Capítulo 1: Atlantis

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Flashback (16 años atrás...)

Era una fría tarde en un lugar oculto debajo del mar... Un sitio que casi nadie conoce. El nombre de este lugar es Atlantis. Una metrópolis acuática, un reino completo. Este lugar tenía sus propias leyes, sin embargo, un día se levantó una organización, una secta tal vez, con el objetivo de formar una religión común en el océano, así como hay en la superficie. Los reyes, por su parte, estaban en contra de esto, debido a que a sus ojos, solo le quitarían la libertad de elección a su reino, cambiandola por ideas cuestionables y cerradas.

A pesar de todo, algunos si estaban a favor. Esto provocó que se formaran 2 bandos, los que estaban a favor de la idea de la secta, y los que estaban en contra. El asunto se escandalizó a tal nivel que ambos bandos siempre salían a protestar sus propias ideas, fueran las que fueran. Pero un día, lo que alguna vez fueron protestas pacíficas cambió, la impulsividad de algunos provocó que lentamente de palabras pasaran a ataques. Con los días el asunto no hizo más que empeorar, iniciando así, lo que en ese tiempo era para el reino, la primera guerra civil.

— ¿Mamá, papá? ¿A dónde van? -preguntaba, en su hogar, un sobble a sus padres-

— No te preocupes por eso -respondió la inteleon hembra a su hijo mientras le acariciaba la cabeza- Solo... Vamos a apoyar una buena causa.

— Pero últimamente se han estado yendo mucho, y se oyen ruidos fuertes afuera, ¿Está todo bien?

— No tengas miedo, Lex -le contestó el inteleon macho mirando a su hijo- Volveremos, pero debemos ocuparnos de esto y apoyar a nuestros compañeros... La libertad del reino no puede caer.

— ¿Que quieres decir con eso? No lo entiendo... -preguntaba el sobble muy confundido-

— Algún día lo entenderás... De momento, lo mejor es que duermas un poco -le replicó el inteleon macho-

— Tranquilo mi niño, sabemos que eres valiente, todo estará bien, volveremos dentro de poco -agregó la inteleon hembra mientras le daba un abrazo-

El pequeño sobble no pudo hacer más que aceptar las palabras de aquellos que eran sus padres, aunque no entendiera la situación. Vió a sus padres despedirse de él y salir por la puerta. Se acordó de la sugerencia de su padre, dormir, pero él no se sentía cómodo para eso, tenía un mal presentimiento, dentro de unos minutos confirmaría que no podría dormir al comenzar a oír muchos ruidos afuera, cosas rompiéndose, y quién sabe que más. El sobble de nombre Lex permanecía asustado ante esos ruidos, pues no entendía lo que sucedía.

— Mamá, papá... Cuidense por favor -pensó el sobble para si mismo-

Tiempo actual (Reino Atlantis, palacio real)

Había comenzado un nuevo día en el reino de Atlantis, bastante temprano para el palacio real, pues los sirvientes habían de levantarse para comenzar sus labores inmediatas. Pokémon caminaban por los pasillos rumbo a hacer sus labores, estos no solo eran tipo agua. No era necesario, porque después de todo, todo el reino estaba protegido por un gran y poderoso domo que evitaba que el agua entrara y arrasara con el reino. La única forma de entrar a Atlantis es un túnel secreto para la mayoría, a su vez, la única forma de salir a la superficie es a través de otro túnel.

Caminando hacia la sala de entrenamiento, se encontraba un joven inteleon, el cual al llegar a la zona comenzó su entrenamiento diario, el cual consistía en practicar puntería con sus movimientos tales como disparo certero o pulso umbrío, luego, su agilidad y habilidad de camuflaje, esto último ya en una zona más abierta. Sin embargo, mientras entrenaba, alguien comenzó a acercarse a él.

— ¡Hey, Lex! -saludó aquel greninja al ver al inteleon-

— Oh... Hola Jonny -correspondió el saludo al notar su presencia- ¿Que tal?

— Todo normal, ya sabes, viniendo a entrenar un poco. ¿Y tú?

— En mi entrenamiento diario, yo estoy bien. -respondió mirando más al greninja- Por cierto, ¿y ese milagro que estás por aquí?

— Por favor, ¿Tan raro se te hace verme? Sé que soy el mensajero real, pero yo también puedo ejercitarme de vez en cuando, ¿Sabes? -dijo el tipo agua/siniestro mientras cruzaba sus brazos-

— Vale vale, lo entiendo y respeto, ¿Si? -respondió el inteleon riendo un poco- En fin, yo llevo rato aquí, es momento de seguir mi rutina de hoy.

— De acuerdo, por cierto, el rey me pidió decirte que quiere hablar contigo.

— Oh, bueno, gracias por avisarme -decía mientras caminaba fuera de aquel lugar- Suerte en tu entrenamiento anual.

— Pero si serás...

Lex salió rápidamente mientras se reía, al greninja no le quedó de otra que dejarlo pasar y comenzar su entrenamiento. Su nombre era Jonny, el mensajero real, encargado de informar a los reyes de cualquier noticia importante del reino y mantenerlos al tanto de todo. Al mismo tiempo, es un buen amigo de Lex. No eran sumamente cercanos, pero podían pasarla bien y contarse cosas o secretos sin problema.

Lex caminó por los pasillos hasta llegar a la sala del trono, dónde lo esperaba el rey Víctor, un empoleon. Hizo una reverencia en cuánto llegó.

— Buenos días... ¿Quería verme? -preguntó el inteleon al rey-

— Hola Lex, si, veo que Jonny te lo informó. Quiero decirte unas cosas -decía el tipo agua/acero mientras caminaba un poco por la habitación- Haz hecho buen trabajo últimamente, te felicito por ello.

— Solo he hecho mi trabajo, pero... Gracias -expresó mirando al empoleon- La verdad, ser un caballero versátil no es tan fácil a veces, pero me esfuerzo.

— Lo sé, por eso eres valioso, tienes potencial para exploración de terrenos, habilidades buenas en combate y también eres bastante discreto -elogió el empoleon para proseguir- pero... Creo que me voy por las ramas, te llamé porque quiero asignarte algo.

— ¿Dé que se trata? -preguntó el inteleon-

— Verás, Jonny me ha informado de que últimamente, aunque han sido pocos, algunos Pokémon de la superficie han llegado al reino. Según sus informes mayoría han ido al centro de este.

— Entiendo... Quiere que vaya y los investigue, ¿No?

— Bueno, más o menos -comentó el empoleon- quiero que vayas y vigiles que todo anda bien, como sabes, el acceso a nuestro reino es muy restringido, así que solo contados Pokémon podrían conseguir ingresar. Y por seguridad, necesito estar al tanto de los nuevos que llegan y sus propósitos.

— Es comprensible -admitió el inteleon- De acuerdo, lo haré. Me dijo la zona central, ¿No?

— Excelente, y correcto. Si vez a mi esposa, puedes preguntarle por más detalles. Fue su idea, después de todo -agregó el empoleon- es tan precavida cómo siempre.

— Si señor. Bueno, entonces haré eso de inmediato.

Lex hizo otra reverencia cómo despedida y salió de la sala del trono. Sin más que hacer, estaba dispuesto a comenzar su nueva asignación, pero fue detenido por alguien...

Continuará...

Pokecuento: Diabulus in AtlantisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora