Capítulo doce

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"Los sueños no son un lugar seguro"
POV __________.

Las pisadas de mis tacones negros hacían vibrar todo el pasillo. Las plataformas debían de medir un poco más de diez centímetros, la altura perfecta para mi. Sabía que estaba atrapada de nuevo. Un truco por parte de los dioses de los sueños. En mis manos traía la ballesta dorada, lista para disparar. Conté mis pisadas una y otra vez. Nada encajaba.

—Maldita sea, estoy caminando en círculos—solté un soplido al reconocer el pasillo por el que ya había pasado unas cinco veces. Me aprendí de memoria los números de las puertas, pero fue en vano. Terminaba regresando al inicio— Y si entró por una puerta al azar?— susurré viendo las letras doradas de cada puerta.

Seguí mi intuición y con una patada rápida abrí la puerta número "222". La madera crujió y la puerta se recorrió. A simple vista no podía ver nada, no había ningún indicio de que fuera otro camino. Aún así me arriesgué y me sumergí en la oscuridad. Tome la ballesta con más fuerza y la pegue a mi pecho. No tenía idea de cómo lograron meterse en mi mente. Eryx era el encargado de cuidarnos mientras dormíamos, no tenía sentido.

Mis tacones dejaron de escucharse en la habitación. Al principio no lo noté, pero conforme fui entrando un conjunto de voces se hizo presente. Tonos graves, agudos, voces aterradoras e incluso pude escuchar un par de risas. Me paré en seco al notar un resplandor en el centro de la habitación, sobre un sillón de terciopelo se encontraba una misteriosa figura observándome. No pude reconocerla, traía el rostro cubierto con un velo. Dispare la ballesta sin pensarlo dos veces. La flecha iba directo al rostro de la persona pero la detuvo con una mano sin esfuerzo.

—Los semidioses siempre han sido unos salvajes— la sombra soltó una carcajada. Era la voz de una mujer— ¡Ten más cuidado niña!

Aplastó la flecha con sus dedos y la hizo polvo. Volví a cargar rápidamente la ballesta, por si la mujer me atacaba.

— Tal vez si dejarás de actuar misteriosamente no te hubiera disparado— dije segura y volví a apuntarle con mi arma.
La mujer volvió a reír.

—Te educaron bien en Psique. Me encanta que sean así de atrevidos y seguros.

Con sus manos se retiró la capucha. Debajo de ella se encontraba una mujer joven, sus facciones eran hermosas y sus ojos desprendieron un brillo hipnótico. Retiré mi mirada de inmediato, era peligrosa. No quería caer nuevamente en un truco. Tenía que pensar en cómo despertar lo más pronto posible.

—Necesito salir de aquí, así que si me vas a decir algo que sea rápido.

—¡Pero si acabas de llegar!

La mujer se levantó del sillón y camino hacía mi. Me tomó por la muñeca y me miró fijamente a los ojos. Ahora que los podía ver de cerca, me di cuenta que no tenían iris.

—Pensaba que podíamos tener un momento divertido, lamentablemente tienes razón. Tu misión está en peligro y si no lo detienes será demasiado tarde.

Apretó mi muñeca con fuerza. Reaccione y me solté de su agarre. Comencé a ponerme nerviosa, ¿de verdad algo estaba a punto de pasar? ¿Cómo la misión estaba en peligro si acababa de empezar?

—Está noche te van a descubrir— volvió a reír— Si no impides que el hijo de Hades llegue con su espía...

Mi corazón dio un vuelco.

—¿Espía? ¿Entonces Nico se va a reunir con alguien?— dije asombrada— Maldición, tiene sentido.

Recordé que Nico di Angelo tenía sus contactos en el inframundo.

𝓼𝓪𝓷𝓬𝓽𝓾𝓪𝓻𝔂  [ɴɪᴄᴏ ᴅɪ ᴀɴɢᴇʟᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora