Capítulo 3: Mi mejor amiga

153 18 1
                                    

Sofía Madrid

Abrí la puerta del café que tanto amaba visitar y fui recibida con un enorme abrazo de parte de mi mejor amiga.

—Pensé que nunca te iba a volver a ver. —Susurró y yo solo reí.

—Imbécil, nos vimos la semana pasada que fuiste a Londres a ayudarme a empacar. —Me burlé y ella solo se alejó sacándome el dedo del medio.

—Arruinas el drama, perra. —Mafe dio media vuelta y tomó asiento en el mismo lugar de siempre.

Mafe es mi mejor amiga de, prácticamente, toda la vida. Era una morena preciosa que amaba maquillarse y siempre tenía una obra de arte en su rostro. Amaba mi relación con ella, nos tratábamos horrible la mayoría del tiempo, pero es una forma de demostrarnos cariño que nadie podría entender, nos hablábamos muy de vez en cuando y debido a la distancia nos veíamos muy poco. Pero sabía que si tenía que cargar con el peso del mundo en mis hombros, Mafe, sin dudarlo ni un segundo me ayudaría a cargar con el.

Y me insultaria todo el tiempo, porque ella y yo odiamos ser cursis entre nosotras.

Amaba a Mafe, solo se lo decía en su cumpleaños, pero sé que ella lo sabe.

—¿Por qué mierda fuiste a vivir a la casa de Valeria Castro? —Sabía que no me iba a salvar de esta conversación.

—¿Puedo desayunar primero?

—No. Escúpelo. —Asentí, esa mujer enojada asustaba hasta al diablo.

—La constructora del conjunto donde está mi apartamento me llamó y me dijo que debían cumplir con algunas políticas antes de entregarme el departamento y que eso duraría un mes. Informé en mi trabajo y me dieron la posibilidad de vivir todo ese mes en un hotel, pero por la temporada está saturado todo... Gracias... —Agradecí a la mesera por traer los cubiertos y tomé aire para seguir. —Sabes que mis padres no están en esta ciudad desde hace un año, mi hermana sigue en México, no tengo más familia aquí que tolere y simplemente no sabía a dónde más ir.

—¡Oh! Entonces yo soy nadie, perra. —Mafe volvió a sacarme el dedo y no pude evitar reír.

—Créeme que lo pensé, pero tu acabas de mudarte con Nico y simplemente no quería invadir su privacidad. —Mafe soltó un bufido y rodó los ojos.

—Prepárate psicológicamente para ver a ya sabes quien.

—Ni que fuera Voldemort. —Rodé los ojos y le agradecí a la mesera por traer nuestra comida. —Aparte ya la vi.

Mafe se ahogó con su café y yo solo empece a reírme de ella.

—Imbécil. —Me lanzó un pedazo de servilleta mientras seguía riendo. —¿Por qué no me habías dicho eso? ¿Qué te pasa?

—No me pareció importante. —Me encogí de hombros. —Pero si, la vi.

—¿Cómo te sentiste?

—Normal, solo fue la impresión de haberla visto y que también fue incómodo. Pero nada más que eso.

—¿Segura que no sentiste nada? —Mafe entrecerró los ojos y yo solo bufé.

—Ya han pasado seis años.

—Y no has tenido una pareja seria en seis años.

—¿Gracias?

—Oye, solo siento que... Mierda, Sof, eres como Jennifer Garner en si tuviera 30; eres bonita y próspera y...

—Me falta tener 30, por eso fallo. —Interrumpí ganándome una mirada mortal de su parte. —Okey, okey, solamente me enfoque en mi carrera y no he tenido tiempo ni ganas de conocer a alguien más allá del sexo.

Salto de Fe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora