabajo pero tan pronto como pueda estaré allí, te lo prometo –

Sakura sonrió, no importaba la distancia, Ino siempre había estado para ella cuando le había necesitado, y sí, al igual que Sakura y Hinata, Ino al llegar a Europa había quedado embarazada, en sus visitas por los museos del primer mundo había conocido a un joven artista llamado Sai y sin querer, había sucedido.

Ambas a través de las video llamadas y mensajes se habían podido acompañar en todos los procesos, incluso Ino la había podido visitar con Inojin y Sai hace dos veranos.

-No llores – Ino intentó calmar a Sakura – Acariciaré tu cabello hasta que hayas llorado lo suficiente para inundar un desierto, sé que estás sufriendo, solo espera que pueda estar allí contigo y así hacer de tu existencia menos miserable –

Sakura soltó una carcajada mientras limpiaba sus lágrimas.

-Eres la primera que se preocupa por cómo estoy sintiéndome, la mayoría suele preguntar por Sarada-

-Solo te diré esto y por favor escúchame con atención – el tono de voz de Ino cambio a uno más serio- Sé que te sientes herida, sé que le guardas un odio terrible al cabron de Sasuke y si quieres ser una perra con él estás en todo tu derecho, pero no utilices a Sarada para eso-

Sakura asintió, su mejor amiga tenía razón, Sarada no tiene porqué ser una herramienta que ella pueda utilizar para dañar al Uchiha o hacerlo sufrir, hablaría con su hija ese mismo día y le diría que su padre ya estaba aquí.

Limpió su rostro, se despidió de su amiga y fue hasta la casa de sus padres por Sarada.

-¿Cómo ha estado el trabajo? – preguntó la madre de Sakura con una sonrisa llena de amabilidad apenas abrió la puerta –

180, DESPUÉS DEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora