❥ •『Estos celos me hacen daño, me enloquecen 』• ❥

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Adivinen qué personaje o cuáles personajes le cantan esa canción de arriba a Tn, recuerden que será un besto harem.

Tn comenzó a sentir el aroma de la comida humeante ¿qué estaría preparando la jefa de la casa? ¡Un momento! Estaba solo. Abrió los ojos con pesadez notando que su ropa estaba en la mesa de la sala, preocupado reviso su cuerpo buscando que todo este en su lugar y sin cicatrices extrañas.

—¡Se acabo la sal! Bueno, le hará bien a nuestro cuerpo no consumirla por la presión —le vio el lado positivo, además no iba a escandalizarse por una insignificante pizca de sal que apenas sentiría el paladar.

—¿Quién es? —susurró para si mismo —. Siento que oí su voz en algún lugar —se levantó sin hacer ruido y agarró el teléfono pensando en llamar a la policía para posteriomente huir.

¿Atacar al ladrón que entró a su casa? No, gracias. Prefería vivir un poco más, morir sería estúpido teniendo tantos años de juventud disponible para convivir con los que amaba. Además seria un mal agradecido con Saiki quien le entregó la vida, aunque haya sido accidentalmente. Quién sabe si había más de un ladrón, quizás cuatro o cinco armados hasta los dientes, mientras ataque a uno los otros se pondrían en alerta. No fingiría ser un intento de héroe y actuaria precavidamente.

—¿Un pijama? —alguien se lo puso mientras dormía —. Dudo que un ladrón me lo haya puesto luego de que me desmayara.

—Es porque no soy un ladrón, Baka-kun —la voz sonó detrás de su oreja —Robar en mi propia casa sería irónico ¿no crees?

—¿¡Baka-kun!? —se alejó al otro extremo del sillón —¿Qué hace aquí y qué quiere?

—No me trates de usted, me haces sentir viejo ¿cuánto crees que aparento? —arqueó una de sus cejas esperando que dijera alguna edad cercana a la suya.

—¿Treinta? —dijo al azar —. ¿Ese chico rubio será un loco extraviado? Lo mejor seria seguirle el juego para calmarlo.

—¡Dieciocho! ¡Esta carita de ángel esta sin arrugas! —se refirió a si mismo muy molesto con el menor.

—Lo siento, señor —siguió indirectamente tratándolo como un adulto maduro.

—Descuida —se rindió cambiando su enojo por una pequeña mueca de diversión —. Mi edad no límita mi mente ¡jum ~!

—Ya veo —sin ganas contestó todavía aferrándose a la manta.

—¡No seas indiferente con tu cuñadito, me haces sentir mal! —se tiró sobre el sillón para abrazarlo por los hombros irradiando molestia y felicidad —¿Donde están tus modales?

—¿Y los suyos? Me desvistió sin mi consentimiento —frunció el ceño, era descarado reprocharle.

—Uy, perdón ~ —realmente no lo lamentaba —La próxima te preguntaré antes de hacerlo.

—¿Como qué una próxima?

—No me molestaría ver nuevamente el lunar que tienes en tu pierna —le palmeó el muslo queriendo lograr avergonzarlo, quería verlo sonrojado.

—Se le quema la comida —anunció sin otra emoción más que la de neutralismo, Kusuke fue a apagar el horno apurado —Supongo que esos toques son normales como la bipolaridad —sacó un libro debajo del sillón —Que extraño, no encuentro sobre eso. Meh, luego le preguntaré al papá de Saiki-san, ese hombre sabe cosas.

Al rato regresó el mayor con una bandeja entre sus manos, en ella había una sopa de vegetales y carne, un jugo de naranja natural y una manzana.

—¡Volví ~! ¿Tienes hambre?

Saiki Kusuo x Tú (Yaoi) || Inventé al novio perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora