Capitulo 1.

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Tarareo dont blame me de Taylor Swift mientras termino de cerrar la maleta que me voy a llevar a California.

—¡Jade!, ¡Vas a llegar tarde! —Escucho gritar a mi madre desde la primera planta.

—¡Ya bajo! —Respondo de la misma forma para que pueda escucharme.

Desconecto la música de mi altavoz rojo, y de inmediato la canción deja de sonar, cojo mis auriculares y me los guardo en el bolsillo delantero de mis pantalones cortos para que no se me olviden.

Observo por última vez la habitación que no voy a ver durante los tres meses que duran las vacaciones de verano, y suspiro observándola detalladamente: Las paredes que recubren mi habitación son blancas y están llenas de posters de mis libros y series favorita –y obviamente de Taylor Swift– mi escritorio de madera se encuentra en el extremo opuesto de la cama y está lleno de papeles y libretas que no utilizo; Miro mi repisa y definitivamente, esto va a ser lo que más voy a echar de menos: escuchar un vinilo de Taylor Swift o Coldplay mientras leo un libro en la silla colgante que tengo en el techo y que tanto me costó convencer a mis padres para que me la compraran.

En comparación con la habitación de mi otra casa, -en California-, esta es enana. Y no sé, si es, porque la otra es muy grande o está es demasiado pequeña; Pero no me quejo, yo teniendo una cama, libros y vinilos estoy más que contenta.

Durante unos segundos, me debato entre sí llevarme algunos discos o libros, pero, observo la maleta que está a mis pies –y que he tenido que estar cerrando durante más de una hora– y finalmente decido que no es muy buena idea. Escucho como mi madre grita nuevamente y decido que esta es la señal para que baje si no quiero que suba ella misma.

Cojo mi gran maleta por el asa y la levanto a peso para no ir arrastrándola por el suelo de madera, al cogerla me maldigo internamente al notar lo mucho que pesa la maldita maleta.

A pesar de lo mucho que pesa, finalmente logro bajar las escaleras sin despeñarme y la dejo sobre el suelo de la entrada, me acerco hasta la cocina donde se encuentra mi madre leyendo una revista de moda, al notar mi presencia levanta la cabeza de inmediato y deja la revista sobre la encimera.

—¿Ya lo tienes todo preparado?, ¿Llevas el chaquetón?, ¿La bufanda? —Corto las divagaciones de mi madre con una leve sonrisa.

—Mamá, voy a California no al polo norte.

—Lo sé cariño, pero es que estoy tan nerviosa—Se pasa las manos por su cabello rubio tan parecido al mío y me mira con sus grandes ojos azules.

—¿Y si no vas?, Y te quedas aquí tranquilita en casa.—dice y yo niego rápidamente con la cabeza.

—Primero que todo, papá y tú ya me habéis comprado los billetes, y no creo que os devuelvan el dinero. Segundo, y lo más importante, como a la abuela le digas que no voy a ir con las ganas que tiene de verme, te va a dejar de hablar por un año. Y dudo que quieras eso, mamá. —Le digo con una sonrisa porque sé que es totalmente cierto, llevo sin ver a mis abuelos cinco años y necesito verlos de nuevo.

—Bueno, tienes razón. Prefiero no enfadar a la abuela, entonces, ¿Lo tienes todo listo?, ¿El pasaporte, los documentos y demás? —Inquiere pasando la mirada de mi hacia la maleta.

—Lo llevo todo –Confirmo– Lo he mirado todo tres veces por si acaso, y no me falta nada.—Perfecto. Vámonos entonces.

Mi madre coge las llaves del coche y salimos de casa, ambas cogemos la maleta y la metemos en el maletero. —Dios, si que pesa la maleta. —Comenta mi madre con la cara roja, debido al esfuerzo.

—Debería haberte dado dinero para que te compraras allí ropa.

—Yo creo que hubiera sido mejor idea.

Un amor Olvidado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora