Era un día muy normal en la vida de un estudiante común y corriente llamado Kusuo, el comienzo de la mañana comenzaba con el sonido de los pajaritos cantando parados en las ramas de los árboles. Saiki se despertaba poco a poco abrazando un cuerpo desnudo que estaba en su cama.
—Espera ¿qué? —. Se levantó de sopetón quedando sentado, observó con detenimiento el rostro de aquella persona durmiendo plácidamente al lado suyo —. ¿Quién es?
Faltaba algo muy importante, algo indispensable con lo cual debía vivir ¡sus lentes! El joven se acercó rápidamente al estante donde estaban guardados sus anteojos con esmaltado verde, cuando pudo colocárselos pudo finalmente estar tranquilo. Se comprende con claridad ¿por qué preocuparse por un par de lentes comunes? Es más preocupante despertar al lado de una persona que no sabes de donde salió. Si, sin embargo si no se los ponía podría convertir en piedra a cualquiera que mirara, lo normal...
—Recuerdo, ayer me dormí abrazando un oso de felpa y luego... —un movimiento bajo las sabanas cortó sus pensamientos, se estaba despertando —. Yare, yare. Me descuidé mucho.
—¡Ku-chan, ven a desayunar! — . Llamó su madre desde la cocina terminando de lavar unos trastes, sin embargo Saiki primero debía encargarse de un pequeño problema -. ¡También preparé gelatina de café, hijo!
—Eso lo cambia todo —. Se teletransporto a la primera planta, ya sentado en una silla frente a su primera comida.
Decidió pausar el tiempo, los minutos necesarios para degustar principalmente ese exquisito manjar que tanto le gustaba, poco duró su paz cuando escuchó un estruendo proveniente de arriba. Terminó de comer en un santiamén para poder regresar al cuarto más desconcertado que cuando se fue, el tiempo efectivamente estaba pausado ¿cómo no surtió efecto en...? Cierto, tampoco sabia su nombre, si tuviera uno. Devolvió el espacio a su orden natural finalmente.
—Lo bueno de la censura es cubrir estas escenas —. Comentó dentro de su cabeza refiriéndose a las zonas íntimas visibles ante sus ojos, pero cubiertas con un cuadrado negro para los espectadores. No se sorprendía en absoluto, no presenciaba algo que no hubiera visto antes.
Se acercó al chico tirado en el suelo ayudándole a sentarse al borde de la cama y cubrió su cuerpo con la sabana, al parecer se había caído intentando caminar. No sabía usar sus extremidades, peor que un bebe recién nacido pues estos al menos comprendían como articular su llanto.
—Le pasaré los conocimientos básicos —. De su mano derecha fluyó una esfera brillantemente amarilla la cuál paso a alojarse en la frente ajena —. ¿Cómo te llamas? —. No recibió respuesta —. No funcionó. Es posible que tuviera error en mis poderes...no, parece más lógico que no tenga efecto porque en verdad es un peluche y su cerebro esta vacío. Me cuesta creer que es peluche ¿o era? ¿O es alguien más? Es un poco confuso.
Ahora era un ser humano, con sus órganos funcionando correctamente, las hebras de su cabello eran naturales. Aquellas pupilas curiosas ya no eran de plástico, eran expresivos y la luz del sol los hacía brillar de un precioso color. Lo importante ahora seria mantener el secreto lo mejor posible.
—¡Kusuo! ¿Podrías arreglar la...? —. Su padre entró sin tocar sosteniendo una tostadora averiada —. ¡¿Qué hace un chico desnudo en tu cama?! ¡AH! Se me cayó la tostadora —. Al recoger el aparato se secó el sudor de la frente —. De todas maneras no andaba...
—Todo tiene una explicación lógica y razonable —. Contestó sin alterarse en lo más mínimo preparándose para contarle la absoluta y franca verdad —. No sé, no lo conozco —. Comunicó por telepatía, siempre se comunicaba por telepatía
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Saiki Kusuo x Tú (Yaoi) || Inventé al novio perfecto
RastgeleAl ser el novio perfecto de Saiki, todos se lo quieren robar y Kusuo ya tiene miedo de perderlo.