Capítulo 8

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Agosto, 2012.
Jung-gu, Incheon.

Era noche cerrada, pero desde que se adentraran en el área, ambos carros avanzaban sin luces, la oscuridad que se cernía sobre las callejuelas no siendo un problema para los conductores. A pesar de que las ventanillas permanecían arriba, el aire viciado penetraba en el auto concentrando el aroma a pescado que empezaba a provocarle unas horribles náuseas. Junto a ella, su hermano debía recordar lo poco tolerante que era su nariz, la diversión contenida en la cínica sonrisa provocándole deseos de atinarle un buen golpe.

Se detuvieron a la entrada de un mohoso callejón, el perfume a vísceras mezclándose con el hedor a sangre y humedad. Habían dejado atrás el mercado, pero aunque en sus cercanías todavía podía verse grupos pequeños rondando la zona, en esa parte del barrio era como si la luz y la vida hubieran terminado al anochecer, pues ni siquiera la luna se atrevía a proyectar sus rayos y el único farol parpadeaba dando su último aliento.

Los pasajeros del otro carro se apearon primero, Chanyeol, Jongdae y Tao se materializaron como surgidos de las mismas sombras. Hacía apenas unas horas que los hubieran presentado, pero tal parecía que los tres habían conocido a su hermano durante el tiempo que la mayor pasó en el extranjero. Tras ellos, los rostros familiares asomaron bajo la farola durante apenas un minuto, lo que Baekhyun tardó en desenfundar el cuchillo y lanzarlo al foco para hacerlo pedazos con el mango, Yixing rio a su lado.

Para cuando llegaron donde ellos, los mellizos ya habían salido del auto y Kyungsoo (otro al que tuvieron que presentarle) rodeaba el carro para unírseles. Irene saltó a la calle conteniendo ligeramente la respiración. Las miradas los otros se volvieron hacia ella o al menos eso le pareció hasta que cayó en la cuenta de que a quién realmente veían era a su dongsaeng o mejor dicho, a su nuevo líder. De todos, era el único que usaba traje y el largo abrigo le concedía un aire varios años mayor, aunque todos ahí debían ser conscientes de que, a decir verdad, Sehun era el más joven de ellos.

—¿Algo que decir, jefe? —preguntó Jongdae, el bocazas del grupo.

—Nada que no haya dicho ya —repuso Sehun— Saben lo que hay que hacer y no lo olviden, esta noche no quiero rehenes.

El grupo asintió, Baekhyun ordenó que se dispersaran según la estrategia que él mismo había diseñado y a su señal, todos se movilizaron, algunos por el flanco izquierdo y otros al lado derecho, Tao y Yixing tenían la tarea de asegurar las salidas por la azotea, así que treparon a las escaleras de incendios y aprovecharon su conocimiento en artes marciales para alcanzar el techo del viejo depósito de lo que parecía ser una licorería abandonada. Irene pensó en seguirlos, nadie le había dicho qué hacer, pero suponía que su deber sería seguir a Seulgi.

Antes de que diera un paso en dirección a su compañera, la mano de Sehun se cerró sobre su hombro y al volverse hacia él, lo único que recibió fue una mirada cargada de significado. Tampoco era difícil entenderlo, pero apostaría a que el menor no tenía idea de lo que representaba para ella.

Tú vienes conmigo, decía.

Avanzando codo a codo hacia la guarida del enemigo, los hermanos Oh penetraron en el depósito, sorprendiendo al grupo de ocho que había conseguido escapar y encontrar un refugio mohoso en el que permanecer hasta que fuese prudente volver y terminar lo que habían comenzado. Debían estar bastante seguros respecto a la muerte de uno de los líderes de EXO, aunque seguro que no lo creerían si llegaran a revelarles que todas las noticias que habían oído hasta el momento para confirmar su teorías... eran mentiras.

Kyungsoo se había encargado de esparcir el mensaje sobre el deceso del líder Wu, la gente que tenían repartida por todo el territorio asegurándose de que los infelices bajo el mando de Ho Kyung estuvieran enterados. Bueno, quizás la muerte del patriarca fuera una vil treta para distraer a sus enemigos, pero algo era cierto y pronto Block B y todo el bajo mundo lo sabría. Que los fundadores se retiraban, que su poder era cedido a su heredero y que el hombre a quien ahora servían no era otro más que Oh Sehun.

Muñeca de cristal [Seulrene] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora