Jasmine era tan jodidamente curvilínea y madura, sus tetas tan grandes que llenaban sus manos y se derramaban.
Tenía una cintura curva, caderas acampanadas y muslos gruesos diseñados para que un hombre la follara con fuerza.
Agarrando sus nalgas, las abrió antes de soltarlas y darles una pequeña palmeada. Ella dejó escapar un jadeo.
—Confía en mí —le dijo.
—Lo hago.
Corriendo sus manos hacia su rostro, él ahuecó sus mejillas y le dio un beso del que parecía no poder tener suficiente. No había forma que pudiera detenerse una vez que comenzara. La deseaba más que nada en el mundo.
Ninguna mujer le había hecho sentir así. Tan poseído por la necesidad que no podía pensar con claridad. No podía creer que pensara que estaba abajo siendo jodido por una de las putas del club.
Desde que la conoció, no había jugado con ninguna de ellas. Por eso sabía que se iban a enojar con Jasmine porque había hecho un reclamo y ahora todas sabían que no tenía ninguna oportunidad con él.
Ellas nunca tendrían una oportunidad con él. Jasmine era todo lo que quería y todo lo que necesitaba. Ella pensó que no tenía lo necesario para satisfacerlo. Iba a demostrarle que estaba equivocada. Ella era todo en lo que a él respectaba.
Ella atacó su cinturón, sacándolo de los pasadores mientras la encaminaba hacia atrás hasta que golpeó la pared. Besándola hasta el cuello, le chupó el pulso antes de arrastrar sus labios por su cuerpo. Sus jeans estaban parcialmente abiertos, y cuando tomó su pezón en su boca y chupó el botón, se los quitó.
Cayeron al suelo con un ruido sordo. Pateándolos a un lado, lamió su pecho, rodeando el otro botón. Bajando sus manos por su cuerpo, las ahuecó entre los muslos, encontrando su coño mojado. Los labios de su coño estaban cubiertos de pequeños rizos que estaban húmedos por su excitación.
Deslizando un dedo entre su abertura, lo empujó hacia adentro. Estaba tan apretada, y se quejó. Para él, todavía no estaba lo suficientemente mojada.
Cayendo de rodillas ante ella, levantó su muslo y miró su abertura. Su clítoris ya estaba hinchado, y su coño parecía tan apretado. Agarró una silla y la tiró hacia ellos.
—Mantén tu pie ahí.
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy viendo lo que es mío.
Le miró fijamente entre sus muslos al mismo tiempo que le puso un dedo en la hendidura. Bajando, lo deslizó dentro de ella, observando su coño. Se apretó a su alrededor y soltó un gemido, así que el añadió un segundo dedo, estirándola.
Inclinándose hacia adelante, chupó su clítoris, y los gritos provenientes de ella eran tan ardientes. Su polla sobresalió, envolvió sus dedos alrededor de la longitud, frotando el líquido pre-seminal que ya se derramaba de la punta. Arriba y abajo, trabajaba a su longitud. Estaba tan apretada alrededor de sus dos dedos que se sorprendió de que cupiera del todo.
Añadiendo un tercer dedo, movió su lengua de un lado a otro, excitándola aún más. Sintió que su liberación aumentaba, pero aun no había terminado con ella. No quería que se viniera tan rápido. Quitándole los dedos del coño, se puso de pie. Mirándola a los ojos, se limpió los dedos. Vio su mirada ampliarse.
—Eres una chica sucia, ¿no? —preguntó—. ¿Alguna vez un hombre te ha hecho venir tan duro?
—Por favor —dijo ella. Esta vez la llevó a la cama.
—Acuéstate. Abre esas piernas.
Se movió al centro de la cama, abriendo sus muslos de par en par. Miró su cuerpo, vio su coño abierto, liso y listo.
—No te preocupes, bebé. Te trataré como a una dama, pero aquí no quiero que seas puritana y apropiada. Quiero que estés sucia, que estés caliente y que supliques lo que quieres.
Sus mejillas estaban en llamas.
—¿Qué quieres? —le preguntó.
—Te deseo.
—No, dime exactamente lo que quieres.
Se mojó los labios. Respiró profundamente varias veces.
—Quiero tu polla dentro de mí. Quiero que me folles y me hagas chupártela. Probándonos a los dos.
Él envolvió sus dedos alrededor de su polla, subiendo y bajando la mano a lo largo. Arrastrándose sobre la cama, se puso a horcajadas sobre su cintura. Agarrando la parte trasera de su cuello, sonrió.
—Entonces, pruébalo ahora.
Ella no dudo. Se inclinó hacia adelante, llevando su polla a su boca, gimiendo mientras su lengua pasaba por su líquido pre-seminal.
Él no sabía cómo había tenido tanta suerte, pero cuando ella tomó su polla hasta el fondo de su garganta y la amordazó un poco antes de detenerse, supo que se había marcado con esta mujer. Ella estaba tan jodidamente caliente cuando él bombeó sus caderas. Ella no tocó su polla. Hawk sostuvo su polla, sintiendo sus labios rozar sus dedos mientras ella lo chupaba.
Estaba tan cerca de venirse, pero se contuvo, contando en su mente hasta diez para tener algún tipo de control. Cuando supo que no podía aguantar más, se apartó de su boca y ella hizo pucheros.
—Cuando estemos aquí juntos, quiero a esta mujer —dijo, ahuecando su rostro, golpeando sus labios con los de ella.
Ella se quejó. Moviéndose entre sus muslos, deslizó su polla contra su coño, presionando contra su clítoris. Empujando hacia adelante y hacia atrás, la oyó gritar, y se movió hacia abajo, posicionándose en su entrada.
Detuvo el beso para poder mirarla a los ojos. Con su mirada sobre él, comenzó a empujar dentro de ella. Pulgada a pulgada, estiró su apretado coño. Ella jadeó, y él se estrelló hasta la empuñadura dentro de ella, sintiendo como su cálido coño lo apretaba.
—Oh, joder, Jasmine. Nunca voy a querer irme. —Se retiró solo para meterse dentro de ella.
Hizo esto varias veces mientras ella envolvía sus piernas alrededor de su cintura. Sería tan fácil para él venirse, inundar su coño con su corrida. Se retiró y la levantó, deslizando su lengua a través de su coño y chupó su clítoris.
Ella gritó su nombre, el sonido hizo eco en la habitación, y a él le encantó. Eso es todo lo que quería oír de sus labios mientras se la follaba más fuerte de lo que alguna vez había tomado a una mujer. Ella jadeó su nombre, y cuando llegó, lamió su crema, saboreando el sabor de su dulzura.
Empujando su polla dentro de ella, comenzó a follarla, sosteniendo sus manos sobre su cabeza.
—No voy a durar para esta, nena. La próxima vez, exploraremos tu lado sucio.
Empujó dentro de ella, follándola. Mirando hacia donde estaban unidos, observó su polla, resbaladiza por su crema mientras golpeaba.
—Míranos, bebé. Mira mi polla dentro de ti. Tan jodidamente correcto. Eres tan perfecta. —Conduciéndose dentro de ella, sintió los primeros movimientos de su orgasmo cuando comenzó a construirse.
No se detuvo, follando su liberación, que la empujó profundamente, inundando su coño. A Hawk le importaba un bledo que no hubieran usado condón o lo que eso podría significar. Todo lo que le importaba era lo bien que se sentía envuelta alrededor de su longitud. Jasmine era perfecta para él. Tan hermosa. Toda suya. Quería poseerla y poseer cada centímetro de ella, y no tenía intención de dejarla ir.