Valeria Castro
Miré frustrada como la lluvia caía sin ningún indicio de que fuera a parar pronto. Volví a soltar un soplido de indignación y giré a ver a mi madre.
—Me voy a matar.
—No seas exagerada, Valeria. —Mamá solo rodó los ojos y siguió haciendo el desayuno.
—Voy a llegar tarde a la universidad y si llego tarde, Germán no va a recibirme el trabajo que he estado haciendo todos estos días y no va a homologarme para terminar más rápido esta carrera. —Pasé mis manos por mi cabello con frustración y volví a mirar por la ventana.
—Pero si te vas con esta lluvia, de aquí a la parada de autobús no va a quedar nada de tu trabajo y solo vas a llegar mojada. —Miré a mi madre e hice un puchero.
—Me voy a matar. —Repetí antes de girar al escuchar pasos en la escalera. Sofía bajaba mirando su celular y... ¡Mierda! Ella podía ponerse un costal de harina y se vería igual de bien.
—Buenos días. —Saludó haciendo una mueca al ver el clima.
—Buenos días, mi Sofi, ¿dormiste bien? —Preguntó mi madre sirviéndole café. Sofía la miró como si hubiera puesto las estrellas en el cielo.
—Demasiado bien, el sonido de la lluvia relaja. —Contestó olfateando primero el café antes de probarlo.
—Valeria no está muy feliz con la lluvia. —Mamá me señaló y los azules ojos de Sofía me miraron.
—¿Y eso? —Dejó de mirarme y volvió a ver a mi madre mientras yo solo bufaba.
—Si no se va, no puede entregar un trabajo, pero si se va, el trabajo va a mojarse. —Mamá solo negó con la cabeza y Sofía volvió a mirarme tomando su café.
—¿Universidad? —Me preguntó y yo asentí. —Vamos. —Dijo señalando su auto.
—¿Qué? —Alcé mis dos cejas y Sofía solo llevó su taza de café al lavaplatos y tomó las llaves de su auto.
—No tengo todo el día. —Abrió las puertas del garaje y después abrió la puerta del copiloto.
Miré a mamá quien solo me incitó a que me fuera y tomando todas mis cosas, entré a ese maravilloso vehículo. Estaba calentito y muy cómodo.
—¿Podrías cerrar, Cristina? Por favor. —La ojiazul le sonrió a mi madre quien asintió con una sonrisa.
—Adiós, mamá.
—Que te vaya bien, mi amor. —Contestó agitando su mano.
Sofía salió de la casa y yo me quedé observándola unos minutos. Tenía un conjunto de chaqueta y joggers del mismo color, verde oscuro, unos tenis negros y su cabeza estaba cubierta por la capucha de la chaqueta. Fruncía levemente el ceño mientras conducía y sus manos hacían lo suyo en el volante y la palanca de cambios. Muy atractiva si me preguntan.
Mi escrutinio fue interrumpido cuando me extendió su celular.
—El copiloto pone la música. —Dijo sin mirarme. —Pero si pone algo triste la saco de una patada. —Dijo bastante enserio. Me hubiera reído si no me causara tanto conflicto que me tratara de usted, y como soy tan impulsiva no pude contener mi lengua.
—¿Por qué no me tuteas?
—¿Qué? —Sus ojos me vieron brevemente y yo suspiré.
—¿Por qué siempre me tratas de usted? Sé que no te caigo bien, pero creo que exageras al tratarme así, de todas formas vivimos en la misma casa y vas a tener que aguantarme así no quieras. —Tal vez soné más brusca de lo que pretendía, pero sé sintió bien sacarlo.
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Salto de Fe
Fiksi Remaja¿Qué harías si tienes que vivir con tu ex novia? Esa misma que te rompió el corazón y no ves hace más de 6 años... Bueno, Sofía Madrid debe pasar por esa situación al volver a su ciudad natal después de vivir una larga temporada en el extranjero. D...