Saiki Kusuo x Tú (Yaoi) || Inventé al novio perfecto

❥ •『 Contigo hasta el fin del mundo 』• ❥

❥ •『 Especial día de los muertos 3 』• ❥

(Final)

—¿Kusuke?

Cuando el muchacho terminó el instituto le dieron permiso para tener prestado el laboratorio mientras estudiaba biotecnología y otra especialidad para ejercer como infectólogo en la universidad.

—Mis condolencias por tu hermano.

—No está infectado, se suicidó con un disparo en la cabeza.

Kusuo con secreta tristeza le cerró los ojos prendiendo la computadora de su oficina.

—Es posible que cuando esté video se reproduzca el mundo al que conocíamos se haya extinguido así que seré breve. Soy Saiki Kusuke, tengo dieciocho años e inventé el virus de la muerte el hace un mes, lo probé en animales y no surge efecto excepto en los hámsters.

Eso explicaba la jaula llena de roedores.

—Un alumno de la academia PK entró a escondidas para jugar con el hámster infectado siendo contagiado al instante, el nombre del paciente cero es Nendou Riki, no tenía idea de eso hasta ver lo que causó.

La cámara mostraba a los chicos corriendo por sus vidas, gente suplicando e intentando escapar.

—Todos los datos están en el pendrive de mi bolsillo. Lamento haber creado el infierno de la humanidad y sumergirlos a la muertes de millones de personas —colocó una pistola en su cabeza —. Aquí es donde hay que dispararles, como castigo me iré con mi creación.

Antes de que se disparará, ____________ bajó la tapa de la netbook, no quería afectarle al pelirosa.

—Es mejor si llevamos esto para que encuentren alguna cura o vacuna —guardó la computadora junto con el pendrive en la mochila.

Kusuo tomó el arma que estaba en el escritorio, podría serle de utilidad en un futuro.

—Mi padre mandó otro mensaje, está cerca de aquí —avisó— Apúrense todos, menos la chica pobre de cabello corto, Yumenara.

—Yumehara —corrigió Kaido —¿Y por qué no?

—Fue mordida, nos contagiará y el crucero de mi padre se contaminará.

—Si no la llevamos, yo tampoco iré con ustedes.

—¡Kaido! Deja de decir tonterías, tu no estas infectado —reclamó Aren —¡Estás haciendo un berrinche de niño chiquito!

—Chiyo es nuestra compañera —defendió firmemente.

—Y pronto ya no lo será ¿qué harás? ¿Crees que estas en alguna de tus historias fantasiosas donde eres el héroe? ¡Esto es la vida real!

Lo sacudió sujetándolo del cuello de la camisa, deseando hacerle entrar en razón. No quería dejarlo atrás, tampoco quería llevarlo a la fuerza.

—¿Pensaste en todos aquellos que murieron? Ellos hubieran querido llegar hasta donde estas y tú en cambio te quieres morir ¡muy bien! Quédate aquí, suicida.

—¿Qué sabes tú? Provienes de una pandilla, los ex-delincuentes no se preocupan por nadie más que por si mismos.

Las palabras dolían más de lo que parecía, intentaban cambiar la opinión del otro llegando a lastimarse profundamente. Cada uno se giró dándose la espalda, molestos y dolidos, ninguno iba a ceder ante el otro.

—Kaido-kun, deberías irte. Cuando me convierta, intentaré morderte, ya no seré yo misma.

—Al menos quisiera quedarme contigo en tus últimos momentos. No quiero abandonar a más de mis amigos, no quiero.