Hawk se acarició el labio con el monitor escucha-bebés de Bethany. Ella iba a pasar la noche en la guardería de la casa-club, donde estaban muchos de los niños.
Él estaba sentado en el salón principal de la casa club, esperando a que su mujer volviese. Le había ordenado regresar a la casa-club.
Al mirar a su alrededor, vio que algunos de los hombres cuyas mujeres estaban fuera, habían pensado lo mismo. A algunos no parecía importarles, y estaban entretenidos coqueteando con las prostitutas del club.
Él no estaba feliz. No le gustaba que ella saliera por ahí sola. Desde que el encierro había terminado, los negocios habían vuelto a la normalidad; pero, cuando volvieron a casa, no dejó que Jasmine fuera a su propio dormitorio.
Ella había dormido todas las noches en su cama, y él había tenido el placer de jugar con su cuerpo justo de la manera que quería. De ninguna manera se arriesgaría a perder a Jasmine por una de estas mujeres. Saltaban de polla en polla porque era su trabajo, y eso les encantaba.
—Pareces listo para matar a alguien —dijo Bear, sentándose a su lado.
—Es culpa tuya que la mayoría de las mujeres hayan salido esta noche.
—Y una mierda. Nada de esto es culpa mía.
—Sí que lo es. Renee está cansada de que la apartes todo el tiempo, y por eso convenció a las demás para salir esta noche. Quiere superarte, y encontrar un hombre que no tenga nada que ver contigo.
La mandíbula de Bear se tensó. —Esa mierda no está sucediendo.
—Por lo que sabemos, Renee podría estar siendo follada contra una pared ahora mismo. Cinco hombres podrían estar haciendo cola para ver como de bien folla. —Hawk miró, y esperó.
—Ella es mía.
—Sí, pero no la reclamaste. Dudo que, incluso, quiera tu polla ahora. Ha visto demasiadas putas para su gusto. Lo que ella necesita es una polla bonita y fresca, que la mire a ella y solo a ella.
—A la mierda todo. Nadie más va a tenerla. Ella es mía. —Bear lanzó una silla al otro lado de la habitación.
—¿A dónde vas? —preguntó Hawk.
—Me he hartado de esperar. Voy a por lo que es mío.
Hawk sonrió, y lanzó el escucha-bebés de Bethany a uno de los hermanos.
—Vigílenla. Debería estar fuera de combate durante un tiempo.
—¿A dónde vas? —preguntó uno de los hombres.
—Voy a buscar a mi mujer.
Salió de la casa club, yendo hacia su moto. Bear ya estaba fuera del recinto, y no pude evitar sonreír. Nada como el pensamiento de otro par de bolas balanceándose en la cara de tu mujer, para hacer ese reclamo.
A horcajadas sobre su moto, salió del estacionamiento, y se dirigió al bar en el que Jasmine le dijo que estarían. Acelerando el motor, tomó cada una de las curvas, hasta encontrar a Bear, que estaba a unos metros por delante de él.
Llegaron al bar en cuestión de minutos, rompiendo varias leyes de tráfico durante el trayecto. Bear se bajó de su moto, y Hawk lo agarró del brazo.
—Tienes que jugar esto bien.
—A la mierda bien. Ella sabe a quién pertenece.
—¿Lo sabe? ¿O es otra de esas veces en la que la llevas a su casa, vuelves al club, y te follas a otras mujeres?
—¿Por qué te importa tanto?
—Porque si entras ahí, y lo jodes, tengo la sensación de que no vendrá más; y por mucho que te esfuerces por mantener las distancias, sé que te gusta. Así que aclárate. Renee es tuya, o no lo es; pero no puede ser las dos cosas, y no puedes seguir arruinando cada oportunidad que tenga con otro tipo. Ella se merece encontrar a alguien. —Normalmente, no interferiría con la vida de los chicos de esta manera, pero Bear y Renee habían estado bailando uno alrededor del otro durante demasiado tiempo.