Capítulo XIII: Las reglas.

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Sabía que le gustaba y eso le asustaba, nunca espero enamorarse, y menos de él, menos de alguien del bosque, menos de un hombre

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Sabía que le gustaba y eso le asustaba, nunca espero enamorarse, y menos de él, menos de alguien del bosque, menos de un hombre.

Su madre lo iba a matar, sabía eso de memoria, no solo por el hecho de que la había desobedecido, había ido al bosque y había dado su nombre a personas que desconocía.

Se pasó una mano por el pelo sin saber que pensar o hacer, se tiró a su cama boca arriba mirando al techo de su habitación tratando de no sobrepensar el tema.

¿Que debía hacer?

No lo sabía.

Volteo su mirar a la ventana observando como el sol se iba escondiendo poco a poco, en pocos minutos se tendría que encontrar con Kakucho y aquello le puso los nervios de punta.

Se regaño mentalmente por parecer una enamorada de quince años, volteo los ojos ante ese pensamiento. Se levantó de la cama, agarro su chaqueta, sus padres no estaban ese día y sabía que llegarían pasadas las cinco de la mañana, en pocas palabras ese día tenía más tiempo que los anteriores.

Sonrió tenuemente, se acercó a la ventana pasando su pie, después su mano y así sucesivamente con su cuerpo quedando encima de las ramas del árbol, le sorprendía que en todo el tiempo que llevaba haciendo esa rutina nunca se allá caído o matado, levanto los hombros empezando a descender poco a poco.

No tardó en tocar tierra firme, empezó a caminar algo rápido, se sumergió en el bosque observando como todas las veces las variedad de formas y colores que se encontraban ahí.

Se tomó su tiempo pará pensar con más calma la situación, el bosque siempre lo calmaban y le hacía pensar con cabeza fría las cosas. Miro el oscuro cielo enfocando la luna encima de él, le sonrió y empezó a caminar enfocando al frente de él aquella cabaña que ya de sabía de memoria.

Se acercó al guardia, con el tiempo que habia pasado con Kakucho sabía que este se llamaba Mitsuya Takashi, un chico de pelo morado y ojos de este mismo, de piel blanca no como la nieve si no un poco más oscura, una chico muy amable y simpático a sus ojos.

Llegó al lado de este el cual lo dejo pasar sin quejas, Mitsuya se sabía de memoria por qué estaba Izana ahí de igual manera, el peliblanco llegaba todos los días a la misma hora y se dirigía siempre a la misma mesa con la misma persona, volteo los ojos pensando que el amor era algo estúpido y miro a la luna pensando como acabaría todo eso.

Izana se adentro a la cabaña, a sus oídos llegó la música suave y sonidos de personas como siempre, busco con la mirada su mesa enfocando a su acompañante en esta, se apresuró temiendo hacer esperar al chico, le sorprendió verlo ahí de igual forma, la mayoría de veces era él quien llegaba antes.

Llegó a la mesa, los ojos rojos no tardaron en notarlo, se sonrieron mutuamente entre ellos. Tomo asiento frente a su acompañante.

- ¿Por qué tan tarde? - Empezó Kakucho con algo de burla, era raro ver a Izana llegando después de él.

Caperucita roja y el Vampiro feroz  (Takemikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora