Capítulo 7

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El día tan esperado por Joey Beetles finalmente había llegado. Aún no se hacía de noche y ya se estaba preparando para el tremendo espectáculo. Afuera, se encontraba Wally con su padre montando unas tiendas para acampar. Su padre les decía que podían acampar al aire libre como si se tratara un campamento, después de todo en su patio trasero tenían un buen espacio a pesar de la piscina, pero ninguno de sus hijos parecía interesado en eso hasta que llegó el presente día, donde un emocionado Joey traía varias cosas de su habitación.

Kuki lo ayudaba, la verdad es que también el hecho de ver una lluvia de estrellas junto con Wally la emocionaba de una forma que le era difícil explicar. Ya se sentía ansiosa por que se hiciera de noche pronto. Lo miraba de reojo junto con su papá armando las tiendas de campaña y se sonrojaba al pensar que verían las estrellas juntos. Realmente se sentía muy bien.

Cuando el señor Beetles terminó de armar las tiendas de campaña y acomodar todo lo necesario para que los niños pasaran la noche en vela mirando el fenómeno astronómico, Kuki se acercó a hablar con Wally que terminaba de meter sacos para dormir en las tiendas. Se supone que una tienda era para él y su hermano y la otra para ella, pero a decir verdad, la japonesa esperaba poder estar más cerca de él.

―Parece que tu papá esperaba este día casi tanto como Joey― comenta Kuki pasándole unas cobijas a Wally para que las colocara dentro de la tienda.

―A papá le emociona cuando hago actividades con Joey, ya sabes, él es mucho menor que nosotros, no es como si pudiéramos hacer las mismas cosas siempre. Quizás algún día le enseñe a patinar.

―Ya no lo haces, antes no soltabas tu vieja patineta― le dice Kuki recordando a un pequeño Wally que se caía siempre que lo intentaba hasta que lo dominó por completo.

―A veces la uso, es solo que me ocupo en otras cosas― Wally sale de la tienda porque su hermano lo llama. ―¿Qué quieres enano?― el menor se acerca a ellos.

―Papá dice que me ayudes a traer y a instalar el telescopio, es que es algo pesado―

―De acuerdo, no me tardo― pasa al lado de su hermano y le sacude el cabello. Kuki y Joey se quedan solos en el patio mientras el atardecer empieza a caer y el cielo se va tiñendo de naranja y violeta.

―Kuki― la llama Joey ―Te agradezco mucho por quedarte esta noche con nosotros, estoy seguro de que será algo digno de admirar― le sonríe.

―Claro, bueno, mis padres aún no regresan y estoy pensando que tendré que compartir mi habitación aquí con mi hermana mañana― empieza a jugar con su cabello sin darse cuenta.

―También te daré las gracias por hacer a mi hermano menos insoportable, él ha cambiado―

―¿A qué te refieres con eso?― le pregunta Kuki curiosa.

―No se ni por dónde empezar― se encogió de hombros el niño ―Desde que llegaste ya no está tan amargado, me habla más, me incluye en sus actividades y hasta parece que sonríe y eso que yo pensaba que él no lo hacía.―

―¿Pero qué cosas dices? No creo que eso se deba porque yo esté aquí― se sonrojo de pronto y desvió la mirada pero Joey pudo darse cuenta.

―¿Te gusta mi hermano?― pregunta de pronto el niño sorprendiendo a Kuki, su rostro se sonrojó aún más.

―¿Qué?― empieza a negar la chica con sus manos ―N-No se de donde sacas esas conclusiones, que cosas dices―

―Si ya veo, son tal para cual― él mete las manos en sus bolsillos.

Kuki iba a responder pero un ruido le llamó la atención. Se trataba de Wally que se había tropezado por no poder mirar bien abajo debido a la caja del telescopio que cargaba en sus manos. La chica se apresuró a ayudarlo y a colocarlo en el suelo. Joey se acerca a ellos y no dice nada más. Definitivamente esos dos se gustaban pero ninguno decía nada al respecto, vaya que eran lentos.

KND El verano que nos cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora