Capítulo 7

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Tiffany entró en el apartamento sintiéndose triste y deprimida. Hacía nueve semanas que no había visto a Ben, y tampoco lo vería en esta ocasión. Había indagado, con discreción, que su vuelo llegaría el próximo viernes, y en esa época, ella estaría volando sobre el Atlántico.

Nueve semanas de esperanzas, de temores y desilusiones por no haberlo visto ni una sola vez. No sería tan malo si le hubiera dejado alguna nota. Cualquier clase de nota sería suficiente. Aun de la clase de: "No tenemos mantequilla" la habría hecho feliz... cualquier cosa que indicara que no había olvidado que existía.

Durante esas nueve semanas, había hecho un par de viajes largos, y, después de confirmar que no esperaban que Ben regresara durante su tiempo libre, decidió pasar algunos días con tía Margery en Middledeane.

Patti Marshall la había invitado a una fiesta esa noche, pero rechazó la invitación, sospechando que, ya que Barry, el novio de Patti era quien la había presentado con Nick Cowley, sería muy probable que Nick también estuviera allí. Además, estaba casada, y aceptar cualquier salida la haría sentirse culpable.

¿Pero por qué culpable? discutía con su conciencia. Su matrimonio no era normal, y a Ben no le importaría que fuera sola a una fiesta. De cualquier forma, ¿qué era lo que tenían en ese matrimonio? Unos cuantos besos castos, una noche en su lecho, cuando la trató, en su mayor parte, como a una niña de diez años, un puñado de momentos agradables... si acaso, y eso era todo.

Tiffany miró el apartamento… estaba impecable por sus labores del día anterior. Había preparado un pastel y lo guardaba muy bien, para cuando Ben regresara. No había nada que pudiera hacer si se quedaba y estaba muy inquieta. ¿Por qué inventaba tantas excusas? ¿Por qué no ir a la fiesta de Patti... otras chicas iban a fiestas sin acompañante, no es así?

Llamó por teléfono a Patti, y fue tarde para arrepentirse, cuando escuchó la gran alegría de Patti al saber que iría.

—Me alegro, Tiffany... te sentirás mucho mejor al salir.

—¿Oh?... —¿por qué decía eso?

—Bien, si no te molesta que lo diga —explicó Patti—, pensé que estabas más callada de lo usual durante este viaje... casi aislada.

Tiffany tenía mucho en qué pensar ahora. Su orgullo le impedía que los demás supieran que estaba sufriendo por Ben, y cuando llegó el momento para salir al bar donde todos se reunirían antes de dirigirse a casa de Patti, Tiffany adoptó una actitud frívola que engañaría a todos aquellos que pensaran que estaba deprimida.

Parecía que sí surtía efecto, pensó, cuando, después de decidir que no llevaría su auto, el taxi la dejó en la puerta de Jolly Brewer. Estaba despreocupada, emocionada por la fiesta, e inclusive rió al dejarle una nota a Ben, ya que su alegría por la noche que le esperaba, charlando con sus amigos, la hizo olvidar la tristeza que sentiría cuando, al regresar, ella fuera quien recogiera la nota que había dejado sobre la chimenea

Al abrir la puerta del bar, casi ensordeció por el ruido que la recibió. La mayor parte del grupo ya estaba allí, y vio a Michael Croft enfrascado en lo que obviamente sería una ardiente aventura que contaba a los tres o cuatro hombres que lo rodeaban. Patti la vio y la llamó, mientras un estallido de risas se dejaba oír al final de la historia de Michael.

—¿Qué quieres beber, Tiffany? —preguntó Barry, quien no se apartaba de Patti, a pesar de que lo trataba con mucha rudeza. Barry no tardó mucho en regresar del bar con el Cinzano y limonada helada que Tiffany había ordenado, y estaba a punto de reunirse con ellas, cuando fue detenido por Nick Cowley.

¿Por qué las mujeres se enamoran de los cabrones?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora