—Lord Borros, espero que haya encontrado descanso la noche anterior después de su largo viaje hasta aquí. Agradezco de antemano su pronta respuesta a mi llamado —dijo la reina Alicent con una sonrisa.—Majestad, agradecido por su hospitalidad, me pongo a su disposición —respondió el hombre, inclinándose con reverencia—. No obstante, me temo que deberé partir esta misma tarde hacia mis dominios, pues dejé numerosos asuntos sin resolver.
—Me complace oír eso y no se preocupe, comprendo y valoro su tiempo —replicó la reina con astucia en su sonrisa—. Tome asiento, por favor —le indicó, y él obedeció—. ¿Un poco de vino, quizás? Me imagino que le vendría bien.
—Sí, Majestad, un poco de vino sería muy bien recibido —contestó Lord Borros, sentándose con un suspiro de alivio.
—Debo ser directa y sincera con usted sobre el motivo de mi llamado y la razón por la que solicité que sus hijas le acompañaran; se trata de asuntos que nos benefician a ambos —dijo la reina Alicent mientras vertía vino en una copa y se la entregaba.
— La escucho, Majestad. Estoy aquí para servirle en todo lo que necesite, y mis hijas están a su disposición —afirmó Lord Borros, tomando la copa y bebiendo un sorbo.
—La casa Baratheon y la casa Targaryen ya se unieron una vez, y sería un honor que eso volviera a suceder. Quiero tomar a una de sus hijas como mi pupila y, al mismo tiempo, comprometerla con uno de mis príncipes —dijo la reina Alicent, observándolo detenidamente.
— Majestad, es un honor para mí, para mi esposa, para mi casa y para mis hijas —respondió Lord Borros, inclinándose ligeramente hacia adelante con una expresión seria.— Su propuesta es sumamente generosa.
— Como también lo es para nosotros —dijo Alicent, tomando asiento frente al hombre—. Sin rodeos, se avecinan tiempos difíciles y necesitamos ser aliados fuertes para nuestras casas. Sabe a lo que me refiero, no necesito explicar mucho —lo miró fijamente, notando cierta confusión en su expresión. Los rumores de que el señor de Bastión de Tormentas era lerdo para la política parecían ciertos, pensó la reina—. Me refiero a un apoyo total a mis hijos, a mí y al reino —la reina tomó un sorbo de vino sin dejar de mirarlo.
—Oh, entiendo perfectamente, Majestad. La lealtad de la casa Baratheon siempre ha sido con la corona —aseguró Lord Borros, haciendo una pausa antes de continuar—. Pero, ¿qué espera específicamente de esta alianza?
—Espero compromiso y acción, Lord Borros. No solo palabras —respondió la reina Alicent con firmeza—. Quiero que sus fuerzas y recursos estén listos para movilizarse a nuestro lado, para cuando sea necesario.
— Puede contar con ello, estarán a su disposición —prometió Lord Borros.
La reina sonrió victoriosa. — Estoy más que segura de que saldremos muy beneficiados de esto; no todos los días se tiene la oportunidad de que tu casa tenga jinetes de dragón. Los hijos de nuestros hijos, por tradición, podrán tener un huevo de dragón desde la cuna o reclamar uno propio. Eso aumentaría el esplendor de su casa —dijo Alicent en su propuesta, lanzando su primera carta en este juego—. Ahora, dígame, ¿hay alguna preocupación que tenga respecto a este acuerdo? —preguntó la reina, inclinándose hacia adelante con interés.
— Ninguna, Majestad, lo ha explicado muy bien. Sin duda, es una propuesta que ningún lord desaprovecharía —sonrió Lord Borros, con una mirada orgullosa.
—Y usted no la desaprovechó, es un hombre listo —murmuró la reina con una sonrisa astuta. La mejor manera de cerrar tratos era hacerle creer a los hombres brutos que eran inteligentes.—. Quiero ver a las niñas —dijo Alicent con tono decidido, cambiando el tema abruptamente—. Thalía, hazlas pasar —ordenó a su dama de compañía.
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𝐈𝐍 𝐌𝐘 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ll 𝐀𝐞𝐦𝐨𝐧𝐝 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧ll / En edición
Fanfic𝘌𝘯 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘪𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘺 𝘢𝘮𝘰𝘳, 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘳𝘳𝘢𝘮𝘢𝘯 𝘭á𝘨𝘳𝘪𝘮𝘢𝘴 𝘺 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘳𝘳𝘢𝘮𝘢 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦. ¿𝘊𝘶á𝘯𝘵𝘰 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘣𝘦 𝘴𝘢𝘤𝘳𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢𝘳 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘰𝘣𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘤𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢? 𝘌𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘶𝘴𝘪...