Pain • [Minbin]

>veintiuno ||<

[Final alternativo]

Continuación del capítulo anterior...

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Minho intentaba con todas sus fuerzas perder a quienes los seguían, tratando de no volcar el camión por el complicado camino de tierra. Estaba entrando en un pánico horrible cuando vio que le dispararon a parte del camión y podía llegar a dañarse la mercancía.

–¡Minho, pediré refuerzos, concéntrate en el camino!–Jaemin tomó una arma y se fue a la parte trasera donde estaban sus demás compañeros, mientras Minho se concentraba en conducir lo mejor posible.–

Tenía miedo, demasiado por todo lo que podría pasar si no lograban salir de esta. No quería dejar a Changbin solo, menos ahora cuando lo tenía tan ilusionado con irse a una nueva y mejor vida en Canadá.

Ojalá pudiera sobrevivir.

–¡Llegaron los refuerzos!–La voz de Mingi llamó su atención, escuchando como este llegaba a su puesto y se sentaba a su lad–¡El patrón envió parte de los nuestros hacia nosotros y se están encargando de todo, estamos salvados!–El mayor se esuchaba más que aliviada, había esperanza en sobrevivir.–

Minho estaba demasiado feliz al ver por el retrovisor a su izquierda se veía cada auto que los perseguía siendo derribados. Finalmente el infierno en el que estaba se acabaría.

Luego de que ya no fueran seguidos por la banda llegaron al territorio a quienes le entregarían la mercancía. El territorio Kim. Fueron recibidos de manera cuidadosa, ingresando por aquel gran portón donde dejarían todo el paquete.

Minho fue el primero en bajarse y en saludar educadamente a los líderes del clan Kim; Kim Namjoon y Kim Seokjin.

–Tuvimos dificultades en el camino pero toda la mercancía está en buen estado–Informó Minho, tratando al menos de excusar su tardanza.–

–Me enteré de lo que pasó por mi amigo Min, así que no te preocupes por lo ocurrido–El de hoyuelos comprendió lo ocurrido, aliviandose de al menos no hubiera problemas legales por si eran descubiertos y más encima muertos cerca de su territorio.–

–Eso si, un solo kilo en mal estado y dile adiós a tu cabeza–El otro chico habló, mirándolo de forma seria y asustandolo hasta que soltó una risa algo rara mientras negaba con la cabeza–Es broma, confío en que no hay nada dañado.–

“Dios mío, me llevé el espanto de mi vida” pensó mientras se despedía de ambos chicos y se subía nuevamente al camión, esperando a que finalmente terminasen de descargar todo.

–¡Todo listo!–Le informaron desde abajo y escuchó como todos subían nuevamente al camión, cerrando el compartimiento trasero.–

–¡Vámonos!–Minho al ver que todos ya estaban listos, encendió el vehículo y comenzó a manejar, regresandose a su territorio.–

Todo había salido bien y finalmente podría irse del país en cuanto recibiera las indicaciones del señor Min.

El recorrido fue rápido, llegaron a si destino y él rápidamente bajó del camión para ir donde su jefe. Al momento de llegar donde él, este le comenzó a explicar como pasarían las cosas en Canadá.