Reto #2

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Domingo de estados de ánimo específicos
Propuesta: Domingo que quisiera que fuera gris para meterte en la cama

El aire caliente que emanaba del asfalto hirviendo se encontraba distorsionando el paisaje. El señor Denver golpea con fuerza la puerta del baño de la gasolinera. Una parada rapida a mear siempre era una bendición, sobretodo en estos días en donde el sol le quitaba hasta la última gota de agua de su cuerpo y el no tenía más opción que acabarse las tres botellas de a litro que llevaba en el asiento del acompañante.

Camina torpemente hasta su auto mientras se sube la cremallera y mira a su alrededor. ¿De dónde había salido toda esta gente? Viajeros, turistas, familias aprovechando la semana de vacaciones y adolescentes fuera del radar de sus padres; mal augurio. Suelta un quejido enrabiado. Sabía lo que le esperaba. Su viejo auto rebota cuando se deja caér sobre el asiento. Esta porquería no aguantará mucho más, piensa.

Se acomoda su sombrero beige y baja el parasol. Echa un vistazo a la multitud de gente antes de arrancar. ¿Cúantos de ellos irán para allí? Si eran todos, estaba en problemas.

Conduce durante media hora más y se desvía por un camino a su derecha. "Parque Nacional Tierras Claras". Lugar de vacaciones para otros, sitio de trabajo para Denver; el guardaparques oficial.

Comienza su jornada laboral y pone en marcha su rutina, la cual ya realizaba de manera automática. Coloca su sombrero en el perchero y se seca el sudor de su frente, dejando una gran marca húmeda en la manga derecha. Deja sus cosas sobre el sofá y sube las escaleras hacia la oficina. Allí era la habitación omnipresente; cámaras y cámaras que lograba ver desde una simple silla de escritorio. Se inclina dificultosamente para tomar una cerveza del mini refrigerador y se sienta en frente de los monitores dándole un gran sorbo a su lata.

A que idiota veremos hoy, reprende. Sintoniza su radio. Se escucha la estática hasta que da con una voz femenina. Gloria, una de sus trabajadoras que tenía a cargo. Estaban listos para lo que les venía. Una semana entera de trabajo continuo debido a la multitud que viene causar estragos. cuando sus jefes se acercaron a buscar voluntarios para semejante tarea estuvo a unos segundos de reirse a carcajadas frente a sus caras, claro que todo cambió cuando escuchó la semejante cantidad de dinero que entregarían por una semana de trabajo. Fue el primero en dar un paso al frente. Su velocidad en ese momento superó su capacidad física, evidentemente. Lo que puede hacer el dinero es milagroso, le repetía a Gloria en forma de chiste quien le respondía con una risa burlona.

Ambos apostaron todo lo que ocurriría en la semana: mínimo un incendio en la zona de mayor riesgo, esos eran los más peligrosos; alguna pareja indebidamente melosa en algun auto en los rincones más oscuros del parque, apostó Gloria; aproximadamente cinco llamadas a emergencia, volvió a apostar Denver. Por último, y el que nunca faltaba, alguien perdido. Siempre estaba el imbecil veinteañero que se pierde en la zona de arboledas por impresionar a alguna chica.

Bromeaba con su compañera pero por dentro sentía una gran preocupación. La mayoría de sus trabajadores se habían ido fuera del país y como reemplazo le colocaron practicantes; muchos sin experiencia alguna. Si el lugar se llegaba a llenar como de costumbre estaría en graves problemas. Definitivamente lo que hago por dinero es un milagro, se riñe a sí mismo.

Ya era mediodía y el lugar comenzaba a ocuparse. Empezaban a verse más cabezas sudorosas que césped en el suelo. La mayoría adultos, por suerte. Los días de semana eran los más tranquilos, dentro de todo. Los jovenes aprovechaban a descansar en sus casas o adelantar tarea. Viernes, sábado y domingo eran el problema, la tríada del horror. Madres que traían a sus bebés a tomar sol y a sus adolescentes a gastar energía. Que mala combinación.

Writober 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora