Tyrosh's Inn

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Daemon se acercaba a un gran establecimiento repleto de luces y personas, la platinada solo seguía a Daemon mientras rodeaba a La Niña con sus brazos. Al entrar vio al platinado recargado en una gran barra de madera hablando con un hombre de rasgos asiáticos y apuntando a la platinada y a La Niña, Daemon dio un golpe en la barra y se giró hacia ambas mujeres.

—Todo bien?—Pregunto la platinada.

—Solo hay un maldito cuarto disponible.

—¿No hay otra posada en la Que podamos quedarnos?

—Dudó que a estas horas alguna no esté llena.

—¿Que haremos?

—El establecimiento cuenta con 2 camas, La Niña y tú dormirán en una, yo en otra.

—Perfecto.—Dijo irónicamente.

—¿Cree que quiero compartir cuarto con usted? Si la gente ve que entre a una posada con una mujer y una niña se dirán rumores sobre mi.

—¿No se dicen ya mi príncipe?—Daemon volteo los ojos y comenzó a caminar hacia las escaleras de madera.

—et soror mea? (Y mi hermana?)—Pregunto la pequeña.

—videbo eam cras ego promitto. (la verás mañana, lo prometo)—La pequeña asintió y ambas mujeres comenzaron a subir las escaleras.

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Visenya daba vueltas en su cama pensando en cada cosa que le diría su hermano al llegar a King's Landing, finalmente se paró de la cama y camino hasta la ventana para ver la ciudad completamente iluminada, era hermoso por primera vez en su vida, conocer otro lugar que no fuera Dragonstone o la casa de Lord Oirol Tully.
Visenya percibió una visita detrás de ella y comenzó a cerrar su puño.

—Problemas para dor......—El platinado dejó sus palabras en el aire.

—Oh por los siete, lo siento, lo siento.—Dijo Visenya con arrepentimiento en su voz tratando de posar sus manos sobre el rostro del platinado quien trataba de no quejarse en voz alta

—Mierda.—Dijo acariciando su nariz, pronto bajo su mano, apoyándola en el hombro de la platinada y viendo hacia arriba. Visenya miró con repulsión su camisa y se giró a Daemon.

—Manchaste mi camisa.—Daemon descendió la cabeza, provocando que la sangre se deslizara por su nariz.

—Y tú me golpeaste, dos veces, me golpeaste ayer y lo volviste a hacer.... DOS VECES.—Visenya se encorvó algo apenada y localizó ambas manos en el rostro del platinado, una mano ubicada en su mandíbula y la otra limpiando los restos de sangre, para limpiarlos en su camisa.—Pensé que ya había manchado lo suficiente tu camisa.

—En serio lo siento.

—Por que no golpea a su hermano mejor.

—Lo hago, pero nunca le había sacado sangre, no dos veces.—Comentó riéndose.

—No se si sentirme halagado u ofendido de ser la primera persona a la que golpea dos veces.

—Siéntase halagado, no siempre se le golpea a un príncipe 2 veces.—Comentó entre risas aún limpiando la sangre.—¿Le duele mucho?

—Lo peor ya pasó, no entiendo por qué quisiste ayudar a esa mocosa y su hermana, no veo nada especial en ellas.

—A veces lo especial se encuentra en las personas que menos esperamos, así que no se desilusione mi príncipe.

—Yo no espero nada de nadie ¿Cómo va el asunto de su casamiento?

—Muy gracioso.—Dijo la platinada sarcásticamente.—No se que haré, se supone que la gente se debería casar por que se ama, no por el maldito deber.—Visenya se giró a la ventana y se quedó embobada viendo por un rato hasta que de nuevo la voz del platinado la desconcentro.

—Es hermoso no es cierto?

—Es increíble, me encantaría conocer mas a fondo las ciudades libres, pero lamentablemente el reino me tendrá ocupada como una hacedora de bebés.—Daemon desvió la mirada y agachó la cabeza para ver sus zapatos.

—¿Sabe? El matrimonio no es tan malo. Es únicamente un acuerdo político, después de estar hecho, puedes hacer lo que te plazca.

—Tal vez es un acuerdo político para los hombres, pero no para las mujeres, le apuesto que cuando tenga a mi primer hijo, mi hermano conseguirá una mujer, tal vez una puta o una dama de alguna buena familia.

—Bueno, si su hermano hace eso, será un completo idiota.

—No se como usted aún no tiene herederos con su esposa.

—Bueno pues digamos que a la mujer que usted llama mi esposa, tampoco quería casarse conmigo, y yo no la deseo, ni creo que ella a mi.

—Pero eso es im......—Las palabras de la platinada se quedaron en el aire, cuando el a Targaryen la miró con una sonrisa en el rostro.

—Es algo razonable.—Dijo la platinada tratando de resolver lo que había dicho segundos antes.—¿Pero no le gustaría tener hijos en algún punto de su vida?

—Claro que me gustaría, sin embargo no con esa mujer.—Daemon vio fijamente a su prima.—¿Y a usted?

—Desde que tengo memoria quise tener hijos, pero yo sabía perfectamente que aún no era el tiempo, pero sin embargo creo que es tiempo llegará en poco.

—¿Algún nombre en especifico?

—Aegon.

—Demonios, ese nombre lleva más de 5 generaciones Targaryen y aún no pierde su
auge.—Dijo entre risas

—Búrlese todo lo que quiera, pero es un nombre lindo.

—¿Y si llegará a ser una niña?

—Maelys.

—¿Tiene planeado casi todo no es cierto?—La risa de la platinada cesó.

—No tenía planeado un casamiento con mi hermano.

—Yo.... Lo siento.

—Está bien, creo que mejor iré a dormir, usted también debería hacerlo.—Visenya se giró para regresar a la cama que ocupaba la pequeña castaña, y se acostó lentamente viendo hacia el techo, las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos y finalmente las soltó entre sollozos, después de tanto tiempo de estar entre lágrimas pudo dormir.

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⏰ Última actualización: Jul 16 ⏰

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