14. ZAFIRO

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Antes

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Antes

Había pasado más de un año desde el funeral en Driftmark cuando Arya finalmente fue enviada de regreso a su hogar en Invernalia.

El día anterior, abordar el tema hizo que su prometido la mirara con ojos violetas llenos de reprensión y prácticamente le aventara a la cara las últimas cartas que Aegon le había enviado. —Tienes que cerrar cualquier amor que tuvieras por Alicent y su familia. Mi sobrino ya ni siquiera responde a tus cartas—dijo Daemon desde el otro lado del patio.

Arya se quedó quieta, y el sudor de su cuerpo enfundado en armadura plateada se deslizó hasta la hierba que crecía bajo ella. Giró la cabeza en dirección contraria a él y se retorció un mechón de pelo entre los dedos. Él tenía razón, pero no era lo que ella quería oír.

—Mm —fue todo lo que pudo tararear como respuesta.

No hizo ningún movimiento cuando él regresó a trompicones a sus aposentos, sólo contempló sus maletas y se subió al carruaje de vuelta a Invernalia.

Alicent no volvería a escuchar nada de lo que dijeran los Negros. El daño en el ojo de su hijo era un faro que ella anunciaba, usándolo para condenar a los herederos del Dragón que siempre había despreciado. Pero Aemond y ella habían sido amigos. Sí, era cierto que Aegon hacía rato que no respondía a sus cartas, pero Aemond nunca se atrevería a abandonarla de la misma forma en favor del alcohol y los burdeles llenos de prostitutas.

Mi querido amigo, escribió. Sintió que algo se le retorcía en el estómago. He oído que llegaste a tu decimocuarta onomástica alrededor del período menguante de la última fase lunar. Lamento lo tarde que te llega esta carta, pero espero que haya sido una ocasión agradable.

Mierda. ¿Qué más? Se quedó mirando cómo se secaba la tinta. ¿Cómo está Aegon? ¿Se ha caído ya por una ventana en la agonía de su placer autoinfligido? La nariz rota de Lucerys ha sanado y cuajado perfectamente, gracias. ¿Tu madre aún me odia por estar prometida a Daemon? No podía poner eso.

Te extraño tanto que se siente asqueroso. Se siente húmedo, quiso decir.

Temo perderte, amigo mío. Temo perder un hombro sobre el que llorar, alguien con quien reír, alguien que conoce mis secretos. Alguien que me ha visto en mis mejores y peores momentos. Temo perder a un amigo en quien una vez confié. Más que eso, temo la razón por la que nunca me escribiste. ¿Fue mi culpa?

Tu una vez querida amiga, Arya Stark. Lo firmó prolijamente.

Para cuando llegó a Invernalia, un cuervo ya la esperaba con una carta.

Mi querida amiga,

Es extraño cómo mi infancia parece eterna. Y de repente tengo catorce años y veo la arena amontonarse en el extremo equivocado. Y me quedo pensando en cómo cuando era sólo un niño, el latido de mi corazón era como un bombo en guerra, y ahora es sólo un reloj de arena que se agota. Y es triste. Y quiero olvidarme de la muerte. Pero sobre todo quiero olvidarme de decir adiós. Odio las despedidas.

LOOKALIKE | Aegon II Targaryen ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora