Día 3. El tonto erizo

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Inmóvil sobre su cama, solo un ligero respiro advertía que aún seguía con vida, un chico de aspecto andrógino dormía plácidamente, sus cabellos antinaturalmente rosados y su clara piel lo hacían parecer una deidad de fantasía, este chico Kanaye, comienza a despertarse al sentir los rayos de sol en su rostro, con sus ojos entre abiertos mira a su alrededor y decide que es momento de levantarse, se sienta sobre su cama y mira a la nada, sus ojos rojos que hacen un hermoso pero inquietante juego con su cabello lacio miran más allá de lo tangible, como si estos vieran detrás de las paredes.

Luego de unos segundos Kanaye vuelve a sus sentidos y toma su celular, sobre todas las cosas hay una que tiene prioridad casi que religiosa.

"Senpai... "

En su celular se transmite la imagen de un chico inmóvil acostado en el suelo.

"Perdóname senpai, pronto me mudare contigo, perdóname, perdóname, perdóname."

Kanaye deforma su cara en una expresión de dolor sincero, su pecho se hunde en pena al saber las condiciones en las que Yuya se encuentra.

El chico mueve sus dedos en un gesto de zoom y enfoca la imagen en la cara del chico.

"Senpai..."

Dice con vergüenza, acercando sus labios a la pantalla.

*Chuu~*

"Fufufu~"

Un cambio brusco de sentimientos se expresa en su rostro, su cara se sonroja a la vez que se traza una pícara sonrisa, intenta contenerse pero no puede y le da un beso más, y otro.

Cuando decide que es suficiente se alista, toma sus cosas y sale del cuarto.

En la sala se encuentra una pareja alrededor de los 40, sus padres.

Kanaye pasa y los saluda como siempre.

"Buenos días, madre, padre"

"Buen día Kanaye, tu padre y yo estábamos preocupados porque llegaste tarde estos últimos días ¿todo está bien en la escuela?"

"Exageras mujer, Kanaye ya es un muchachito capaz, es cierto que no se ve imponente y su cara no ayuda, pero confió en él, después de todo es mi hijo."

La madre de Kanaye duda de opinar más al respecto, su hijo ciertamente ya es mayor, pero ella aún ve a su pequeño Kanaye, las malas experiencias de recibir a su hijo con moretones a causa de golpes dejaron una marca muy profunda en su corazón.

"Madre, padre, no hay de que preocuparse, si algo sucede tengo a mis amigos, ya no es como antes madre, aparte... Yuya senpai está ahí"

"Yuya eh..."

Su padre conoce a Yuya, salvo a su hijo de los estúpidos niños que lo intimidaban y ha sido su amigo desde entonces, cuando ve a su hijo hablar de Yuya puede percatarse de que hay más que simples sentimientos de gratitud y amistad, ha hablado con Yuya y sabe que es un buen chico.

El padre de Kanaye es consciente del aspecto andrógino de su hijo, y lo mal que lo ha pasado por gente mala en el pasado.

Ichiro, padre de Kanaye tiene sentimientos encontrados sobre su Yuya y su hijo, por una parte el desea que su hijo sea feliz con una linda chica y poder ver a su nieto, esa sería su mayor felicidad, pero igual, puede ver cómo se siente su hijo por Yuya.

Su relación con Yuya no parece avanzar por lo que cuenta Kanaye, él espera que si su hijo no logra ser pareja de Yuya, al menos le gustaría que pudieran seguir siendo amigos, aunque muy en el fondo, no le agradad la idea de verlos juntos, el desea profundamente un nieto.

Mi kohai me secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora