Ahora
El futuro era un laberinto de posibilidades siempre cambiante hasta que se convirtió en el presente que Helaena vivía ahora. El futuro que les había estado advirtiendo por años a todos aún no estaba fijado. Pero era más probable que quedara escrito con el paso de las horas porque no se estaba haciendo nada para desviarlo.
Su madre y sus hermanos ya estaban colocados en sus asientos correspondientes, acomodados a un lado de la larga mesa, y Arya estaba sentada al lado de Aegon, todos ellos observando a Rhaenyra con su prole mientras se dirigían a la mesa.
Helaena suspiró. Miró hacia su derecha e inmediatamente se estremeció cuando sus ojos lavanda se encontraron con un par azulado, ingenuo y divertido.
Lucerys la miraba con curiosidad y con las mejillas arreboladas por el calor.
Pequeños destellos del futuro cegaron a Helaena y sonrió a su sobrino.
La platinada se encogió de hombros y pasó su mirada por la mesa, deteniéndose en dos parejas: Rhaenyra y Daemon y Arya y Aegon. Los primeros murmuraban entre ellos como si fueran los únicos en el mundo con sus ojos violetas y cabellos platinados perfectamente cepillados. Una historia completamente diferente era la segunda pareja, la cual aunque también murmuraba, parecía mucho más inocente mientras se reía de alguna broma.
Helaena asintió complacida al ver a los cuatro.
De alguno de ellos vendría el príncipe que fue prometido para traer el Amanecer.
No pasó mucho tiempo antes de su padre hiciera su aparición.
Viserys se había acomodado entre Rhaenyra y la madre de Helaena, sonriéndoles hasta que finalmente, comenzó a hablar, con voz débil y áspera al dirigirse a todos ellos.
Un temblor recorrió la espalda de la platinada.
El destello de una tormenta y escamas doradas llegó a su mente.
—La Casa del Dragón no puede mantenerse en pie si sigue dividida—resopló el Rey, estaba muy cansado. —Si seguimos dejando que discusiones insignificantes nos enfrenten, el reino se desmoronará. Eso no puede suceder. Todos debéis saberlo.
Los ojos de Helaena se desviaron, no pudo evitarlo. Se sintió inquieta, una de sus piernas rebotó repetidamente bajo la mesa y su vestido. Ni siquiera sabía porqué estaba tan ansiosa por escuchar algo que ya sabía que ocurriría. Era algo que había estado soñando desde antes de la muerte de Lady Laena.
Se mordió el labio y deseó que el recuerdo se desvaneciera.
Pero, de repente, la voz de su padre volvió a sonar en sus oídos y parpadeó.
—Y... Esta casa estará unida—susurró Viserys y los ojos de Helaena se abrieron de par en par, levantándose para mirar fijamente a su padre, que se encontró con su mirada, sonriendo ampliamente a su hija. —No podría imaginar a nadie más apto para ser el esposo de mi hija Helaena. Lucerys, sé que nos harás sentir muy orgullosos a tu madre y a mí.
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LOOKALIKE | Aegon II Targaryen ✓
FanfictionO matamos a los Verdes o ellos nos matan a nosotros. AEGON II & AEMOND TARGARYEN ©2022, larxios