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120 d.c

Los días pasaron y como lo prometió su padre arribó en desembarco del rey, ya tenía todas sus cosas lista y la felicidad que desbordaba el infante se podía sentir en cada pasillo por el que pasaba. Tomo un carruaje a poso dragón donde Daemon lo esperaba y después de unos minutos de trayecto pudo visualizar a Caraxes, lo que significa que el recorrido terminó.
Bajo del transporte y con toda la velocidad que sus piernas le permitieron corrió hasta el príncipe que lo esperaba con los brazos abiertos.

-Mi pequeño Rhys ¿estás listo para partir?- hablo mientras lo levantaba del suelo.

-Asi es, estoy ansioso por conocer a mi hermana- su sonrisa era contagiosa.

-Laena ya te convenció a ti también no es así? - el niño sólo pudo reír pues era cierto en las cartas que intercambiaba con la mujer ya le había dejado muy claro que tendría una hermanita y el nunca podría llevarle la contraria.

Sin perder más el tiempo el platinado montó su dragón poniendo a su hijo adelante de él y con una sola palabra Caraxes inicio su viaje, muy de cerca los venía siguiendo Draghar, la dragóna del menor, la cual tenía un buen tamaño para solo tener cinco años aunque no el suficiente para montar, de todos modos su jinete aún era pequeño su primer vuelo aún podía esperar, mientras tanto el príncipe no podía estar más feliz de llevar a su hijo con él.

Después de un largo viaje al fin llegaron a su destino y lo primero que el peli negro hizo fue ir en busca de Laena, corrió por todo el lugar hasta que al fin llegó a sus aposentos, su padre venía detrás aunque con un paso menos apresurado. Empujo la puerta de la habitación después de dar un le toque en la misma y lo primero que vio al entrar fue a la mujer que tanto buscaba sentada sobre su cama con un gran vientre, su sonrisa creció aún más si es que eso era posible.

-Mi niño, ven aquí para que pueda llenarte de besos- la mujer se notaba cansada, pero el brillo que apareció en sus ojos en cuanto vio al menor no pasaba desapercibido por nadie.
Otra vez corrió con todas sus fueras y con sumo cuidado se subió a la cama quedando lo más cerca posible de la mujer, la cual no perdió el tiempo y como dijo empezó a esparcir besos por todo su rostro- cómo estás? Me has extrañado? Porque yo a ti si, mucho en realidad.

-Estoy bien, pero tú ¿cómo estás? Y por su puesto que te extrañe.

- Estoy excelente algo cansada pero no debes preocuparte, ahora dime me añorabas a mi o ha ese pastel de fresa que tanto te gusta comer- una risa inocente se le escapó y es que ese pastel que ella prepara es su favorito.

-Los extrañé a ambos, pero en especial a ti.

-Bien pues ahora podremes comer todo el que queramos- ese pastel también era su favorito.

Su padre que se encontraba en la puerta de la habitación, escuchando esa conversación con una sonrisa divertida no pudo evitar intervenir.
-Lo consientes demasiado, si sigue así solo será un mimado- ambos voltearon a verlo.

-A mi no me dirás cómo educar a mi hijo, además para eso estás tú, yo no soy la aguafiestas aquí- el hombre abrió la boca completamente ofendiendo, todos estaban listos para el drama que se venía.

-Bueno si las cosas van hacer así lo mejor será que me retire es claro que no aprecian mi compañía- sin más salió del lugar con un falso enojo.
Las carcajadas del niño retumbaron por todo el lugar y la mujer no podría estar más divertida, siempre era la misma situación Vaegon no podía ser consentido por Laena sin que el príncipe montara una escena de celos.

🔥.

Los días pasaron y el momento tan esperado llegó después de muchas horas de arduo esfuerzo y dolor Laena al fin pudo terminar su trabajo de parto, y si acertó en el sexo del bebé pero no en la cantidad. Dos hermosas niñas nacieron ese día y los padres no podrían estar más entusiasmados.

El Deseo Del Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora