El ángel de Karmamamitas.

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Disclaimer obligatorio: Se shipea a los píxeles, no a los streamers.

Es todo, ahora puedo pecar con este One-shot, disfruten.
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El tic constante del reloj en la oficina estaba volviendo loco a Luzu.

Los papeles llenos de solicitudes, bitácoras de los secuaces y peticiones del pueblo estaban regados por todas partes en el enorme escritorio. El bolígrafo que tenía el castaño en la mano no paraba de golpear su punta contra la superficie de madera.

Estaba harto. El documento que estaba leyendo dejó de tener sentido en la décima quinta leída (y eso que todavía continuaba en la página 4).

Luzu suspiró. Frotó su cara, pasando sus dedos enguantados en las notorias ojeras bajo sus ojos. Necesitaba descansar.

Como si los dioses hubieran escuchado sus súplicas, alguien comenzó a tocar en la puerta de su oficina.

— Adelante, asistente. – Luzu habló, corrigiendo su postura para estar presentable.

El sonido de la puerta metálica abriéndose fue ruidoso.

Pediré después a algún secuaz que ponga aceite a esa cosa, lleva así todo el día.

Pensó el alcalde mientras veía a su asistente acercarse al escritorio.

— Señor. Ya van a dar las once, ¿Piensa quedarse de nuevo en la oficina?

— Sí. El trabajo no se hace solo. Pero tú no te preocupes, ya puedes irte a casa por hoy.

— Señor... – El asistente titubeó. — ¿Podría decir algo sin sonar entrometido?

— Tu dilo, habla con confianza. – Luzu lo miró fijamente para hacerle saber que tenía su total atención.

— Señor. Los demás secuaces y yo no hemos podido evitar notar que desde hace un mes está encerrado en la oficina. Rara vez sale y la mayoría del tiempo me pide que le traiga la comida a su oficina y...

— Escucha, dije que podías hablar con confianza, pero deja de dar tantas vueltas, por favor. – Luzu interrumpió. – ¿A qué quieres llegar?

— Estamos preocupados por usted, señor.

El silencio incómodo que hubo después de esa frase duró unos sólidos seis segundos hasta que el asistente decidió proseguir.

— Como sus ayudantes, sabemos que no nos debemos entrometer en la privacidad de su vida, pero debe entender que también nos preocupamos por su salud.

— No me siento enfermo.

— No me refería a ese tipo de salud, señor. Y lo sabe.

Luzu guardó silencio. Hace tiempo que no se sentía regañado por alguien que no fuese Veggeta.

— Agradezco la preocupación, asistente. Y lamento si he preocupado al personal por mi comportamiento. Aún así, debes entender que el trabajo es mi prioridad, y más con Quackity causando problemas en Karmaland.

— Señor, no quisiera llevarle la contraria más de lo que he hecho esta noche. Pero, ¿Si sabe que no hemos tenido reportes de incidentes relacionados con el señor Quackity y sus seguidores desde hace un mes? Es más, nuestro informante nos comentó que cambió su ubicación y no se ha visto en el pueblo desde hace un tiempo.

El único ojo visible de Luzu se abrió con sorpresa. Para él, solo habían pasado unos días desde el último incidente terrorista que involucraba a Quackity, ¿En serio había pasado más tiempo?

Más importante, ¿Dónde estaba Quackity?

¿Realmente había abandonado la revolución?, ¿Había huido de Karmaland?

Un ángel en Karmamamitas [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora