Capítulo XVI: La verdad.

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Abrió sus ojos al escuchar las palabras de la chica al frente suyo, ¿La madre de Takemichi era pariente suya? ¿Significaba que eran familiares?, No, no, no tendría sentido

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Abrió sus ojos al escuchar las palabras de la chica al frente suyo, ¿La madre de Takemichi era pariente suya? ¿Significaba que eran familiares?, No, no, no tendría sentido.

Sus ojos alumbraban con temor, la mayoría ahí lo noto, se miraron algo preocupados entre ellos al ver que el rubio no decía nada. Senju dio un suspiro pensando si debía aclarar las dudas al chico en ese momento, no era adecuado, tenían a un asesino entre ellos.

Sus ojos celestes chocaron con los azules del hombre a unos pasos de ella, esos ojos sin brillo que decían a gritos que se callara y que no hablara, que no sabía que consecuencias habrían si su boca se volvía a abrir.

El miedo no la inundó, reto con la mirada al hombre con la mirada sería sin mostrar ninguna intimidación en ella, por qué aunque nunca había perdido a alguien por aquel hombre el rencor seguía presente, había presenciado las lágrimas de todos sus amigos, el como se lamentaba echándose la culpa de las muertes en las cuales no tuvieron nada que ver.

Respiro tratando de calmar la rabia que la invadió, no era momento para sentimentalismo, debía actuar y aclarar las cosas.

Mikey se le adelantó cuando ella iba a hablar.

- ¿Takemicchi....y yo somos familiares? - Hablo con algo de miedo odiando que su voz se allá quebrado a la mitad de la oración.

Senju sonrió levemente, nego con la cabeza. Mikey soltó todo el aire que había contenido.

- No, niño - Empezó sintiendo la mirada de enojo encima de ella - Ame fue adoptada por tu familia consiguiendo así el apellido - Soltó un pequeña risa.

Y Takemichi también soltó el aire que tenía en sus pulmones sin saber cuándo había dejado de respirar. Senju siguió.

- Cuando tus abuelos eran jóvenes adoptaron a una chica de unos cuantos años de edad, más o menos como la tuya -

Iba caminando por las calles desoladas, el frío pegaba contra su piel algo sucia y mal cuidada, su estómago rugía por los días sin comer

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Iba caminando por las calles desoladas, el frío pegaba contra su piel algo sucia y mal cuidada, su estómago rugía por los días sin comer. De igual forma no se arrepentía de haber escapado de su casa, era lo mejor para ella y para su familia, lo único que había echo en aquellos 18 años era ser una inútil, alguien sin un futuro, su madre se lo había recalcado toda su vida.

Caperucita roja y el Vampiro feroz  (Takemikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora