El Plan (Intro)

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Era un día soleado con clima agradable, perfecto para ir a la playa, por ejemplo. Y así era, muchos Pokémon iban a aquella playa popular, conocida como "la playa lapras". Hacia allí se encontraban caminando 3 Pokémon, un gallade y un lucario, ambos acompañantes de quién iba en medio, un malamar.

— ¿Está seguro que es por aquí? -preguntó el lucario con un poco de duda-

— ¿Por qué lo dudas? ¿No confían en mí? -cuestionó el malamar-

— ¡Oh no, por supuesto que sí! -respondió con rapidez el gallade- Es solo que, bueno... Nos es difícil creer lo que nos dijo.

— En verdad, le costaría a cualquiera. Pero no tienen porqué dudar, ¿Acaso no he investigado yo todo el asunto? Sé que sigue ahí... Sencillamente, lo sé.

— De acuerdo, confiamos en usted -respondió el lucario con convicción-

— Sí, hasta el final -correspondió el gallade-

Aquellos 3 Pokémon, al llegar a aquella playa, caminaron a un sitio especifico, se trataba de un túnel. Bien era sabido que en aquel lugar, había un túnel donde, por un precio razonable, los Pokémon podían ver cosas bastante interesantes.

El lucario pagó un dineral que era suficiente para darle pase a los 3, y así pudieron entrar. Aquél túnel tenía paredes hechas con cristal transparente, logrando así su principal objetivo: ver el océano por dentro.

— Vaya, es como lo dijo -admitió el gallade-

— Así es. Como pueden notar, no hay muchos Pokémon aquí por el momento, debido a que a esta hora están más concentrados en actividades al aire libre. Dicho eso, es el momento perfecto -señaló el tipo psíquico/siniestro mientras caminaba a un sitio, y sus compañeros lo seguían-

Aquel túnel era extenso, y había algunos pasillos donde los demás podían pararse para ver mejor algunas vistas. Los 3 compañeros caminaron hacia una zona específica, hasta llegar a un pasillo común donde estaba un Cramorant haciendo guardia.

— Bien, recuerden el plan -dijo el malamar acercándose al cramorant- Hoy hace un muy buen clima... Sin duda, el océano es inmenso.

Ante esa última frase, el Cramorant miró a los Pokémon con curiosidad.

— ¿Que tan inmenso creen que sea? -preguntó el Cramorant a los 3-

— Infinito, y muy hermoso -respondió el lucario-

— La ley del mar es superior a la que conocemos -agregó el gallade-

— Veo que les gusta mucho... ¿Quieren ver una de las mejores vistas que hay?

— ¡Por supuesto! -respondieron los 3 al compás-

— En ese caso, síganme -agregó el Cramorant-

Aquel pokémon los guió hacia el final del pasillo que quedaba al lado del que estaban originalmente. Al llegar al final, podían ver una vista parecida a las anteriores.

— ¿Gustan dejar una propina? -preguntó el guardia-

— De hecho, sí. -aclaró el malamar mientras le entregaba 5,000 pokepesos al cramorant, y sus compañeros hicieron lo mismo-

— Que generosos... El mismísimo Kyogre los recompensará -dijo el tipo agua mientras guardaba el dinero-

Ante esa cantidad específica de dinero, el Cramorant sacó de su pelaje un botón que traía consigo, y al presionarlo, aquella pared transparente se abrió cuál persiana, revelando un túnel secreto y igual de transparente que las paredes.

— Larga vida al océano -dijo el Cramorant mientras asentía-

— ¡Larga vida! -correspondieron todos al mismo tiempo, y el cramorant los dejó pasar, presionando el mismo botón después para que el túnel se cerrara-

Ya en el nuevo túnel, los 3 Pokémon caminaban, notando cómo este túnel secreto no había sido hecho en línea recta, sino girando cada vez más hacia abajo.

— Ahora solo esperen un poco... Y verán la verdad que se escondía -dijo el tipo psíquico/siniestro con una sonrisa orgullosa-

Ellos siguieron caminando, hasta llegar al final del túnel. Cruzaron y salieron de ahí, llegando... A un lugar que hizo tanto al lucario como al gallade quedarse con la boca abierta.

Habían llegado a un nuevo lugar. Podían ver casas, edificios, lugares normales en realidad. Sin embargo, alrededor de todo esto podían ver el mismísimo océano, y en el cielo... Un gigantesco domo que evitaba que el agua del mar se tragara todo lo que, al parecer, era ni más ni menos que una metrópolis acuática.

— ¡Tenía razón, en verdad la tenía! -dijo el gallade con suma emoción-

— Jamás esperé ver algo así con mis propios ojos... -confesó el lucario con gran sorpresa-

— je, ver para creer, como dicen. Caballeros... -decía el malamar mientras alzaba sus tentáculos y miraba al frente- bienvenidos a Atlantis.

Continuará...

Pokecuento: Diabulus in AtlantisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora