Capítulo 5

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La familia Beetles, en compañía de Kuki, se encontraban en el centro comercial, específicamente en la juguetería principal, donde comparaban modelos de telescopios. La razón por la cual estaban buscando uno, era porque en el noticiero estelar, habían anunciado que en dos semanas se llevarían a cabo importantes fenómenos astrológicos y no era para sorpresa de todos que el más emocionado era el menor de la familia. 

Joey era un chico enérgico, carismático y tenía mejor temperamento que su hermano mayor. Le apasionaban las ciencias, la tecnología y por supuesto como todo Beetles, era bueno en los deportes, incluso a su corta edad, recibió buenas críticas en el kinder. 

―¿Están seguros que con esto lograré ver mejor la lluvia de estrellas?― preguntó Joey tratando de determinar cuál telescopio era mejor. 

―Bueno, no son telescopios de alta calidad, son para que los niños jueguen con él, pero eso no quiere decir que tengan un gran alcance para apreciar mejor los fenómenos del espacio― comentaba el vendedor de la juguetería que los estaba atendiendo, quería asegurarse de lograr una buena venta y ganar alguna comisión.

Cerca de ellos se encontraba Kuki hablando con Wally hablando en voz baja para que no los escucharan. 

―No puedo creer que tus padres en serio vayan a comprarle un telescopio a tu hermano, yo tenía que esperar a sacar buenas calificaciones o mi cumpleaños para pedir juguetes fuera de temporada― le habló Kuki. 

―Ese enano tiene demasiada suerte, y tú también, no te hagas. Creo que eras la que más tenía juguetes de todos nosotros, demasiados simios arcoíris para mi gusto―

―Los simios arcoíris siempre han sido un juguete de calidad― se cruzó de brazos un tanto enojada ―Ya que estamos aquí, iré a ver las novedades en el pasillo arcoíris, ¿Me acompañas?―

―¿Vas a seguir comprando esos monos?― le pregunta Wally sin darse cuenta que ya estaba caminando con ella hacia el dichoso pasillo ―¿No se supone que ya tienes 15?―

―Para tu información, aún tengo 14 y además, podré tener 30 y seguiría amando mis simios arcoíris, tonto― le sacó la lengua en forma de burla y el rubio le respondió de la misma manera. El ambiente infantil los estaba contagiando y haciendo que se comporten como niños. Aún así esa sensación no les molestaba a ninguno de los dos. 

El pasillo arcoíris en realidad era una gran sección en la juguetería con muchos estantes de simios arcoíris, en todas sus diferentes versiones, eso incluía peluches, figuras de acción, juegos de té, mobiliario para el cuarto de niñas, maquillaje, accesorios, juegos de mesa y sets completos. Wally casi podría jurar que había visto una colección más grande en otro lugar con Kuki, pero por más que lo intentaba, no recordaba donde. 

La chica miraba fascinada todos los estantes y caminaba de un lugar para otro comentando cosas que eran super relevantes para ella, pero no lo eran para Wally, a pesar de eso, seguía con ella tratando de no pensar demasiado en decir alguna tontería que resultará en una absurda pelea. No tenia muchos ánimos para pelear o para reclamarle algo, esta concentrado pensando el porque a pesar de que ella lo sacaba de quicio y no tenían mucho en común, lograba ponerlo como un idiota. La verdad es que desde que Kuki estaba durmiendo en su casa, las cosas entre ellos se habían puesto un poco extrañas, sus peleas habían cesado bastante e incluso en la noche anterior no durmió bien soñando con ella en una especie de cita como si fueran novios, se quedó pensando en ello por horas y casi se le olvida dormir. 

KND El verano que nos cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora