ᴄᴀᴘʜᴛᴇʀ ɴɪɴᴇ

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El omega desperto por un dolor en el vientre bajo y el calor que se extendía por toda su entrada y piernas

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El omega desperto por un dolor en el vientre bajo y el calor que se extendía por toda su entrada y piernas.

–Mierda.– Jadeo del dolor.

Jisung tenía un celo muy fuerte pero no era tan doloroso y mucho menos se adelantaba tanto.

–Jisung.

Minho entró con todas las fuerzas del mundo, el olor fuerte del omega le dormia todos los sentidos solo queriendo marcarlo en ese momento.

–Tengo tu desayuno y supresores.

–No necesito esos malditos supresores cuando te tengo a ti y puedes quitarme este dolor que me esta matando, solo te necesito a ti.– Exclamó.

El alfa se sentó a su lado dejando la bandeja en la mesita de noche.

–¿No los tomaras?– Tomó su mano.

–No lo haré, Minho mi celo se adelantó por ti y eso solo significa que mi lobo te reconoce, te necesito.

Jisung se sentía tan necesitado del omega, dios jamás había deseado tanto una marca.

–Mi lobo también te reconoce omega, pero no creo que sea el momento para hacerte una marca.

–No me marques solo ayudame a quitar el dolor, tu sabes como hacerlo.

Aún así estaba nervioso por dar otro paso tan importante como lo es ese tipo de unión, quiere ir lejos con el pero siente que es muy pronto.
Sin embargo él y su lobo harán lo que sea para ayudarlo.

Minho se sentó recargado sobre la cabecera de la cama palmeando sus piernas a la espera de que el omega se siente sobre ellas.

El omega en segundo ya estaba rodeandolo con sus piernas, mirándose a los ojos y cómodos por la cercanía de sus rostros.
Minho atacó sus labios dulces y suaves, deleitandose con el olor a nervios que el omega estaba comenzando a soltar.

Deseaba sentirlo por completo pero no iba a negar que le ponía y no solo de nervios el imaginarlo de esa manera.

El beso nunca inició como uno lindo, parecían comerse mutuamente necesitados y ansiosos por sentirse.
Jisung amaba sentir la lengua del mayor jugando con la suya, dios estaba en el cielo.

Minho tanteaba por encima del short lo mojado que estaba y todo el lubricante que soltaba, el omega estaba listo.

–Minho porfavor, te necesito.–Gimió sobre sus labios.

Dejándolo lentamente sobre la cama paso sus labios haciendo un recorrido desde su mandíbula hasta el cuello y oreja, el omega se retorcía y gemia del placer.

Cualquier pequeño toque le daban tanta sensibilidad que comenzaba a mojar las sábanas.

Minho apretaba su cintura y tanteaba su abdomen metiendo sus manos debajo de la camiseta que por suerte era de botones.

Gangster (𝗺𝗶𝗻𝘀𝘂𝗻𝗴)     Donde viven las historias. Descúbrelo ahora