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Su lenta respiración me hizo hacer una mueca de lástima; Arturo estaba sufriendo mucho desde hace quince años, caída tras caída, prácticamente su vida se reducía a estar conectado a todas esas máquinas mientras estaba acostado en una fría y dura camilla de hospital.

Todo por el deseo egoísta de su familia; ¿por qué rayos no lo dejan morir? Él está sufriendo más viviendo a la fuerza, todo sería mejor si lo dejarán morir en paz.

Pero así son los mortales; le tienen miedo a la muerte, y a la ausencia. Nunca podré entenderlos en su totalidad.

—¿Tú quién eres, niño? —me alejé de mis pensamientos cuando lo escuché hablarme. Este era el aviso.

Su última conversación sería conmigo, después haría que sus ojos cerrarán para siempre.

—Me llamo Tod... Vengo a acompañarte.

—¿Tú eres el diablo? —señaló mi vestimenta y negué con una sonrisa divertida.

—No, pero soy algo parecido a eso. —me senté a su lado, tratando de no tocarlo por nada del mundo. —Mi trabajo es hacerte dejar de sufrir, no atormentarte.

—Eres la muerte, ¿cierto? Siempre te imagine diferente. Vestido con una túnica negra, carabelico, con una especie de tridente que da miedo... Pero eres diferente.

—Lo sé, me lo han dicho por siglos. —reí suave y él me siguió. —Pero admito que ustedes me representan muy bien, son muy talentosos.

Nos quedamos un momento en silencio, volvió a cerrar sus ojos y suspiro pesadamente. Me miró y sus ojos transmitían nada más y nada menos que paz, tranquilidad, alivio.

—No puedo creer que me alegra que estés aquí... me alegra que harás que el dolor se vaya... —asintió en un tipo de rendición y después una lágrima tras otra, comenzaron a descender por sus mejillas. —Creí que esto sería fácil, pero duele demasiado... ya no lo soporto, Tod.

—Lo sé, puedo sentirlo...

—Tuve dos hermosas hijas con la mujer más maravillosa de la Tierra, conocí a mis cinco nietos y ví a dos de ellos hacer una familia... No fue nada fácil, pero logré ser feliz. Eso es lo que me importa. Yo ya fui feliz, Tod.

Extendió su mano hacia mí, llamándome a tomarla. Entrelace nuestros dedos con fuerza, viéndolo sonreír por última vez hasta que no quedo expresión alguna en su rostro y sus dedos dejaron hacer presión contra los míos.

Le dí una caricia a su mano y me retire de ahí. Con la misma sensación de toda mi eternidad... Remordimiento.

No debería sentir nada al hacer lo que mi destino dicta, pero lo siento. Y por muchos años mi padre me reprendió por ello, alegando que un poderoso heredero como yo, no debería ser tan débil. Él me imaginaba engreído, maligno, insensible... así como fue él en sus tiempos.

Pero lamentablemente no soy como él, y me alegro mucho de no serlo. No quiero ser la copia de nadie.

****

Cuando eres un ser que puede estar en todos lados, puedes hacer muchas cosas. Lastima que mi único trabajo sea quitarle la vida a los mortales.

Y ahora me encontraba en una casa de una familia que estaba comenzando a integrar a una nueva personita. Me daba tristeza que los padres están tan emocionados, felices e ilusionados con su hija, y la perderán en menos de un mes.

Me acerque a su cuna, dormía tan plácidamente que pensé en irme y dejarla tranquila, abrazando su osito café con ropas de un minion. Pero no podía hacerlo, no debía más bien.

Así que, acerque mi mano a la suya que era tan pequeña y desde lejos se veía tan suave. Solté un suspiro y recargue mis manos en los laterales del mueble dónde ella dormía. No era fácil cuando se trataba de un alma pura e inocente... Dios sabe que es muy difícil para mí, él es el único que me entiende.

Incluso a veces él parece más mi padre.

Respiré unas cinco veces, intentando ganar valentía. Y justo cuando creí que lo haría, ella abrió sus ojos, tan oscuros y hermosos como la noche... y a mí, la noche nunca me gustó.

Me sonrió y emitió una risa linda que casi me hizo llorar de ternura y alejar mis manos de su alcance.

Y por primera vez en siglos, no hice mi trabajo. No le quite el aliento a ella... no quería que ella muriera a causa de mis manos.

«Te quiero, Tod» (complete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora