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Aquel día era muy distinto a los demás, era el día en el que todos los estudiantes del último año de secundaria, terminaban el ciclo para poder seguir con sus caminos en la vida. Todos hablaban de las esperanzas y deseos que cumplirían, los trabajos que tendrían y de lo genial que sería su plan a futuro, pero como es de esperarse, siempre hay alguien que no sabe muy bien lo que quiere.

Hitohito Tadano; no tiene el promedio más alto, no tiene las mejores notas, pero logró salir de ese lugar sin haber pisado el recuperatorio ni una sola vez. Sus planes no estaban muy claros, simplemente no sabía que hacer ahora que había terminado ese infierno.

¡Hito!– Lo llamó su amiga Najimi.– ¿viste que Yamai no vino?
– Ah... No me dí cuenta, seguro que tenía algo que hacer.– Dijo sin siquiera mirar a su compañera.
– ¿Estás bien?– Se sentó a su lado.
– Tengo miedo de seguir creciendo, Najimi...– La miró seriamente.– Capaz que no estoy listo para ser un adulto.

   Los dos se quedaron en silencio, discutir un tema como ese es difícil e infantil. Tadano no quería parecer un niño, pero tampoco le emocionaba mucho la idea de tener que elegir una carrera para tener un trabajo. Najimi por su parte nunca se había puesto a pensarlo, desde siempre fue algo infantil.

– Creo que ahora solo tenemos que esperar, la vida hace lo que quiere siempre, no te sirve tener un plan.– Lo consoló Najimi. Tadano suspiró.

– ¿Vamos a la mesa dulce, querés?
– ¡Si!– Najimi se levantó rápido y Tadano lo siguió con una sonrisa.

   Cuando los dos llegaron al salón se toparon con que debían de escuchar la interminable e hipócrita despedida de la directora que les había dicho y recordado que eran el peor de los cursos por seis años. Los estudiantes solo se aguantaban la risa, aunque sonaban por ahí algunos cuantos murmullos y risitas.

   Luego de que la charla terminara, todos los ahora ex-alumnos celebraban junto a sus familiares y amigos. Tadano fué atacado por su hermana y por sus primos con cantidades increíbles de harina y huevo, se estaba recuperando de a poco en un banco. Mientras se limpiaba los ojos con un trapo, una voz familiar le hizo levantar la mirada.

– ¿Yamai?– La chica en frente de él mantenía una mirada sería. Al darse cuenta de que no la habían escuchado, habló nuevamente.
– Felicitaciones, Hitohito... Estúpido de mierda.– Luego de eso solo se alejó sin decir nada más.

   Lo cierto es que ellos no habían interactuado tanto antes, simplemente lo habían echo porque una de las amigas Yamai fué también una buena amiga de Tadano, no había venido ese día tampoco.

– ¿Sabés algo de Rumiko?– Le lanzó el azabache a la pelirroja.
– Si, pero después de lo que hiciste no creo que haya querido mirarte denuevo... Y no lo volverá a hacer.– Respondió sin darse la vuelta.
– ¿L-Lo que le hice..?– Cuando levantó denuevo la mirada Yamai se había ido. No entendía la razón de su enojo, pero temía de que lo que le dijo sea algo malo.

   Pasaron los años y la mente de Hitohito solo bloqueó ese recuerdo. Había comenzado a estudiar programación porque sus familiares le dijeron que seguro no le costaba mucho encontrar trabajo, pero claro, antes de eso tenía que mantenerse él solo. Su compañero le recomendó ir a trabajar con él en una estación de servicio, el chico aceptó un poco confuso, no estaba realmente seguro pero tampoco podía elegir.

   A la larga se volvió cansador, llevaba  medio año haciendo eso y lo único que lograba era gastar su energía y su estabilidad emocional. Tadano no la estaba pasando bien, no había estado bien desde hace mucho, las cosas solo pudieron empeorar cuando llegó Yamai, ella era increíblemente cruel con él, todavía recuerda que una vez le dijo que se suicidara y por unos instantes lo pensó.

   Su monótona vida no valía nada en este mundo, si él desaparecía a nadie le iba a importar, ese sentimiento negativo se convirtió en una fuerte depresión, aguantó lo que pudo por dos años más, pero no tenía tanta fuerza como creía.

– Najimi, Makoto... Gracias. Ustedes fueron mi razón para continuar, si ninguno se hubiera cruzado en mi vida, ahora mismo, estaría muerto...– Las aguas de su inmenso mar comenzaron a buscar la calma, buscar el bienestar y la felicidad.

   Todas esas olas son causadas por la tormenta, la tormenta es causada por mis grandes nubarrones y los nubarrones... Nacen siendo pequeñas e inocentes nubes. Se cruzan de repente en tu vida para adornar el cielo, cuando tapan el sol comienzan a actuar raro, cuando llueve te contagian de mal humor y arruinan varios de tus planes de vida, pero cuando se convierten en tormenta...

– Me sorprende que tuvieras valor para hacerlo denuevo...– Observó desde la puerta del armario. Tadano estaba ordenando unas cosas ahí.
– ¿Que mierda estás diciendo ahora..?– Se volteó para mirar a la pelirroja.
– Enamorarte de una chica hermosa con problemas. ¿No es la primera vez que pasa, verdad?– Se acercó.
–  ¿L-La chica del otro día? Solo la estaba ayudan-
– ¿Ayudándote a conseguir su número? ¿¡Es que acaso planeas arruinar la vida de alguien más?!– Agarró fuertemente su brazo.
– ¡¿A QUE TE REFIERES?! YO NO ARRUINÉ LA VIDA DE NADIE.– Yamai se quedó en blanco por segundos y lentamente formó una sonrisa burlona es su rostro.

– Rumiko está muerta...– Tadano se sorprendió.– Se suicidó la noche antes de la colación. Fuí a buscarla a su casa y la encontré colgada del ventilador de techo en su pieza...– Al azabache se le removió el estómago, millones de recuerdos volvían de repente a su mente. Todo lo que podía hacer era sentir como Yamai se libraba del agarre y lo retenía ahí.– Ella tenía problemas, sí... Pero gran parte de la culpa fué tuya.– Apretó su muñeca.– Al rechazarla... Tú fuiste el detonante de ello.– Sonrió maliciosamente.– Felicidades Hitohito Tadano.

  Lo último que pudo escuchar en ese momento fué su brazo quebrandosé mientras recibía una patada en el estómago. Yamai lo miraba fríamente, tal y como aquel día...

– No estoy bien...– Dijo mirando su oscuro y monótono apartamento desde su fría cama.
  
...

'°YPF°' •√Komi×Tadano√•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora