Un amor Olvidado

Capítulo 4

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Axel.

—Si necesitas algo, ahí tienes el apartamento. —Le digo al chico que tengo sentado en el asiento de copiloto, de ojos grises y lleno de tatuajes y que también es mi mejor amigo, Liam.

—Cada vez te estas volviendo mas ñoñas —Me espeta y yo ruedo los ojos.

—See, esto de estudiar en la universidad, está consiguiendo terminar con mi personalidad.

—¿Y qué vas a hacer este verano?, ¿ir de fiesta en fiesta?, ¿Acostarte con la primera chica que se te pase por delante?, ilustrame. —Cuestiona dándole una calada a su cigarrillo, mientras mira por la ventana del coche con un brazo apoyada sobre ella.

—Pues lo de siempre, hacer surf, tocar la guitarra y poco más. —Explico mientras giro el volante— Ir a fiestas supongo que también.

Soy consciente de que no he respondido a su segunda pregunta y él lo nota también, porque me mira con una ceja enarcada.

—No me interesa —Respondo antes de que él pueda adelantarse, e intentar dejar así de hablar del tema de una vez por todas. Aunque sé, que es francamente imposible.

—Es cierto, se me olvidaba que tú solo estas por una persona. —Dice y yo aprieto los puños instintivamente.

Él sabe que no es un tema fácil para mí y aun así se empeña en sacarlo.

—Déjame en paz. —Gruño y él levanta las manos en señal de rendición.

—Venga no te enfades Axel, se me olvidaba que estás enamorado. —Declara de manera burlesca y a mi me dan ganas de atizarle un puñetazo y reventarle la nariz. —Pero bueno, tu te lo pierdes, así disfruto de más chicas para mi.

—Todas tuyas, solo espero que nunca, pero nunca te enamores Liam, porque te las voy a devolver todas. —Amenazo.

—Puedes estar tranquilo Axel, que eso no va a pasar ni en esta vida ni en la otra. —Declara con firmeza y yo sonrió sardónico.

Me giro para verlo y veo que sigue mirando por la ventana aunque esta vez está más serio que antes y su semblante muestra un leve resquicio de cabreo. Evito responder y me centro en la carretera y en el viaje de media hora que nos espera por delante.

Lo cierto, es que conocí a Liam hace bastantes años. Después de que perdí a mi mejor amiga, decidí aislarme por completo, no salía, no socializaba y estaba todo el rato en mi habitación solo.

No entendía como todo había estado bien en un momento, y al otro, se había ido todo por la borda. En cierta parte sí que entendí la situación y quise hablar con ella y explicarle todo, pero mi inmadurez y mi orgullo me cegaron por completo, y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde, y ella ya se había ido.

Al verano siguiente, comencé a salir de casa, no iba muy lejos, simplemente a un pequeño parque solitario que estaba abandonado y al que no iba nadie. Ese lugar se convirtió en mi refugio personal, y pronto descubrí que no solo era el mío sino el de Liam también.

Un día, él se acercó a mí para preguntarme si tenía tabaco, yo le respondí que no, y ahí empezó nuestra amistad. Tengo que admitir que hay veces en las que tengo ganas de atizarle un puñetazo, pero sin embargo, lo he llegado a apreciar bastante y lo considero mi amigo más leal.

Aparte, bueno… aparte de ella. Ella siempre lo será todo para mi.

—Oye Axel, lo siento por lo de antes. —Me dice después de un rato, en el que ambos hemos estado sumidos en un gran silencio, perdidos en nuestros propios pensamientos.