Capítulo 4

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Jamás olvidaría el grito desgarrador, el llanto cargado del dolor más profundo, la pena que se cernió sobre su hogar y quebranto los corazones de su familia. Sujetar a su hermano para que no irrumpiera en la recámara mientras Baekhyun se aferraba con fuerza al cuerpo de su tío, ahora su única familia, fue una cosa demasiado difícil considerando el temblor que sacudía sus propias manos al comprender la noticia. 

Kim Taeyeon había muerto.

Entonces eran demasiado jóvenes para entender que no la habían perdido: alguien se las había arrebatado. El tiempo se encargó de que comprendieran la naturaleza de su ausencia, el concepto de asesinato, porque eso era lo que había pasado. Alguien lo suficientemente imbécil jugó con la vida de su tía y empujó la balanza a su favor, aunque la dicha le duró lo mismo que un suspiro. Pese a todo, nadie conocía la historia completa.

Lo que sea que ocurrió la noche en que los Byun fallecieron, seguía siendo algo de lo que los líderes se reservaban los detalles. Alguna vez se los contarían, en algún momento sabrían que estaban preparados y les revelarían todos los secretos que aun ocultaban. Hasta entonces, Irene no necesitaba más que lo que tenía: la historia de una dama que fue lo más parecido a una princesa, el recuerdo de la primera mujer en portar la marca de la mafia.

Tiempo atrás, el tío Ok mencionó que tía y sobrina eran bastante parecidas, sus rostros evocaban a las actrices del cine mudo y sus sonrisas poseían un aire encantador. Suho sonrió orgulloso diciendo que era obvio: las mujeres de su familia siempre habían sido hermosas. Su hija se sintió halagada, aunque la semejanza terminaba en sus apariencias, pues la pequeña Oh todavía estaba lejos de hallarse al nivel de alguien como la Sra. Byun.

Algo que su abuelo descubriría muy pronto.

—Estoy sorprendido, realmente, jamás pensé que serías tú la única de mis hijos que no me decepcionaría —siguió hablando Yunho, desde el rincón oscuro en que había ido a tumbarse.

Daba la impresión de que le costara enfocar la vista y las palabras brotaban pastosas de su boca. Aquello debía ser un efecto de la desintoxicación, un síntoma más de lo mucho que el hombre se negaba a ver la realidad. Al menos no nos ha atacado, pensó Yixing, junto a Irene.

—Me jode bastante, ya sabes, pero espero me disculpes. Estaba seguro de que resultarías tan inútil como la perra de tu madre, no me di cuenta de que aunque eres mujer, llevas mi sangre. Claro que suponer que la debilidad de esa idiota te haría menos digna no fue mi único error, siempre te dije que cuidarás de tu oppa a cambio de su protección. Me equivoqué, vi a un líder en un maldito cobarde y...

El ataque de tos que lo acometió pareció arrancarle las fuerzas que le quedaban, concediéndole la apariencia de un viejo en sus sesenta, acabado no sólo por el tiempo sino también por la vida que había estado llevando durante todo ese tiempo. Irene se sorprendió a sí misma cuando aquella imagen la hizo sentir lástima, una pena tan profunda que casi resultaba dolorosa. Avanzó un par de pasos, consciente de lo que hacía por más locura que pareciera, hasta que la mano de Yixing la sujetó con fuerza.

—¿Qué crees que haces? —murmuró, alarmado.

—Necesito hablarle de cerca, sólo así estaré segura que comprende lo que le digo.

—Tal vez no veas lo que yo, pero él cree que eres su hija. Tenemos suerte de que no se te lanzara encima.

—Oh, sí —coincidió Donghae— A mí me atacó nada más verme.

—Por favor, el viejo sólo está delirando, no tiene fuerzas ni para moverse ya lo creo que las tendrá para atacarme. Y si lo hiciera, no soy tan débil, puedo...

Muñeca de cristal [Seulrene] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora