Reto #3

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Lunes de géneros locos
Propuesta: Bélico gastronómico musical

Los actores se estaban preparando.

Llevaban meses ensayando para este gran acto y querían hacerlo bien.

Tenían mucho para decir. ¿Estarán los espectadores bien despiertos?

Atentos.

¿Qué hay sobre el escenario?

Sube el telón

Primer acto

Un centro de convivencia; llamado así por sus comensales. El Restaurante WorldWise era un fragmento de la vida donde trabajadores hacían girar su micro economía y los consumidores gozaban de los resultados; todos visto de lejos por los grandes líderes quienes organizaban las vías desde el anonimato.

Altos muros, lujosa iluminación, grandes mesas finamente decoradas y un amable y atento servicio. Un ambiente ideal y armonioso reinaba al cruzar sus puertas de madera. Desde grandes familias hasta románticas parejas elegían este restaurante debido a la flexibilidad que ofrecían. Reinaba la paz.

Un temple intimidante pasa por la puerta portando un traje negro. Con la frente en alto y acomodándose la corbata pide una mesa, y una grande. Ignoró las miradas de desprecio. Sí, estaba pidiendo una mesa grande para él solo. Claro que tenía una familia, una hermosa de hecho, y los amaba con cada célula de su cuerpo. Pero este servicio era obligatorio brindarlo en solitario. No se confundan, estaba totalmente de acuerdo con eso.

Muestra su insignia: Liam Fernández, catador principal de la empresa WAGO. Su paladar era codiciado por todo el mundo y sus estrellas eran un tesoro para cada jefe de restaurante. Las miradas cambiaron en el mismo segundo que el servicio comenzó a tratarlo como un rey.

Rápidamente se encontró sentado en su asiento con una copa de vino caro en la mano.

—Correcto. Pero nada especial —pronuncia en un susurro. Saca un bolígrafo y comienza a anotar recorriendo el lugar con la vista. Su ceja levantada expresaba exigencia. No busca lo mejor, buscaba lo único. No podía entregarle la estrella de su empresa a cualquiera. Solo tomaría lo que le sirviera y le gustara; nada más, nada menos. Sonrió para sus adentros —. Sí, claro.

No paso mucho tiempo hasta que otra figura apareció por las puertas. Esta vez acompañado de un temple rebelde y un llamativo traje blanco. Saca su insignia. Luis Miller, catador de la empresa WABG y padre de familia.

Recibió el mismo trato: guiado hasta su propia gran mesa y con su propia copa de vino.

—Nada de otro mundo —procedió a comentar tomando apuntes en su libreta.

Los catadores fronterizos cruzaron miradas y los platos comenzaron a llegar.

—Compañero Miller —llama la atención el joven de traje negro. Este voltea su mirada—. ¿Sabe que acompañaría muy bien su platillo? Mostaza —enfatiza—. La de Bélgica es la mejor. ¡Mesero! Hágame el favor de traerle una. Gracias.

Proceden a traerle un pequeño pote de mostaza. Miller no lo recibe con mucho gusto, pero procede a colocarlo a su comida.

—Tenía usted razón, compañero Fernández. Déjeme recomendarle algo de mi parte también. La ensalada Lebedenko será un buen acompañante de ese plato. ¡Mesero!

El mozo se dio media vuelta e interceptó a otro que llevaba la ensalada en su bandeja. Se escuchó una leve queja de la mesa al que iba dirigido el platillo, pero ambos catadores hicieron caso omiso.

—Debo reconocérselo, realmente armonizan —confirma Liam.

De esta forma procedieron durante un largo tiempo.

Writober 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora