Capítulo 5

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El día de la boda amaneció despejado y brillante. Margery Bradburn entró en el dormitorio de Tiffany llevando una bandeja con el desayuno, y su sobrina protestó.

—Oh, tía, no debiste hacerlo —pero la temblorosa sonrisa de su tía la hizo callar, y Tiffany abrazó a la mujer, con gratitud.

"Tía Margery se ha comportado muy bien", pensó Tiffany, ya que no había llorado ni una sola vez durante la mañana. Pero cuando la vio vestida con su traje de novia, nada pudo contener sus lágrimas.

—Tiffany, estás tan hermosa —gimió, al tiempo que miraba sobre su hombro para estudiar su reflejo en el espejo de cuerpo entero de la puerta del guardarropa. Tiffany se volvió y abrazó a su tía, y el emotivo momento fue interrumpido al escuchar la campanilla de la puerta frontal, anunciando la llegada del coronel Wainwright.

El doctor Ian Repton, un amigo de Ben, sería el padrino, y Tiffany se preguntaba si Frances, la esposa del padre de Ben, estaría presente en la iglesia. Pero no se había atrevido a hacerle esa pregunta.

Los vecinos de la pequeña villa donde Tiffany había pasado casi toda su adolescencia, estaban congregados ante la puerta de la iglesia. Así, tomada del brazo del coronel Wainwright, Tiffany cruzó la puerta de la pequeña iglesia. Sólo entonces pudo ser consciente de la presencia de Ben. Ella sabía que Ben la había visto, ya que vio que el hombre que estaba a su lado se volvía a decirle algo. Pero él no se dio vuelta, y Tiffany necesitaba con desesperación ver en aquellos ojos grises la expresión que pudiera tranquilizarla.

La voz de Ben era firme y clara al hacer sus juramentos, mientras que la de Tiffany era entrecortada y débil al responder. Entonces sintió un suave apretón de la mano de Ben, sujetando la suya, y supo que todo estaría bien. Su voz se hizo firme, y aunque aún con voz baja, hablaba con tanta claridad como él lo hizo.

El la miró, al colocar el anillo de matrimonio en su dedo, y una suave sonrisa curvó las comisuras de sus labios; sus ojos contemplaron su inocencia y pureza; su cabello limpio relucía bajo el gorrito. Al devolver su sonrisa, sintió que sus dedos se apretaban de forma casi imperceptible, mientras la ceremonia continuaba.

Margery Bradburn había dispuesto que un fotógrafo estuviera esperándolos al salir de la iglesia, y Tiffany tuvo unos momentos para recuperar el aliento y comprender que ahora estaba casada con ese atractivo hombre a su lado.

Después se hicieron las presentaciones y Ben se aseguró de que su tía no se sintiera apartada, recibiendo el beso de felicitación de la señora Bradburn. Una hermosa mujer que estaba de pie junto al coronel Wainwright se acercó a Tiffany, y Ben la presentó como Frances. Tiffany pensó que sería tan sólo unos años más joven que Ben, quizá tendría alrededor de treinta y tres o treinta y cuatro años, y con sinceridad, Frances se dirigió a la recién casada.

—Estoy encantada de conocerte, Tiffany, y sé que tú y Ben serán muy felices —besó la mejilla de la novia.

Parecía que todos se acercaban y la saludaban de la misma forma, pensó Tiffany, mientras Ben bromeaba con Ian Repton por abrazarla demasiado tiempo, a pesar de que sólo lo hacía en forma amistosa.

Después, Tiffany se encontró sola con Ben en su auto, y se dirigieron a un elegante hotel, a unos doce kilómetros de allí, donde Ben había alquilado un salón para la fiesta.

Tiffany estuvo muy callada mientras llegaban. Hubo demasiado barullo en la iglesia, y su mente recordó que todos la habían besado... todos, excepto Ben. No es que le importara en realidad, pero sólo para guardar las apariencias, debió haberle dado un beso en la mejilla...

¿Por qué las mujeres se enamoran de los cabrones?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora