Diez

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Dos días después

Bethany estaba fuera de combate por la siesta de la tarde. El hombro de Jasmine ya no le hacía daño. Pudo usarlo sin mucho dolor, así que se dirigió a la cocina.

Habían pasado casi cinco días desde que hizo algo. La comida para llevar estaba empezando a tener el mismo sabor, y la necesidad de hornear algo la estaba volviendo loca. Ella quería unas galletas frescas, o quizás incluso pastel.

Todo dependería de cómo estaba su brazo al levantar y cargar.  Pasó junto a varias de las prostitutas del club, quienes la evitaron. Ofreciéndoles una sonrisa al pasar, trató de no sentirse herida cuando la ignoraron por completo.  No era su problema por que hicieron lo que hicieron.

Haciendo a un lado su rechazo, ella fue directamente a la cocina para verla vacía. Hawk le había advertido que a nadie le gustaba cocinar o limpiar. Que como espacio dentro de la Casa Club había estado desocupada y desaprovechada durante mucho tiempo.

Vio su máquina, y cuando todo este sin sentido confinamiento terminara, se la estaba llevando a casa y disfrutándola.

—Hola, bebé. —Ella se rió mientras hablaba con su nuevo mezclador—. Vamos a divertirnos mucho juntas.

Se aseguró de que estuviera conectada y toda lista mientras se dirigía hacia la nevera. Revisando el interior, empezó a hurgar, mirando todos los ingredientes. Había un par de tomates podridos, y sacó un poco de pollo y vio que estaba verde.

—Ew.

—No está en el mejor estado, ¿verdad?

Se giró para ver a una morena de pie en la puerta.  —No. Esperaba hacer algo para cenar, pero luce mal.

—Fueron de compras. Vas a tener que pasar por lo bueno y lo malo. Ellos no creen en tirar nada. Aquí, déjame ayudarte. Soy Renee —dijo la morena.

—Jasmine.

—Ah, eres la mujer de Hawk.

Esto hizo que Jasmine se detuviera y frunciera el ceño. —No, no soy su mujer.

—Está bien. Tampoco soy la mujer de Bear, pero cada vez que pasa algo así, parece que le gusta traerme así. Es agotador, la verdad.

Jasmine miró a la hermosa morena, algo sorprendida.  —Lo siento, no te entiendo.

—Bear y yo tuvimos una cita juntos. Fue genial, pero él decidió que esta vida y yo no nos mezclaríamos. Estaba bien con eso. Fue una cita divertida, ningún asunto raro. Me alegro de que no lleváramos las cosas más lejos, pero no estaba dispuesto a dejarme seguir adelante, así que por eso estoy aquí ahora y él está fuera haciendo lo que sea que está haciendo.

—No te he visto por aquí en los últimos días —dijo Jasmine—. Oye, espera. Entonces, él no te quiere, ¿pero no quiere que otro hombre te tenga?

—Lo tienes, cariño. Si, así es como funcionamos. Cuando oí a las putas del club hablar de ti, supe que tenía que venir a verte, y para responder a tu otra pregunta, estuve protestando en su habitación. No se le permite entrar y yo no salgo. —Se encogió de hombros—. Estoy siendo una perra, pero él sigue interrumpiendo todas mis citas y estoy cansada de ello. Estoy contraatacando.

—No soy la mujer de Hawk.

—Eso no es lo que todos dicen, y si las putas están hablando, entonces significa que es verdad.

—Están cotilleando. Soy su niñera.

Renee empezó a reírse. —Sí, eso es tan original. Está totalmente enamorado de ti, cariño. Hawk quiere un pedazo de ti.

LA NIÑERA DEL MOTERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora