>veintiuno<

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Este será el final real y que tenía arduamente planeado, ojalá lo disfruten<3

(Continuación del capítulo anterior..)

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La persecución había empezado y realmente Minho se estaba esforzando por perderlos y salir a salvo de la situación. Simplemente quería regresar a casa con su amado chico y darle la vida que se merecía. Los gritos de Jaemin lo estresaban, el sonido de las armas de quienes los perseguían lo desesperaban y el camino de tierra que era extremadamente difícil para manejar un camión lo pusieron nervioso.

–¡Iré a la parte de atrás para dispararles, ten cuidado con no volcarte!—Mingi, uno de sus amigos más fieles que tenía en el trabajo, le informó y fue hacía la parte trasera del camión.–

Minho se intentó esforzar mil veces más, no solo en no volcarse, sino también en que no le disparen a su amigo o inclusive a él.–

Los autos se acercaban cada vez más donde estaba, por lo que sacó el arma de emergencia y se la pasó a Jaemin para que disparara a los lados en forma de que lo ayudara.

Finalmente se escuchó un fuerte golpe de la parte de atrás, como si algo se hubiese caído.

–¡Le dispararon a Mingi!–Gritó Jaemin.–

De repente para Minho su vista se puso borrosa, sus oídos tenían un pitido estresante y sus manos estaban temblando. A través de la ventanilla pudo observar por milisegundos como un cuerpo caía del camión y era arrollado por los autos que los perseguían.

Era el cuerpo de Mingi, quien ya estaba fallecido. Su mejor amigo. Su compañero de trabajo más confiable y que seguramente sería el padrino de bodas cuando llegase a casarse con su amado. Ese amigo ya no existía.

Dentro de Minho su pecho dolía, sentía su corazón apretarse y aquél nudo tanto en el estómago como en la garganta, pero no podía de rendirse puesto a que necesitaba sobrevivir para al fin ser libre.

–¡Que los demás traten de disparar bien por la mierda que no necesito distraerme!–Su tristeza se transformó en una inmensa rabia, tanto así que a Jaemin lo llegó a asustar.–

De repente todo pasó muy rápido.

–¡Minho!.–

Un auto se había puesto a su lado y había disparado a su dirección. No supo que pasó pero la bala no le llegó, sino que sintió una presión en su cabeza, impulsandolo hacía abajo. Jaemin lo había salvado pero la bala le llegó en su cabeza. El cuerpo se desplomó a su lado de inmediato y lo único que pudo hacer fue tomar el arma y disparar hacia el auto que estaba a su lado, justamente en dirección al conductor para que el vehículo terminase chocando, cosa que se logró.

Minho todavía estaba en shock, con la mirada hacia el frente en un intento de ignorar que su amigo estuviese muerto a su lado.

–Changbin, mi amor–De repente su rostro comenzó a humedecerse, notando que había comenzado a llorar por el estrés y la pena de haber perdido dos amigos cercanos–prometo volver a casa amor, lo prometo.–

Ya no aguantaba, cada vez caían más de los suyos y ya no sabía que hacer para perderlos. No quería rendirse a pesar de esto, por lo que trató de disparar como pudo en forma de distraerlos. Funcionó lo suficiente como para que bajara la cantidad de autos y le facilitara manejar. Quedaba poco también para llegar donde debían dejar la carga y de seguro recibiría refuerzos allá por ser aliados. Estaba a salvo.

Lastimosamente no fue así. Minho no vio el agujero en el camino de tierra y el camión terminó volcándose, dando varias vueltas hasta finalmente chocar con un enorme tronco de árbol.

No podía escuchar nada más que un fuerte pitido, no sentía sus piernas ni brazos y la sensación en su pecho era demasiado dolorosa, al igual que en su espalda. Todo dolía y ya no tenía fuerzas.

Como pudo trató de salir del camión, al menos deseaba sobrevivir y volver con Changbin. Sintió como era agarrado del brazo y miró hacia la persona que lo estaba levantando, identificando a uno de sus compañeros, Wonho.

–¡Levantate amigo, por favor, vámonos antes de que nos vean!–Como se esperaba, Minho no logró escuchar eso, simplemente escuchaba aquel molesto pitido, pero por instinto se levantó con la poca fuerza que quedaba y siendo casi arrastrado, se adentraron al bosque. Esperaba al menos escapar del país y jamás volver a estar envuelto en el comercio del consumo ilegal.

–Los perdimos–Ya para entonces el pitido en su oído disminuyó y comenzó a escuchar bien de nuevo, de a poco recuperaba la fuerza en sus piernas–Estaremos bien Minho, no te preocupes, llamaré al patrón para que traiga refuerzos y-–Nuevamente todo pasó rápido.–

Tres disparos continuos logró escuchar. Sintió su pierna arder de forma infernal y cayó al suelo como un saco. Observó donde estaba Wonho y se dio cuenta de que a él le habían llegado las dos balas, una en su pecho y otra justamente en su frente. Wonho había muerto y a él lo habían herido.

Sintió como le colocaban de rodillas y le ponían una venda en su rostro junto a una soga en sus muñecas. Escuchó las pisadas de varios hombres y en como lo rodeaban. Era su fin, definitivamente lo era.

Ahora todo iba de una forma lenta que hubiese deseado que no fuera así.

Escuchó una voz masculina que le hablaba a su jefe y le especificaba en como lo iban a torturar, dándose cuenta que seguramente grabarían su ejecución para enviarsela. Así mismo como lo había dicho, empezó su terrible tortura.

Su cuerpo fue lanzado al piso, dejándolo boca abajo. Sintió como hacían un espacio entre su espalda trasera y su cabeza para luego sentir una enorme presión dolorosa en su nuca.

Lo estaban decapitando vivo, y no siquiera con un hacha o algo así, sino que con un cuchillo normal de cocina, el cual no tenía mucho filo. Todo con el fin de que sufriera cada segundo de dolor.

No podía gritar porque sentía como su garganta se llenaba de su sangre, por lo que ya no podía ni siquiera hablar. Sentía demasiado dolor y simplemente pedía mentalmente que lo mataran ya en vez de seguir haciéndole sufrir.

Lo siguiente que sucedió fue que pararon, ni siquiera lo decapitaron por cumpleto, sino que lo dieron vuelta y comenzaron a partir su estómago a la mitad, mientras sentía como sus órganos era sacados de ahí hasta dejarlo sin nada en esa zona.

No es necesario mencionar el dolor infernal que sentía con todo eso. Quería que todo acabara porque ya no tenía salvación alguna.

Finalmente sucedió.

La venda que tenía fue sacada y pudo ver la cara de todo maldito enfermo que estaba viendo su tortura como si nada. Todo rostro le quedará marcado para siempre, incluso después de la vida.
Vio una pistola en su frente y supo que ya finalmente lo iban a matar.

Tal dicho y hecho, la arma fue disparada. Le habían disparado en la cabeza.

Minho había muerto. Había muerto y lo único que pudo pensar en sus últimos segundos de vida fue en una disculpa hacia Changbin, hacia quien más pudo amar en su vida.

“Lo siento amor, no podré volver a casa como te prometí”

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Sigue el epílogo y su lloradita antes del final alternativo, jeje.

Aprovecho de decir que muchas gracias por el apoyo que le dan a la historia, muchos besos, abrazos y unos pañuelitos jiji, nos vemos.

27 de Noviembre del 2022-7:15 am

Pain • [Minbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora