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  La vida está llena de sorpresas, no importa si son buenas o malas, siempre terminan por hacer un cambio brusco al cual nos cuesta acostumbrarnos. Si no podemos seguir su ritmo nos quedamos atrás, como los demás lidian con sus propios problemas, no pueden darse el tiempo de retroceder para alcanzarnos.

  Pero, en ocasiones, hay una persona que lo hace, y si no se hunde junto a nosotros en el abismo, nos salva y logra enseñarnos a avanzar, a resistir los cambios junto a ellos y a ser felices.

  Pero si los atrasados no gritan, si no piden la ayuda que necesitan y sufren solos... Se ahogan en silencio bajo su propia desesperación.

  Y es solo cuando sus cadáveres flotan sobre la costa, que los demás se dan cuenta de lo que les pasaba y de que no pudieron hacer nada para ayudarlos...

  Cuando te sacan de tu lugar, te alejan de lo que conoces y desestabilizan tu mundo, te rompes, te pierdes, te quedas atrás... Y si no pides ayuda te ahogas.

  Shōko Komi sufre de un trastorno de comunicación y lenguaje, no es capaz expresarse verbalmente y mucho menos en entornos sociales. Además de un retraso en el habla y problemas de pronunciación.
 
  Si bien nació en Japón, a muy corta edad comenzó a cambiar de lugar, cada vez con más frecuencia, quedándose atrás. Su madre había manifestado una grave enfermedad, así que su padre viajaba por todos lados buscando medicinas, hospitales y doctores para su esposa.

  Nunca salieron de Asia durante esos 8 años, incluso siguieron así un tiempo más para asegurarse de que su esposa no tenga otra cosa peor.

  Pero una vez que ella sanó, su madre lo llamó a él y a su familia desde Argentina porque había tenido un accidente y necesitaba que la atiendan y la ayuden en su casa. Serían unas "vacaciones".

Es por esto que la azabache nunca se permitió a si misma encariñarse con alguien, ni mucho menos contarle su situación, pues seguro que meses o semanas después no volvería a verlo nunca más.
 
  Solo hubieron dos individuos que la hicieron romper sus propias reglas: un chico de cabello negro y sonrisa de ángel acompañado de su amigo lila de género dudoso, se convirtieron sin saberlo en las dos personas más importantes de su vida.

  Los meses que pasó junto a ellos fueron su medicina. El echo de no poder comunicar su situación con nadie poco a poco la estaba matando, pero aquellos chicos se acercaron a ella y le extendieron sus manos para que salga de la oscuridad...

  Y ahora ella misma los tenía que soltar para continuar sola.

Su papá y yo conseguimos una casa aquí en Argentina, pero en otra provincia un poco mas tranquila.– Estaba sentada en la mesa familiar. Su madre se veía feliz comunicando aquella noticia.
¿Qué tan lejos queda?– Pregunto su hermano menor. A diferencia de ella el solo era tímido, sabía hablar perfectamente.
En el norte... Pero es un lugar hermoso, les encantará.

"Yo no quiero irme"

Tenemos pensado salir mañana al mediodía, pero alguien tiene que acompañar a la abuela más tarde al día siguiente.– Shōko vió como su papá estaba a punto de decir algo más. No se quería quedar callada.
– ¿Y-yo, me puedo q-quedar..?– Sus familiares la miraron desconcertados.

  Fué una decisión difícil, pero si podía quedarse un tiempo más para decirle a Tadano cuanto lo amaba antes de simplemente desaparecer, lo haría. Sus padres no protestaron, lo veían como un avance, confiaban en ella.

  "Pero no sirvió de nada, porque ella es una llorona cobarde que tiene miedo de seguir lastimando a la única persona que ama."

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...

  Al inicio Hitohito estaba algo asustado de tener que estar ahí junto a Yamai y Himiko, más que nada porque no habían tenido el tiempo suficiente para hablar de todo lo que pasó. Se sentó junto a ellos y los saludó, la pelirroja lo calló antes de que pueda decirle algo.

– Vine para pasar tiempo con mis amigos y dejar mi estrés de lado... Si hay algo que debamos resolver lo hablaremos después.– Le extendió su mano.– Por ahora disfrutemos de esta salida, ¿si?

  El azabache se quedó pensativo unos segundos, la mirada y el tono de Yamai expresaban arrepentimiento, tristeza o incluso vergüenza, pero no estaba mintiendo, estaba siendo sincera. Había cambiado mucho.

– Claro, lo mismo digo.– Estrecharon sus manos y los dos sonrieron. Najimi suspiró aliviado, afortunadamente los tiempos cambian.

   Se sentaron a conversar en paz todos juntos, Najimi hacía chistes y contaba anécdotas interesantes o simplemente preguntaba por las vidas de todos, Makoto y Kazuichi se pusieron al día con Tadano y Yamai trataba de incluir a Himiko en las conversaciones todo el tiempo, pero ella se avergonzaba como siempre.

– Y bueno... ¿Quieren jugar a los bolos?– Dijo Najimi ya cansado de la conversación.
– Estaría bien, pero yo quería pedir algo para comer.– Agregó la pelirroja.
– ¡Podemos hacerlo más tarde, yo quiero jugar!
– Vamos a comprar la línea nosotros y los que quieran comen.– Kazuichi y Najimi eran muy parecidos.
– ¡Sii!– Los dos se levantaron de la mesa y fueron corriendo al mostrador.
– Payasos.– Dijo entre risas Yamai.

  Los que todavía quedaban en la mesa pidieron una pizza y algunas bebidas para compartir mientras Najimi y Kazuichi jugaban. Hitohito se sentía en paz, por una vez en mucho tiempo estaba tranquilo junto a sus amigos disfrutando de un sábado, su día menos favorito. Ellos lo cambiaron con sus sonrisas y su calidez.

  "No somos muy distintos después de todo. Los dos sufrimos por dentro sin poder expresarlo a los demás, cada uno fué la salvación del otro... ¿Será por eso que nos enamoramos así?"

– ¿Estás bien Tadano?– Preguntó Makoto al verlo perdido.
– Si... Solo me puse pensativo– Jugaba con una servilleta que tenía en las manos.– ¿Vamos con Kazu y Najimi?
– Ok, pero si te llegas a sentir mal me cuentas, ¿Si?– Asintió sonriendo y se levantaron de la mesa dejando a Yamai y a Himiko solas.

  Caminó junto a Makoto cruzando las otras mesas vacías, realmente no había mucha gente por el echo de ser un lugar viejo. No prestaba atención a su camino, solo reía junto a su compañero, peligroso.

– ¡Ah!– Se estrelló contra alguien y aterrizó en el suelo. Levantó la mirada con vergüenza y trató de ayudar a esa persona.– ¡Perdóname, no iba mirando!– Fué detenido por un chico muy familiar, parecía ser el acompañante de la accidentada.

– Ten más cuidado la próxima...– Ayudó a la chica a levantarse, ella era alta y pálida, con el cabello recogido en un moño y llevaba un vestido blanco y una camisa a cuadros abierta.

   La chica se giró hasta él y le miró sorprendida con sus bellos y grandes ojos, pero siempre con ese inexpresivo rostro lleno de tanto misterio. Solo hizo una reverencia en señal de disculpa y siguió su camino sin decir nada más.

  Najimi y Kazuichi habían visto todo desde la cancha de bolos y se quedaron atónitos, pero no más que Tadano.

...

 

'°YPF°' •√Komi×Tadano√•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora