cap.31 y ahora qué?

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Pov. Paula

Cuando salí de la habitación llamé a Alba, pensé que sería más fácil hablar con ella que con su madre. Elisabeth me seguía intimidando con solo al oír su voz, además que no sé como se le puede contar a una madre que su hija está en un hospital pasando su peor experiencia futbolistica.
Llamé a Alba, no me contestó. Teléfono apagado o fuera de cobertura. -Como odio esa frase.- No me quedaba otra tenía de llamar a su madre.
-dígame?- respire hondo-.
-Elisabeth? Soy Paula
-Hola bonita. Necesitas algo? Ya sabes que Alexia está en Madrid, verdad?
-sí.- Un suspiro fuerte salió de mi boca al intentar coger fuerzas-. En realidad necesito hablar contigo.
-esta bien. Dime Paula
-veras.. es sobre Alexia.
-ayy! Paula. Se que tuvisteis una pequeña riña...no te preocupes de verdad que lo solucionareis antes de que te des cuenta.
-no es eso... primero quiero que no te asustes, vale!
-como quieres que no me asusté si me dices eso?!
-se ha lesionado, Elisabeth. Estoy al hospital con ella.
-como que se ha lesionado? Y como que esta en el hospital?
-se ha roto un ligamento de la rodilla. Se tendrá de operar.
-dime que no es grave!
-lo siento.. para un futbolista si lo es.
-mándame la dirección del hospital, mañana cojo el primer ave o avión y estoy en nada a Madrid.
-No, Elisabeth. No hace falta.
-claro que sí. Te recuerdo que es mi hija.
-no quiero decir eso. Mañana a primera hora pasará el dr. Del Barça. Y lo más seguro es que a la tarde llegamos a Barcelona.
-como está? Pásame el teléfono quiero hablar con ella.
-no voy a mentirte, está mal. Sabe que es grave y que seguramente se perderá toda la temporada.
-déjale el teléfono, tengo que hablar con ella.
-a ver como te digo eso. No quiere hablar con nadie. La convencí para que me dejara llamarte. -la escuche resoplar-. He salido ese momento para llamarte sin que ella escuchara, para poder contarte bien. Estoy llegando de nuevo a su habitación.
-no la dejes sola, porfavor.
-no pienso hacerlo. Pasaré todo el tiempo que haga falta a su lado.
- gracias por llamarme, Paula. Y por cuidarla
-no me tienes que dar las gracias, lo hago por que quiero... ah y Elisabeth. Haré que te llame cuanto antes.
-gracias por todo, Paula.
-no tienes...
-no tengo que darte las gracias,-me corto-. pero quiero.
-adiós.
-adiós.
Cuando iba a entrar en la habitación vi una máquina expendedora. Me acerqué y vi unas chocolatinas, busque en mis bolsillos, llevaba justo para comprar una así que la compré.
Volví a la habitación, abrí la puerta y la vi tumbada con los ojos cerrados, aún que supe que no dormía, me acerqué con cuidado, en silencio y me senté en el sillón que había a su lado. Al notar mi presencia estiró su brazo hacia mi para que le agarrarse la mano. La agarré y le bese el dorso de la mano, ella giro su cara y abrió los ojos, llenos de tristeza.
-que haré,Paula? Si no puedo volver a jugar..
-no digas eso- la corte deprisa, poniendo uno de mis dedos en sus labios para que callara-.volverás a jugar!-afirmé-.
-si me queda secuelas, o no puedo volver al nivel que estoy?
-volverás! Me oyes?! Será duro, las dos lo sabemos. Pero volverás, tenlo por seguro porque yo confío cien por cien en lo que te digo.
Ella afirmó con la cabeza y volvió a mirar el techo de la habitación.
-Amor! Mírame
-saldrá bien y tu volverás a jugar.
-y si no puedo volver como todo el mundo esperaba de mí.
-la gente te adora. Y eso no cambiará, pase lo que pase.
-que te ha dicho mi madre- cambio de tema-
-quería venirse a primera hora de la mañana. Le he dicho que no lo hiciera, porque lo más seguro es que volvamos a Barcelona cuanto antes.
-bien!
-llámala. Necesita oírte.-suspiro con pesades-.
-no quiero derrumbarme y si hablo con ella seguro lo haré.
-no pasa nada para mostrarte un poco más débil. -la volví a agarrar del brazo-. Y yo estaré aquí, o si prefieres te dejo a sola para que hables tranquilamente con ella.
-NO! Quédate
-vale! -busqué en mi bolsillo de la chaqueta y le enseñe la chocolatina-. Mira que te he traído?
-Un kinder?!
-se que te gustan y no sueles comerlos, pero hoy te lo mereces.
-gracias- me dijo abriendo la chocolatina y dándome la mitad a mí.-

Comimos el dulce en silencio, cada una con sus propios pensamientos como melodía de fondo. Al terminar alexia me pidió mi teléfono, dijo que no quería abrir el suyo sabía que no tendría tranquilidad si lo encendía y ahora es lo que menos necesitaba escuchar su móvil sonar sin parar.
Le di el mio y llamó a su madre. Le hizo prometer que así llegáramos la avisaría y está vendría hacia donde estuviéramos. Alexia me pidió permiso antes de decirle a su madre que si necesitaba cualquier cosa me llamará a mi y que le dijera a Alba lo mismo ya que no pensaba conectar su móvil en un largo periodo de tiempo.
Cuando colgó el teléfono se dio cuenta de la gran cantidad de notificaciones que había en él. Aún que tuve la precaución de borrar todo antes de dejarle, en los pocos minutos que duro su llamada me entraron como quinientas notificaciones nuevas.
-Tienes muchas notificaciones.- me dijo devolviendome el movil-. Es por lo que creo que es?
-sí -vi como su cara de preocupación volvía a ella-. Pero no te preocupes, está todo bien. Solo tengo de quitar los avisos y ya..
-pero...
-pero nada, ahora solo me importa qué tu estés bien.

Cuando iba a contestarme se abrió la puerta de la habitación apareciendo el doctor del barça. Nos explico que el diagnóstico era correcto, sufría una rotura del ligamento cruzado anterior y en dos días si la hinchazon bajaba pasaría por quirofano. Y una vez operará empezaría con la recuperación.
Llamé a Aitana para pedirle que recogiera las cosas de Alexia, que en menos de dos horas pasaría a recogerlo.

Y así paso. Recogi sus cosas y llame a su madre para decirle que en tres horas llegariamos a Barcelona. Ayuda a Alexia a aposentarse y me fui a la cocina para hacer algo de cena, cuando llegó su madre. Está corrió a abrazar a su hija.
-Hola Elisabeth.- saludé-.
-Hola, cariño. -me saludo con una sonrisa-.
-he hecho la cena. Tenéis de sobras para las dos.-Alexia me miró extrañada-. Ahora que ya has llegado yo me voy a mi casa.
-Que?! No- dijo Alexia agarrándome por el brazo-. Quédate porfavor.
-hace nada me pediste un tiempo, Alexia.-dije con pena-. Si rompí lo pactado fue porque no podía dejarte pasar por todo eso sola, pero ahora está tu madre ella te cuidará mejor que yo. Así que me voy.
-No porfavor,-suplicó-. No te vayas! Siento mucho todo lo que dije.
Miró hacia su madre, que nos miraba desde una distancia prudente perpleja a la conversación.
-Mamá! Puedes dejarnos solas.- clavó sus ojos a los mios-. Necesitamos hablar.
-Claro! -me llamas si necesitas algo-.

Estubimos un par de horas hablando, me contó sobre su rotura con su ex, sobre la infidelidad, y que por culpa de eso penso que no podria estar con nadie, pues al ser una persona conocida y que está siempre en boca de todos, se encontraría una vez tras otra en la misma situación. Y cuando yo le comente mi preocupación ella se encontro justo en el pasado.
Pude comprenderla, y tras decirle que no podía prometer estar siempre, pero que no soy como ella y que no seria capaz de hacerle daño. Nos perdonamos y nos prometimos hablar sobre todo lo que nos hiciera mal, las dos somos conscientes de nuestro pasado y nos ayudaríamos a superarlo.

Me instalé en su piso para poder ayudarla sobretodo esos primeros días. La operación salió muy bien y ya empezaba con la recuperación.
Esos dias hizo que su carácter cambiará por completo, era desagradable, se frustraba a la mínima que algo no le saliera a la primera y lo pagaba en mí persona, todo eran malas caras y discusiones, si yo decia blanco ella diria negro y al revés. Más de una vez tuve de llamar a su madre o a su hermana para que pasaran tiempo con ella y yo pudiera irme de esa casa. Iba a casa de Sara, mi habitación seguía allí, me encerraba en ella y lloraba. Lloraba como hacia tempo que no la hacía. Todo me superaba. Su lesión, su carácter de mierda, y la gente que seguía analizando todo lo que hacía o decía no ayudaba en absoluto.

Pero el tiempo pasó y con el empezó a aceptar la lesión, volviendo poco a poca la persona que me había enamorado. Su recuperación cada vez iba a mejor y ella notaba su mejoría. En ese momento las dos supimos que lo peor había pasado y que a partir de ahora solo podía ir todo a mejor.

Solo Si Preguntas TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora