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...

  Han pasado casi que 3 años desde que los dos azabaches se vieron por última vez.

  Apenas Tadano salió del hospital comenzó a preguntar que había pasado con la Komi, pero nadie sabía responderle. Najimi le dijo que pensó que estaba en la sala de espera cuando él entró, pero no fué así, se había ido apenas tuvo la oportunidad. El chico quiso escribirle, pero su celular había quedado en el asiento trasero del auto de Yamai. La mismísima Yamai había tratado de hablar con su hermano y su familia, pero no quisieron decir nada, solo que estaba bien y que no se preocuparan. No quedaba otra que olvidarse de ello y ya.

  El azabache se fué a vivir con su madre y su hermana un tiempo, al menos hasta que se sintió mejor y comenzó a ir al psicólogo. No pudo recuperar su trabajo, así que solo siguió estudiando su carrera para conseguir uno que si le valga y le paguen bien. Ahora está a solo unos días de rendir su última materia para poder recibirse, con la ansiedad y la presión a mil.

– ¡Hito, te quieren saludar!– Su mamá lo llamó desde el living con el teléfono en mano.
– ¡Ahí voy!– Cruzó rápido el pasillo, al llegar con la mujer ella le entregó el teléfono y lo dejó.– ¿Hola?
– ¡Feliz cumpleaños Hitomatito! ¿Cómo la estás pasando?– Sonó del otro lado la alegre voz de su excompañero, Najimi.
– Estresado... La facu me está matando– Dijo fregando uno de sus ojos con cansancio.– ¿Y vos?
– Como siempre, estoy esperando que me acepten la solicitud de trabajo.– Najimi había terminado su carrera antes que Tadano, pero aún así le costaba demasiado mantener un trabajo por más de 2 meses.

  Estuvieron un tiempo largo hablando de sus vidas y de como les estaba yendo. El lila le propuso para que los dos salgan con sus amigos a un boliche para cambiar un poco de ritmo. El azabache se negó repetidas veces, puso muchas excusas y trató de cambiar de tema, pero Najimi no se rendía en su petición.

  Al cortar la llamada, el azabache quedó paralizado, mirando una mancha en la alfombra del living y escuchando miles de voces en su cabeza. ¿Dónde se fué a meter ahora?

  Fué hacia su habitación y continúo con su estudio, su mamá lo llamó a comer pero ni siquiera respondió. Ya le sonaba ese comportamiento...

  Su hermana fué a buscarlo a su habitación para que fuera a comer. Tuvo que arrastrarlo a la mesa de nuevo...

Tadano tiene una familia muy estricta, más que nada de parte de su padre, él había muerto hace un tiempo ya, por ende las dos familias casi no interactuaban directamente.

El azabache, a diferencia de su hermana, tenía descendencia japonesa de parte de su padre. Así que cuando se encuentra en situaciones así comienzan a presionarlo para que saque la mejor nota y consiga un buen trabajo para que pudiesen estar orgullosos.

  Su madre evitó que esto siguiese pasando, es por ello que le retiró su celular y nunca respondía a las llamadas de esta gente. Nunca estuvo de acuerdo con ese tipo de presión hacia sus hijos.

– Y... ¿Qué dijo Najimi?– Preguntó tratando de romper el silencio.
– Me invitó a salir con sus amigos el sábado, obvio le dije que no...– Removía la comida en su plato con la mirada algo perdida.
– ¿Por qué?
– Tengo que seguir estudiando. La mesa es en 2 semanas.– Comenzó a temblar un poco.
– Bueno... Yo te doy permiso, te llevo incluso,– El azabache levantó la cabeza y la miró con sorpresa.– pero quiero que seas libre, tan solo una noche. ¿Si?
– Pero... Los exámenes-
– No me importan, la vida es corta y debes de vivirla siendo feliz.– Puso su mano en su hombro y sonrió cálidamente.– Te dejo estudiar hoy, pero mañana sal y disfruta con tus amigos, te lo mereces.

  El azabache no contuvo las lágrimas y solo lloró en los brazos de su madre y de su hermana. Si bien no le gustaba ser así de sensible todo el tiempo, realmente necesitaba llorar mares de vez en cuando para calmarse y respirar.

  Pasó la mayoría del día siguiente repasando, quizá no tanto para poder estar despierto de noche. A eso de las siete de la tarde decidió llamar a Najimi de nuevo para avisarle que si iría con él y sus amigos, desde el otro lado del teléfono se pudo escuchar su alegría.

  Tadano se pegó un baño, buscó algo mínimamente aceptable entre la poca ropa que tenía, apagó su computadora y guardó sus cuadernos. Hace mucho que no hacía esas cosas... Era raro que lo inviten a salir. Decidió llevar su cámara, le gusta guardar fotos de momentos así.

  En unos minutos ya se había subido al auto junto a su mamá. Su hermana menor también tenía una fiesta ese día así que los acompañó.

– ¿Tenés tu billetera? ¿Celular? ¿Artículos de higiene?– Preguntaba preocupada la mujer. Los chicos respondían algo abrumados, su mamá no estaba acostumbrada a que salieran sin ella.– Me estoy empezando a arrepentir...
– Voy a estar bien, Najimi me cuida.
– No sé si me alegro o me asusto más.– Los tres rieron.– Pero enserio, tené cuidado ¿Si?
– Lo prometo.– Hitohito le sonrió y ella devolvió el gesto.

  Unas calles más y llegaron al lugar donde los convocó el lila. El Tadano sintió algo de miedo, pues como siempre Najimi estaba rodeado de gente y riendo con ellos de la manera más natural posible. Muy probablemente eran desconocidos, pero ya le caían bien.

  Bajó del auto despidiéndose de su mamá y su hermana. La mujer le recordó lo que dijo otra vez antes abrazarlo y dejarlo ir. Najimi lo vió de lejos y lo saludó agitando sus brazos alegre.

– ¡Cuanto tiempo Tadano!– Lo abrazó, el azabache se sacó un poco de onda al verle. Llevaba un vestido corto de color rojo con tacones y cancanes negros.
– Wow... Estás bastante cambiado.
– Nada que ver, solo me puse más linda para la noche.– Sacudió su cabello elegante y las personas detrás de ella se quedaron viendo asombrados.– ¿Te gusta?– Dijo bromeando.
– Eres demasiado, Najimi.– Trató de contener la risa.
– Lo sé.– Miró hacia el interior del lugar desde la puerta e invitó al Tadano a pasar junto a ella.– Los demás están adentro.

  Era un lugar bastante grande, la parte de adelante era un restaurante, mientras que la parte de atrás tenía un lugar para jugar bolos junto a algunas mesas, ellos venían juntos ahí cuando estaban en secundaria. Al fondo, en dos mesas pegadas, se encontraban Souda, Makoto, Yamai y Himiko.

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'°YPF°' •√Komi×Tadano√•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora