Capítulo 3

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Tiffany despertó temprano la mañana siguiente y comenzó a ordenar su impecable apartamento. Debía llevar su uniforme a la tintorería hoy; parte de su trabajo era estar elegante. ¿Sería cierto que tuvo el valor de llamar "Ben" a Ben Maxwell la noche anterior? No lograba relacionar a la chica tímida que siempre había sido, con la muchacha que, anoche, le había contado los detalles más íntimos de su relación con Nick al severo capitán de la aerolínea.

Apartó cualquier pensamiento de Nick, a sabiendas de que no le llevarían a ninguna parte. Esa mañana estaba segura de que aún le amaba, y atribuyó sus dudas de la noche anterior, al hecho de que Ben Maxwell era capaz de confundir a cualquiera. Se concentró en el compromiso. Como había dicho Ben Maxwell, habría habladurías en el aeropuerto, pero, después de algún tiempo, el compromiso sería olvidado.

Oyó que alguien llamaba a la puerta. ¿Sería Ben Maxwell? Su corazón latió con frenesí por un motivo inexplicable y abrió la puerta: era el señor West, su casero.

—Buenos días, señor West —saludó al encorvado anciano, controlándose con rapidez. Terminaría enloquecida si reaccionaba así cada vez que llamaran a su puerta. Ben Maxwell no tenía motivos para visitarla, y, de cualquier forma, no temía ya la mordacidad de su lengua, Al ver que el señor West estaba aún de pie en el umbral, lo invitó a entrar y tomar asiento—. ¿Ha venido por lo del marco de la ventana que reporté a los agentes de bienes raíces? —preguntó, ya que eso no había sido reparado en su ausencia.

—Me temo que no, señorita Nicholls —repuso el señor West con renuencia, y parecía tan incómodo que Tiffany tuvo que preguntar:

—¿Sucede algo malo? —nunca lo había visto así en los dos años y medio que tenía de conocerlo.

El se aclaró la garganta y habló con tono grave.

—Bien, a decir verdad, señorita Nicholls, ya no puedo seguir pagando los gastos de las reparaciones —volvió a aclararse la garganta—. Lamento tener que decirle esto, pero... debo vender este edificio. Lo siento, querida mía, pero tendrá que encontrar otro lugar donde vivir —y mientras Tiffany tuvo que intentar comprender que tendría que buscar otro apartamento en aquella ciudad tan abrumada de gente, él explicaba los problemas de mantenimiento de una vieja propiedad, tenía dificultad para salir adelante en sus gastos. Por lo que sólo podía vender el edificio, y Morton's, los agentes de bienes raíces, le habían dicho que podría vender la propiedad a mejor precio si ésta estaba vacía—. Pero quise hablar en persona con todos mis inquilinos, a pesar de que Morton's les enviará un aviso formal por correspondencia —sin pensar en su dilema, Tiffany se conmovió por el estado del hombre; parecía muy preocupado—. Lo siento mucho, señorita Nicholls —se disculpó—, pero usted puede ver la situación en que me encuentro.

Olvidó sus labores domésticas cuando él se marchó, y la sorpresa de su noticia comenzó a desaparecer. No sería fácil encontrar otro apartamento; y tendría que empezar a buscar de inmediato. El estar fuera del país durante varias semanas, la hacía aún más difícil... ¿Y qué sucedería con Janet y Bill? ¿Cómo encontrarían un lugar, en especial con un niño de tres años? Y también la señorita Tucker, en el piso inferior, tendría que buscar otro lugar. Al pensar en sus vecinos, Tiffany descubrió que sus preocupaciones no eran nada en comparación con las de ellos. Y, sin pensarlo más, salió de su apartamento y llamó a la puerta de Janet...

—¿Entonces, ya ha ido a visitarte? —preguntó Janet cuando Tiffany la siguió a la cocina—. Estoy preparando café... ¿quieres una taza?

—Por favor.

Cuando se sentaron a tomar la bebida, Janet le dijo que Bill había recibido un ofrecimiento de su compañía para mudarse a Manchester.

—Lo hemos estado pensando hace un par de días, por lo que creo que esta situación lo ha decidido, en especial, porque dijeron que nos ayudarían a encontrar alojamiento. Por supuesto, Bill aún no sabe que hemos recibido órdenes de marcharnos, por lo que tendré que ver qué es lo que él piensa.

¿Por qué las mujeres se enamoran de los cabrones?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora