En un viaje lleno de magia y fantasía, Lank aborda un tren hacia el polo Norte, conoce a muchos seres fantásticos, se enamora de un hombre mayor que ella, tiene diferentes aventuras dentro y fuera del tren, y descubre que la magia y el amor no es al...
Hace algunos años, era nochebuena, en ese entonces yo tenía 19 años...
- Eras muy joven.
- Lo sé...
Yo me encontraba en casa, cenando con mis padres, la casa era tan cálida que me sentía en una postal navideña.
Ya casi se acercaba la media noche, y nos ganó el sueño, nos pusimos las pijamas y luego nos fuimos a dormir.
En la madrugada, en pleno estado de sueño, comencé a escuchar ruidos fuera de mi casa...
- ¿Creíste que era Santa?
- No, hacía tiempo que ya no me dejaba regalos, puesto que ya estaba grande para recibirlos, al menos de parte suya.
Creí que era algún vecino borrachín, pero... No parecía serlo.
No eran ruidos de una persona, o de algún animal... Eran de algo mucho más grande.
- ¡¿Era un monstruo?!
- Los monstruos no existen, no como nos los imaginamos.
Rápidamente comenzó a temblar, creí que se trataba de un terremoto, pero era imposible, vivíamos en una zona segura, en donde no pueden producir.
Me desperté y quería despertar a mis padres, pero ellos no parecían escuchar semejantes ruidos, me puse mi abrigo blanco y me asomé a la ventana... No ví nada, había mucho polvo en el ambiente que me impedía ver.
Así que, me armé de valor, tomé las llaves de la puerta y salí de la casa, aún me sigo preguntando "¿Por qué lo hice?", después de salir, cerré la puerta de mi casa y me dirigí a la banqueta, el polvo comenzaba a desaparecer y no podía creer lo que estaba enfrente de mí...
- ¡¿Qué era?!
- Un tren...
-...
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No me lo podía explicar, ningún vecino salió de su casa para averiguar el porqué de tanto ruido, parecía ser yo, la única persona del lugar que pudo escuchar los ruidos del tren.
Era imposible como un tren de semejante tamaño iba a pasar por ahí, ni siquiera había vías, "¿Cómo podía estar ahí?"; momentos después escuché a alguien gritar desde el tren.
No podía escuchar muy bien lo que gritaba, luego ví a una figura masculina salir del tren, me estaba llamando, y me dirigí hacia él, creo que se trataba del conductor, por el uniforme que llevaba.
Me preguntó si iba a ir, pero yo no sabía a dónde, así que le pregunté, y él simplemente me respondió que el tren se dirigía hacia el Polo Norte, seguía sin creerlo, "¿cómo así de la nada iba a ir a ese lugar?", es muy frío y no hay casi nada, solo hielo y mucho frío.
Él seguía insistiéndome, pero me negué, después él regresó al tren y comenzó a irse.
Me quedé pensando por un momento, "¿iría o no, será por mucho tiempo, volveré a mi casa, y si no voy, y si mejor voy?", todas esas preguntas invadieron mi mente, y por acto reflejo, corrí y me subí al tren.
